Fotografìa aérea de la ciudad alemana de Dresde, después de los bombardeos aliados de noviembre de 1942, procedencia AP.
Los ingenieros comienzan por establecer un inventarios de los tipos de bombas utilizadas y encuentran tres tipos distintos que son predominantes en la ofensiva: bombas de fragmentación con poco material explosivo y una sobrecarga de metal en su extructura de acorazamiento, las minas explosivas cuya cubierta es una lámina fina y su material explosivo es altamente concentrado, y la bomba incendiaria de racimo. Estos últimos artefactos incendiarios se venían utilizando para iluminar grandes porciones de superificie para que los aviones de seguimiento de la RAF fotografiarán los efectos de los otros tipos de bomba.
Acto seguido los ingenieros solicitaron fotografías aéreas estereométricas de las principales ciudades alemanas para poder elaborar planos y establecer con ello sus principales características geográficas, topográficas y urbanas. Los esfuerzos de los especialistas se orientaban en última instancia a establecer la ubicación de edificios de gobierno, hospitales, escuelas, zonas habitacionales, puentes, canales y fábricas.
Por último se hicieron ensayos con una combinación de artefactos explosivos e incendiarios para establecer la mejor proporción, es decir, aquella que causara el mayor daños posible. Para esto los ingenieros estudiaron minuciosamente la distribución de las ciudades alemanas y encontrarón un crecimiento del centro hacía la periferia, es decir, el primer cuadro de las ciudades era más antiguo que las periferias, por tanto hacia el centro se observaban zonas densamente pobladas, calles pequeñas y edificios cercanos unos de los otros...en cambio en la periferia este patrón desordenado desaparecía, había más espacio. Otro factor que fue estudiado es el material con el que están construidos los edificios de la zona densa, se encontró que en su mayoría los edifios tenían techos de barro y materiales ligeros. Además, en el interior, había en su mayoría muebles de madera, cortinas de lino y libros, es decir más material combustible. Otros aspectos considerados fueron los materiales pesados sobre todo el hormigón de puentes, estaciones de trenes, canales de distribución, centrales eléctricas y las fuentes de agua que surtían cada ciudad. Finalmente se diseñaron distintas rutas para la propagación de ondas expansivas supersónicas y de propagación potencial del fuego, buscando establecer una comparación de índices de destrucción.
Las conclusiones a las que llegaron los ingenieros fueron las siguientes: que los explosivos podían causar un máximo de daño estructural pero definitivamente ninguno ahí donde hubiese refugios antiaéreos, sótanos y emplazamientos blindados del ejército alemán (1), que debería de buscarse un daño múltiple que fuese al mismo tiempo duradero y de impacto, ninguna incursión terrestre tendría exito si antes desde el aire no se aseguraba la supremacia aérea (3), y finalmente que las ciudades alemanas tendrían que ser incendiadas desde el aire utilizando al máximo una ténica de propagación aprovechando la concentración de materiales inflamables en edificios antiguos y zonas densamente pobladas (4).
Así, las características de las ciudades alemanas dieron pie a toda una técnica de disposición de los explosivos: este debería arder durante un lapso de 38 minutos en torno al punto de impacto, en seguida los materiales incandescentes de la bomba deben de propagarse e incendiar los materiales de que está hecho el edificio y luego, superar el obstáculo de la calle para apropiarse de otros edificios, y así hacer daño a un área extensa. El calcular la velocidad de progación, posibles trayectorias y establecer indíces de vulnerabilidad compete a matemáticos, especialistas en estadística. El cálculo de la proporción de los elementos inncendiarios en la mezcla de ignición corresponde a los ingenieros químicos.
A finales de junio de 1942 el nuevo método de bombardeo aéreo estaba listo y se trataba de una combinación letal: por un lado el poder destructivo de la mina explosiva capaz de pulverizar edificios y construcciones de hormigón, y por otro lado la bomba incendiaria que fusionaba en distintas proprociones gasolina, goma, resina sintética, aceite, asfalto líquido, gel, pequeñas cantidades de jabón metálico, ácidos grasos y algo de fósforo. En esta combinación de artefactos, el primer tipo de bomba era utilizado como un ariete que golpeaba la estructura de los edificios y penetraba tres pisos, el segundo tipo llegaba hasta ahí y liberaba una marea de fuego de larga duración que se propagaba por una superifice extensa ayudado por los materiales de los mismos edificios y el viento. Adicional a lo anterior deberían de evitarse las operaciones de los bomberos, que habían significado en el pasado un serio desafío por su eficaz desempeño en la remoción de escombros y la extinción del fuego, así que, para ellos, se lanzaron bombas de fragmentación con un temporizador accionado por un mecanismo de presión: las bombas caían pero no estallaban, se enterraban en los escombros, pero al momento de que se intentará "limpiar" la zona las bombas estallaban desintegrando a todo aquel que estuviera en un radio de 100 mts., de esta manera se hizo imposible la extinción del fuego, su avance y sus efectos tóxicos de los que no se salvaban ningún refugio subterráneo, civil o militar. Con estas tormentas de fuego las ciudades de Rostock, Hamburgo, Darmstadt, Heilbronn, Pforzheim, Wurzburgo y Berlín fueron borradas del mapa con casi la mayoría de sus habitantes,
Al respecto Jorg Friedrich señala que: "Nunca en la historia de la guerra se había concebido una arma tan científicamente elaborada como en el ataque incendiario. Se juntaron el estudio y la acción. Sin un concepto meticuloso de la destrucción aquella técnica no habría pasado de ser una novedad pasajera. Su calibración, afinación y perfeccionamiento se fueron logrando por ensayo y error. El principio rector de esta táctica de exterminio fue que los grandes barrios civiles debían atacarse desde el aire ya que ofrecían gran cantidad de puntos débiles y estos erán el combustible ideal del gran incendio". Lo único que superaría la magnitud destructiva de esta combinación fueron, en perspectiva, las bombas atómicas. Por su parte W. G. Sebald coincide en que: "A partir de 1942 la estrategia de los bombardeos se orienta hacia el hecho de causar el mayor daño posible entre los alemanes, atacando principlamente a centros civiles para provocar con ello el máximo terror psicológico y esto sólo era posible a través del incendio".
MÉTODO CIENTÍFICO PARA INCENDIAR CIUDADES ALEMANAS EN 1942
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
2008
Hacía finales del fulgurante y combativo año de 1941, el Comando Central responsable de los bombardeos a las ciudades del Tercer Reich admiten por fin que sus acciones han logrado, pese a su densidad, muy pocos efectos significativos para quebrar la moral de la Alemania Nacional-Socialista. Por tanto, concluye, se requiere una nueva concepción y sobre todo un método de precisión -inexistente hasta ese momento-, para conseguir con un mínimo de recursos el mayor daño posible. Bomber Comand* no está satisfecho con los resultados obtenidos y veía cómo día a día los esfuerzos para el despliegue de operaciones se estrellan con las defensas antiaéreas alemanas y con las "ciudades de hierro" que resisten una y otra y otra vez los bombardeos. El principio de la superioridad industrial ya no es por si mismo una base sólida de operación, se requiere además de una racionalidad que evalué objetivamente, basado en datos reales, el impacto efectivo de los raids. Por estas razones la Royal Navy solicita a la representación de su Majestad la intervención de ingenieros químicos en las actividades de investigación, planeación estratégica e instrumentación de operaciones, que asesoren al Alto Mando británico en cuanto a los métodos más eficaces para quebrar la ecúmene hitleriana.
Los ingenieros comienzan por establecer un inventarios de los tipos de bombas utilizadas y encuentran tres tipos distintos que son predominantes en la ofensiva: bombas de fragmentación con poco material explosivo y una sobrecarga de metal en su extructura de acorazamiento, las minas explosivas cuya cubierta es una lámina fina y su material explosivo es altamente concentrado, y la bomba incendiaria de racimo. Estos últimos artefactos incendiarios se venían utilizando para iluminar grandes porciones de superificie para que los aviones de seguimiento de la RAF fotografiarán los efectos de los otros tipos de bomba.
Acto seguido los ingenieros solicitaron fotografías aéreas estereométricas de las principales ciudades alemanas para poder elaborar planos y establecer con ello sus principales características geográficas, topográficas y urbanas. Los esfuerzos de los especialistas se orientaban en última instancia a establecer la ubicación de edificios de gobierno, hospitales, escuelas, zonas habitacionales, puentes, canales y fábricas.
Por último se hicieron ensayos con una combinación de artefactos explosivos e incendiarios para establecer la mejor proporción, es decir, aquella que causara el mayor daños posible. Para esto los ingenieros estudiaron minuciosamente la distribución de las ciudades alemanas y encontrarón un crecimiento del centro hacía la periferia, es decir, el primer cuadro de las ciudades era más antiguo que las periferias, por tanto hacia el centro se observaban zonas densamente pobladas, calles pequeñas y edificios cercanos unos de los otros...en cambio en la periferia este patrón desordenado desaparecía, había más espacio. Otro factor que fue estudiado es el material con el que están construidos los edificios de la zona densa, se encontró que en su mayoría los edifios tenían techos de barro y materiales ligeros. Además, en el interior, había en su mayoría muebles de madera, cortinas de lino y libros, es decir más material combustible. Otros aspectos considerados fueron los materiales pesados sobre todo el hormigón de puentes, estaciones de trenes, canales de distribución, centrales eléctricas y las fuentes de agua que surtían cada ciudad. Finalmente se diseñaron distintas rutas para la propagación de ondas expansivas supersónicas y de propagación potencial del fuego, buscando establecer una comparación de índices de destrucción.
Las conclusiones a las que llegaron los ingenieros fueron las siguientes: que los explosivos podían causar un máximo de daño estructural pero definitivamente ninguno ahí donde hubiese refugios antiaéreos, sótanos y emplazamientos blindados del ejército alemán (1), que debería de buscarse un daño múltiple que fuese al mismo tiempo duradero y de impacto, ninguna incursión terrestre tendría exito si antes desde el aire no se aseguraba la supremacia aérea (3), y finalmente que las ciudades alemanas tendrían que ser incendiadas desde el aire utilizando al máximo una ténica de propagación aprovechando la concentración de materiales inflamables en edificios antiguos y zonas densamente pobladas (4).
Así, las características de las ciudades alemanas dieron pie a toda una técnica de disposición de los explosivos: este debería arder durante un lapso de 38 minutos en torno al punto de impacto, en seguida los materiales incandescentes de la bomba deben de propagarse e incendiar los materiales de que está hecho el edificio y luego, superar el obstáculo de la calle para apropiarse de otros edificios, y así hacer daño a un área extensa. El calcular la velocidad de progación, posibles trayectorias y establecer indíces de vulnerabilidad compete a matemáticos, especialistas en estadística. El cálculo de la proporción de los elementos inncendiarios en la mezcla de ignición corresponde a los ingenieros químicos.
A finales de junio de 1942 el nuevo método de bombardeo aéreo estaba listo y se trataba de una combinación letal: por un lado el poder destructivo de la mina explosiva capaz de pulverizar edificios y construcciones de hormigón, y por otro lado la bomba incendiaria que fusionaba en distintas proprociones gasolina, goma, resina sintética, aceite, asfalto líquido, gel, pequeñas cantidades de jabón metálico, ácidos grasos y algo de fósforo. En esta combinación de artefactos, el primer tipo de bomba era utilizado como un ariete que golpeaba la estructura de los edificios y penetraba tres pisos, el segundo tipo llegaba hasta ahí y liberaba una marea de fuego de larga duración que se propagaba por una superifice extensa ayudado por los materiales de los mismos edificios y el viento. Adicional a lo anterior deberían de evitarse las operaciones de los bomberos, que habían significado en el pasado un serio desafío por su eficaz desempeño en la remoción de escombros y la extinción del fuego, así que, para ellos, se lanzaron bombas de fragmentación con un temporizador accionado por un mecanismo de presión: las bombas caían pero no estallaban, se enterraban en los escombros, pero al momento de que se intentará "limpiar" la zona las bombas estallaban desintegrando a todo aquel que estuviera en un radio de 100 mts., de esta manera se hizo imposible la extinción del fuego, su avance y sus efectos tóxicos de los que no se salvaban ningún refugio subterráneo, civil o militar. Con estas tormentas de fuego las ciudades de Rostock, Hamburgo, Darmstadt, Heilbronn, Pforzheim, Wurzburgo y Berlín fueron borradas del mapa con casi la mayoría de sus habitantes,
Al respecto Jorg Friedrich señala que: "Nunca en la historia de la guerra se había concebido una arma tan científicamente elaborada como en el ataque incendiario. Se juntaron el estudio y la acción. Sin un concepto meticuloso de la destrucción aquella técnica no habría pasado de ser una novedad pasajera. Su calibración, afinación y perfeccionamiento se fueron logrando por ensayo y error. El principio rector de esta táctica de exterminio fue que los grandes barrios civiles debían atacarse desde el aire ya que ofrecían gran cantidad de puntos débiles y estos erán el combustible ideal del gran incendio". Lo único que superaría la magnitud destructiva de esta combinación fueron, en perspectiva, las bombas atómicas. Por su parte W. G. Sebald coincide en que: "A partir de 1942 la estrategia de los bombardeos se orienta hacia el hecho de causar el mayor daño posible entre los alemanes, atacando principlamente a centros civiles para provocar con ello el máximo terror psicológico y esto sólo era posible a través del incendio".
1 comentario:
Como estrategia de respuesta, una vez más, me situaré desde dos posiciones distintas:
1) la parte emocional o las remembranzas que me mueven a comentar tus escritos, y la verdad, te debo confesar que eres el causante de una catarsis que ignoraba podía dar fruto en un tema tan escabroso, en otras palabras me mueve en el comentario una recelosa actitud de fuerza interior que desconocía.
2) La parte informativa, o técnica de la guerra, no menos interesante de la primera, y ello me sirve para documentarme más, a favor, por supuesto, de tu reseña.
1- Con este escrito se pone en evidencia como la 2ª gran guerra no fue sólo el genocidio de Hitler, en dónde se han ensañado en poner el dedo acusador. Estos han sido sólo mecanismos o herramientas de adoctrinamiento para las masas. En realidad los 10 millones (no estoy muy segura de esta cifra) de muertos, no se cosecharon entre las filas de los aliados, sino en los recintos mismos de los países europeos que en el interior combatían como partisanos en la Resistencia, en el mejor de los casos, teniendo la conciencia de luchar en contra de un enemigo común: el fascismo. (Lo que se ve en el cine de Rossellini, por ejemplo con “Roma cittá aperta”, y otros films-documentos, o en la novela de Italo Calvino “Il nido dei ragni” ; o “Uomini e no” de Elio Vittorini, en la narrativa neorrealista italiana, libros que relatan en su cruda realidad, la integridad de hombres y mujeres dispuestos a morir por un ideal de libertad, casi un mito en estos días).
Por otro lado estaban los que, sin quererlo, se encontraban en medio de un conflicto bélico, sin tener conciencia de su devenir, (entre ellos los niños..).
Yo misma guardo en mi memoria relatos estremecedores sobre las hazañas de mis abuelos y mis padres, de cómo encaraban esta faceta de la guerra, que sólo quien lo ha vivido de cerca puede dar cuenta. Estas evidencias, evidentemente, son sólo el recuerdo de los sobrevivientes, de sus amigos y familiares cercanos. La historia oficial y pública calla lo que la verdadera historia de los individuos particulares vive en el interior de la tragedia de una guerra.
Nb: Este comentario quiere seguir relatando con pasión y enjundia lo que ha quedado en las vísceras de los hijos de aquella guerra...
2- Por otro lado, las técnicas de las que tú hablas, abrieron paso al “proyecto
Manhattan”, que fue el nombre en clave de un proyecto de investigación científico, llevado a cabo durante la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos con ayuda parcial del Reino Unido y Canadá. El objetivo final del proyecto era el desarrollo de la primera bomba atómica.
[He aquí lo que encontré de este proyecto: (olvidé copiar el nombre de la página, pero no será difícil encontrarlo, si te hace falta para tu reseña]:
La investigación científica, denominada “proyecto Manhattan” fue dirigida por el físico Julius Robert Oppenheimer mientras que la seguridad y las operaciones militares corrían a cargo del general Leslie Richard Groves. El proyecto se llevó a cabo en numerosos centros de investigación siendo el más importante de ellos el Distrito de Ingeniería Manhattan situado en el lugar conocido actualmente como Laboratorio Nacional Los Álamos.
El proyecto agrupó a una gran cantidad de eminencias científicas (física, química, ciencias informáticas). Dado que tras los experimentos en Alemania previos a la guerra se sabía que la fisión del átomo era posible y que los nazis estaban ya trabajando en su propio programa nuclear no costó reunir a todas aquellas mentes brillantes que eran también pacifistas e izquierdistas en su mayoría. Exiliados judíos muchos de ellos, hicieron causa común de la lucha contra el fascismo aportando su grano de arena a la causa: conseguir la bomba antes que los alemanes.
El primer ensayo atómico exitoso ocurrió en el desierto de Alamo Gordo, en Nuevo México. El artefacto se llamó Trinity y se trataba de una bomba-A de plutonio del mismo tipo que Fat Man que sería lanzada sobre Nagasaki días después. En la actualidad este lugar está marcado por un monolito cónico negro de silicio resultado de la fusión de la arena bajo el efecto del calor provocado por la explosión.
Centros de investigación
El proyecto Manhattan comenzó inicialmente en diferentes universidades estadounidenses, notablemente la Universidad de Chicago con los primeros tests de reacción en cadena producidos bajo la dirección del físico italiano Enrico Fermi. Posteriormente se estableció el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, dirigido por la Universidad de California.
Los principales centros en los que llevó a cabo el proyecto fueron:
Hanford Site, Washington; Que alcanzó una extensión de 1 000 millas cuadradas (2.600 km²) e incluyó terrenos de las pequeñas ciudades cercanas de Hanford y White Bluffs.
Laboratorio Nacional Los Álamos, Nuevo México.
El Laboratorio Nacional de Oak Ridge, Tennessee; con una extensión de más de 60.000 acres (243 km²).
El Complejo Nacional de Seguridad Y-12,
Y numerosos otros centros.
La existencia de estos centros fue mantenida en secreto hasta el final de la guerra. En muchos casos los trabajadores desconocían el proyecto en el que estaban trabajando.
Para mediados de 1945, el proyecto empleaba a más de 130.000 personas con un coste total de cerca de dos mil millones de dólares estadounidenses de la época - veinte mil millones de dólares actuales ajustando las variaciones por inflación.
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