RARÁMURIS.
SITIADOS POR LA POBREZA,
EL HAMBRE Y EL NARCOTRÁFICO
(1) y (2)
JORGE
ANTONIO DÍAZ MIRANDA & PATRICIA BERMÚDEZ MORENO*
Jueves
16 de agosto DE 2012
Camilo Villegas-Cruz se pudre en una cárcel federal de Estados Unidos.
En marzo de este año cumplió 22 años y tal parece que los próximos 46 meses
será prisionero de un tortuoso sistema judicial que lo juzgó con severidad por
el delito de tráfico de drogas; y que aún podría sentenciarlo a por lo menos
otros 22 años más por conspiración, por posesión de estupefacientes con el
propósito de distribuirlos y por reingresar a Estados Unidos de forma ilegal.
Villegas- Cruz es un indígena tarahumara que nació en una población cercana al
Cañón de Sinforosa ubicado en la Sierra Madre dentro del estado mexicano de
Chihuahua. El proceso judicial de la corte federal estadounidense está lleno de
irregularidades que atentan contra las disposiciones de la Corte Internacional
de Justicia y los tratados internacionales para la protección de poblaciones
indígenas en situación de vulnerabilidad social y explotación laboral. No
obstante, la sentencia ha sido dictada por un juez federal sin el
acompañamiento legal que por ley está obligada a realizar la embajada mexicana
en aquel país.
Hasta los 17 años, Camilo competía en las carreras tradicionales rarajipari, en las que concursantes de
distintas comunidades tarahumaras patean una pelota de madera por senderos
rocosos.
Al igual que sus compañeros competidores, Villegas-Cruz desarrolló la
extraordinaria resistencia física de correr hasta 80 kilómetros sin beber agua,
y adquirir uno de los más extraordinarios entrenamientos físico-atléticos
que permite la sobrevivencia en climas
extremos. Estas habilidades fomentadas por los tarahumaras por poco más de 500
años esta siendo utilizada hoy por los narcotraficantes para pasar droga a través
del desierto de Nuevo México.
Al cumplir los 18 años, Villegas-Cruz fue “enganchado para un jale” que
consistía en llevar una mochila de 22.6 kilogramos de marihuana a través de la frontera en el desierto de Nuevo México. Después de tres
días de caminata dentro de territorio estadounidense, un sistema de vigilancia
aérea Dron o avión no tripulado, de la clase Raptor, localizó la caravana en la que
iba el indígena, envió las coordenadas GPS a la patrulla fronteriza que de
forma inmediata activó un operativo especial de persecución y captura. Curio$amente sólo atraparon a Villegas-Cruz
y a los otros “mochileros”, pues los polleros, halcones y guardias armados
escaparon, sin que haya una explicación plausible por parte de los comandantes
estadounidenses de zona, destacados en ese punto geográfico de la frontera. Ese
mismo día, pasaron hacia Estados Unidos, por el mismo lugar, al menos 2
caravanas más de “mulas” cargadas con mochilas que contenían hasta 30.9 k de skkank, marihuana, aceite de hachís, efedrina
y precursores químicos; embalados en Oaxaca.
Pero ¿cómo fue que Camilo Villegas-Cruz se convirtiera de un joven súper
atleta a “mula” de los cárteles? Randy Gingrich nos ofrece pistas clave para
entender el desmoronamiento social de las comunidades indígenas de la Sierra
Madre: el deterioro progresivo del nivel de vida en poco más de cincuenta años,
la escaza inversión gubernamental y la peor sequía registrada en los últimos
setenta años; son algunos de los factores que intervienen en la tragedia
rarámuri que los coloca en una situación de marginalidad. De lo que los cárteles
de la droga se aprovechan al reclutar a jóvenes tarahumaras empobrecidos para
realizar la extenuante odisea de
transportar drogas a pie hacia los
Estados Unidos. La paga para estas “mulas de la droga” es, en la
perspectiva de la pobreza alimentaria y
enfermedad en la que viven los tarahumaras, algo que no es fácil de despreciar:
$1500 dólares estadounidenses por mochila.
Don Morrison, que se desempeña como defensor de oficio de algunos
indígenas mexicanos en la corte federal de Estados Unidos, dice que la guerra
contra el narcotráfico emprendida por el gobierno mexicano ha obligado a los
cárteles a buscar alternativas degradantes encontrando en comunidades
indígenas, como la de la que proviene Villegas-Cruz, familias desesperadas que
están dispuestas a todo con tal de sobrevivir. Otros factores indeseables para
la sobrevivencia de la cultura tarahumara es la invasión de empresas mineras,
madereras y turísticas que operan en contra de las comunidades indígenas de la
zona. En comunidades como Guachochi y Norigachi, llegan a diario amenazas de
desalojo por parte de empresarios y grupos políticos priístas, bajo el pretexto
de “modernizar e impulsar el desarrollo sustentable”.
*Derechos de Autor ®
(1) Con información de
Amnesty International, ONG Tierra Nativa
de Randy Gingrich, Newsweek Inc y la fiscalía del condado de Adelanto,
California.
(2) Christopher
McDougall (2009) Born to Run: A Hidden
Tribe, Superathletes, and the Greatest
Race the World has Never Seen. Ed. Vintage,
USA. ISBN-13: 978-0307279187
No hay comentarios.:
Publicar un comentario