Lo que más me late de estos tipos es la conexión que establecen con el personal...en 1999 la fiebre picante al rojo vivo está en su apogeo y la presentación de estos locos funkeros en el festival de Woodstock nos ilustra de la potencia musical, en un proceso natural en que las producciones de estudio se acercan a los directos desde una explosión energética de ritmo, humor y cachondeo locuaz. Señoras y señores, aunque os mole, aquí están de nuevo los Peppers con un carnaval de lujuria, en plena feria de ausencias provocada por el SIDA.
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