LA POLÍTICA CERO, EN MÉXICO.

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA

2009-12-30

La política cero es –ha sido y seguirá siendo- una dictadura perfecta. Un instrumento perfecto para carroñeros oportunistas, licántropos insaciables, ratas de albañal, porcinos salvajes y antropoides belicistas antropófagos. La política cero es una política que no sirve para el desarrollo humano. La política cero es un cero a la izquierda para el mejoramiento de la convivencia social, porque es antidemocrática, facciosa, retrograda, unilateral, inmovilizada, banal, mentirosa, histriónica, mediática, alevosa, premeditada, ventajera. La política cero es puro y duro cinismo, nihilismo institucionalizado, auto referencia pontificada y machismo a toda maquina. La política cero es una utopía psicótica escindida de la realidad. La política cero es sumisión a ciegas y obediencia debida. La política cero es confundir la conducción y el gobierno con un Estado carcelario. La política cero toma la ley como un fin en sí mismo, y no como una herramienta de mediación equitativa. La política cero confunde la ley con la justicia.

La política cero es prometer mucho en periodos de campaña, hacer casi nada con el poder concentrado y retirarse a un cómodo exilio con jugosas pensiones vitalicias. La política cero es cero política, o sea, ninguna representación real de los interese de las mayorías. La política cero es tan sólo propaganda, macroeconomía maquillada y fanfarronería etílica. La política cero es chaparrita, peloncita, de lentes, ufana de sí, desafiante cuando la sangre en riesgo es la de subordinados, pendenciera, rijosa, irascible. La política cero es la política de los testículos empoderados, de las casacas militares, de los retenes, de las madrizas policiacas, de la tortura judicial, de las detenciones arbitrarias. La política cero es hacer valer una cifra ínfima 0.56% para aplastar cualquier expresión de disidencias, comprar los otros poderes y atenazar a la población con una guerra perdida, supuestamente dirigida contra los delincuentes.

Como antaño, como hoy y como siempre, la política cero es el artefacto de la doble moral, con el que se encubre a los amigos y se encarcela a los enemigos. La política cero es la ausencia del marco de la ley, la desintegración de las deontologías, el rompimiento del pacto social, es la ley del revolver a favor de los grandes mercenarios.

La política cero es tan sólo la política de los grandes bisnes, de los lobbys de presión, de los monopolios que se coluden entre sí para desangrar países. La política cero se puede reducir a un teorema simple, privatizar las ganancias y hacer públicas las pérdidas. La política cero sirve al capitalismo de cuates, a la sociedad narca, a la alta burocracia, a las elites sindicales, al presidente y a los amigos del presidente; le sirve a los tres grandes partidos políticos, a sus bancadas legislativas y a la gran red de intereses a las que sirven, a las que en realidad representan, a las que en todo momento están dispuestos a defender. La política cero es una negociación oscura entre voluntades siniestras que trafican la vida y la muerte de humanos, ecosistemas y sociedades. La política cero es una apuesta a la dependencia de Estados Unidos. La política cero es una renuncia a la soberanía territorial. La política cero es abrir las fronteras al mercado des regularizado, proteccionista y arancelario; es decir a la economía de mercado fraudulenta, inequitativa y disfuncional.