lunes, abril 11, 2011

DE CUALQUIER FORMA, NADA APORTAN...

La verdad es que los monopolios de la televisión y la radio en México no aportan nada significativo a la calidad del periodismo que se genera. Saturados de lectores de noticias, comentadores de boletines de prensa de la presidencia de la república, amarrados y autocensurados desde adentro por los "patrones, dueños y promotores comerciales", el periodismo de esos grandes medios se ve orientado como fin en sí mismo al comercio y los ires y venires de las empresas que se anuncian. Desde los espacios informativos de esos medios, la demoscopia se emplea como un pretexto para presentar lo que las encuestadoras les dicen que es la preferencia del gran público, sin mediación de una crítica ni el más elemental razonamiento de que la realidad no son las encuestas. Los recientes acuerdos que entre los monopolios se alcanzó para la -dizque- cobertura noticiosa concerniente al crimen organizado en México es paja que mira a otro lado, hacia los posibles beneficios económicos prestados al gobierno, los cuales se lograrían después de una intensa negociación. No olvidemos que los mayores incitadores de la violencia son los medios que siempre han estado ligados a los peores intereses, aquellos que son oscuros y que nada hacen para capitalizar a este país de cultura y desarrollo social. No olvidemos que fueron las televisoras -que ocupan un lugar prominente en este conjunto de empresas- las que en su día y para elevar el ratting impulsaron telebasura de nota roja y escándalos de reality Show. Lo peor que le ha acurrido a México es que la televisión abierta aporte desinformación, miseria, oficialismo y alineación a lo peor del anacronismo. El clasismo y la discriminación son la moneda corriente. Ningun medio en México se puede preciar de sus genuinas aspiraciones democráticas, la única democracia que conocen es la de las nalgas, de la jotería empoderada, los albures, el escándalo y los silicones en su apuesta por las tallas mayores. La televisión mexicana y la radio, son en su mayoría obcenos, obsoletos, involutivos, desinformados, ignorantes, mal intencionados, alevosos y ventajeros. México para ellos, son la fabulosa república del morbo y desde ahí montan aberrantes programaciones que son en conjunto una triste summa de lugares comúnes y paupérrimo lenguaje. El empobrecimiento semántico, semiológico y comunicativo de la cultura en México es en gran parte responsabilidad de las grandes televisoras. Así que, no importan sus cuerdos sobre supuestas coberturas criminales, de cualquier forma, nada aportan...  

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