sábado, marzo 26, 2011

A EXTRANGE MAN

Llega gente extraña desde el camino del norte. Hombres furtivos que se mueven en la sombra, al amparo de la oscuridad en turbulentos coches de cilindros potentes. Vienen y van como cargando a cuestas una marea de fantasmas con cirios encendidos . Así llegó él un día cualquiera, en medio de la tarde, al volante de una hummer negra. Nadie sabía de dónde era, cómo se llamaba y la razón de por qué llegó a ese rancho escondido. Desde ese día hasta hoy jamás se le volvió a ver de día. Siempre se iba de noche y llegaba de noche. Ninguno del pueblo lo había visto. Se sabía de él a través del profundo silencio de ella y su rostro de niña asaltado por una inerte mirada evasiva. "Ella" era su novia o yo qué sé. Un día, tras una larga ausencia, el fuereño volvió al pueblo con efusivas noticias frescas sobre su trabajo de guardaespaldas con poderosos políticos. Se fue otra vez de noche y regresó varios días después, aunque esta vez no llegó solo... En ese tiempo comenzaron a escucharse sordos rumores de grandes automotores que iban y venían por los caminos escondidos de altos matorrales y los senderos empedrados por el que sólo caminaba el ganado hacia los abrevaderos. Gente extraña aparecía en el camino verde haciendo preguntas que nadie entendía. Otras noches se escuchaba un martilleo incesante de un taladro neumático que se activaba a las 12 PM y terminaba a eso de las 3 de la madrugada. Luego, columnas de humo se levantaban en descampados alcanzando la brisa que diseminaba una mezcla de olores a plástico, tinta textil y carne carbonizada. Era en el tiempo del frío, cuando el amanecer develaba una densa nube sobre las montañas, que se alejaba luego hacia el llano grande. Una noche llegó otra vez el extraño, acompañado con otros que miraban ansiosos hacia todos lados. Aparcaron la camioneta GMC frente al aguaje del hule, descendieron todos del vehículo descargando una maleta oblonga. En el interior de las piletas se escuchaba un movimiento incesante de personas que iban y venían trayendo carmallolas de agua. Ninguna palabra, solo movimientos que iban y venían por los pasillos, cerrando estruéndosamente cercas y alambradas. Más tarde, otra vez todos se subieron a la camioneta, dejando una estela de polvo tras la aceleración del vehículo que se alejó del rancho por el camino que ascendía la montaña. Sólo una vez más volvió el extraño visitante, manejando una Jeep Liberty en lo más oscuro de la noche. Dicen que llegó, sólo estuvo díez minutos y se marchó. Dicen que Ella se quedó llorando en los portales del aguaje. Desde esa extraña noche él no volvería más al rancho. Dicen que ella se la pasa desde entonces caminando por los senderos del pueblo, siempre callada como resguardando un silente luto... Algunas veces todavía se escucha el flujo de nocturnos visitantes que merodean los caminos, en espera de que algo se perfile en las alas de la oscuridad. 

Este relato basado en hechos reales,  fue escrito por LA MUSA DE DANTE, pseudónimo de una talentosa novel escritora.  


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