Europa exporta deshonor y doble moral, el teatro de la más rancia hipocresía se ha desatado al fragor de la batalla, combatiendo un viejo zorro del desierto que, pese al conflicto actual, se mantendrá a la cabeza de los compradores de traseros gubernamentales en Europa, pues el petroléo y los fondos de financiamiento de la familia Gadaffi son los verdaderos valores que defiende la OTAN y los Estados Unidos. La supremacia aérea y la zona de exclusión están impuestas a las débiles y anacrónicas fuerzas del dictador libio, pero ¿qué más se puede demostrar? y después de eso y de los civiles que caigan como resultado de los enormes daños colaterales, el deshonor y la inmoralidad triunfaran una vez más en la meleé de brutalidad. Tecnología militar de punta empelada para las mismas ambiciones: poder y dinero y petroléo y el aseguramiento de la vida rapaz de la corrupta zona euro. Esta nueva guerra reafirma la apuesta de los poderosos para mantener en el atrazo a los árabes de África del Norte y de Medio Oriente, esta es la respuesta a la renovación y al cambio que exige la gente de Egipto, Barhein, Marruecos, Libia, Arabia Saudita, Turkia, Libano y hasta en el mísmisimo Israel; la antidemocracia, el vocinglerío de las armas, la muerte, la misería, las bombas de fósforo o de uranio empobrecido, el abuso, los golpes bajos, el deshonor artero y premeditado, el neocolonialismo y un largo etcétera de infamias. No habrá una distinción del antes y después, sea Gaddafi el blanco de los ataques o no sea, la imposición traerá más atrazo a la sociedad tribal de Libia.
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