viernes, octubre 03, 2014
lunes, septiembre 22, 2014
SEPARACIÓN HABEMUS
La separación: negación de Narciso
Hace
algunos años cometí la ligereza de terminar una conferencia sobre la separación
de los amantes citando un penetrante verso de Lou Reed, en el que el cantante newyorkino formula una de las más
lúcidas y maduras peticiones de principio en la vorágine de la desvinculación
afectivo-fisica: “La encrucijada te llama
hacia una liberación, deja atrás vivir la vida de otro, toma el primer tren y
ve a donde quieras, dueña de ti, sin culpa, plena y vital, despertando dulcemente
a la rara belleza del mundo”. A los
asistentes de la conferencia, en su mayoría mujeres, no pareció molestarles la
veleidad con la que yo cerré el tratamiento del tema, pero a la editora de la
revista donde logré publicar el articulo si, por la injusta amputación que hizo
de la cita final de Reed. Y digo injusta porque de entre la fauna variopinta del
rock contestatario de la segunda mitad del siglo XX, el escritor, poeta, músico
y compositor, recientemente desaparecido, es una de las voces más
representativas y certeras en cuanto a describir la disolución y metamorfosis
de los vínculos amorosos y el naufragio
del goce por una sobrecarga de chantajes y mermeladas existenciales. Del rompimiento de los
vínculos emocionales por una sobrecarga de medias verdades, hipócrita-mente embaladas
en un páramo simulador y superficial, que los adultos solemos emplear de
emergencia cuando todo se ha ido por el caño. El sacrificio de la pasión cuando
la crisis de la pareja estalla con un vendaval de resentimientos acumulados,
culpándose mutuamente de no ser fieles al ritual de la codependencia.
Al
final, la única lección definitiva de cualquier proceso de separación afectiva es
que nada ni nadie es para siempre. Entre ganar y perder se vive una búsqueda
desesperada, divertida, hedonista, se colman los sentidos y se vuelcan los
sentimientos. Los afectos habitan siempre un territorio frágil que a cada paso
se resquebraja. Como se ve, ningún sueño es para la eternidad y la ilusión de
lo perpetuo es pura feligresía neurótica…
O
al menos eso es lo que dicta mi propia experiencia, sin pretender apropiarme el
papel pontificio de la generalización y sin desear que se me confunda con un
apologético del rompimiento amoroso. En el complejo y cambiante territorio de
los sentimientos no hay lugar para generalizaciones: hay separaciones terribles
y separaciones livianas, hay separaciones tristes o festivas, hay separaciones
que terminan antes de dar formal terminación al matrimonio, hay separaciones
que terminan en divorcio que es el contrato legal en el que se especifican su objeto
y condiciones con alcances legales, hay separaciones que terminan en gozosas
reconciliaciones, hay separaciones que desembocan en segundas nupcias con la
misma pareja, hay separaciones intempestivas y otras que van madurando como la
uva de los buenos vinos. En efecto, hay separaciones de todos los tipos e
intentar clasificarlas en un patrón es puro ejercicio insulso.
A
esa amputación evidentemente moralista, están dedicadas estas líneas y no con
resentimiento, sino sólo con la convicción de reafirmar la fuerza y la
intuición de un artista que me gustaba, el cual, se ubica en la línea reflexivo-analítica de gentes como Igor Caruso, para quien el rompimiento de los amantes es la prueba
definitiva de que el deseo trasciende las individualidades y se mueve en un
sentido de persistencia consciente, liberándose para volver a amar desde el
goce y no desde el dolor o la obsesión.
Adenda bibliográfica.
Si alguien desea realizar una revisión literaria sobre el tema, o sobre sus
contextualidades poético-separatistas y psicológicas, os recomiendo consultéis
con provecho la siguiente novelística y literatura especializada, enlistada en estricto
orden aleatorio:
1. Gabriel
García Márquez, Diatriba de amor contra un hombre sentado,
Grijalbo-Mondadori. Un fresco femenino
desolado sobre las ilusiones perdidas y el amor vacío.
2.
Melania G. Mazzuco, Un día perfecto,
Anagrama.
3.
Robert Musil, Uniones, Editorial
Sextopiso.
4.
Oriana Fallaci, Un hombre, Noguer.
5.
Elfriede Jelinek, Las amantes,
Mondadori.
6.
Ingmar Bergman, Conversaciones íntimas,
Tusquets.
7.
Berarda del Vecchio, Túmbame,
Arcopress.
8.
Elena Sevilla, El silencio de las
amantes, Axial.
9.
Gioconda Belli, La mujer habitada,
Seix Barral.
10. Joseph
Roth, El triunfo de la belleza, Acantilado.
11. Beatriz
Rivas, Amores adúlteros, Alfaguara.
12. Henrik
Ibsen, Casa de muñecas, Quinto sol.
13. Melody
Beattie, Ya no seas codependiente, edición electrónica.
14. Elena
de Hoyos (compiladora), Bajo la sombra del guamúchil. Historias de vida de
mujeres indígenas y campesinas en prisión, Edición electrónica.
15. Igor
Caruso, La separación de los amantes, Siglo XXI editores.
Separata de última hora.
Sin querer queriendo como dijera el clásico Chavo del Ocho, me acabo de enterar del “sensual” divorcio de unos
viejos amigos gracias a la indiscreción de unos mórbidos conocidos, que me han
pedido sumarme a la hostia de chacotear alegremente el infortunio ajeno.
Lo
único que puedo decirles a los protagonistas es que guarden la calma y espero
sinceramente que sea un feliz reencuentro con la parte de responsabilidad que
les corresponde.
EL SISMO DE 1985 EN MÉXICO (SEGUNDA PARTE)
EL SISMO DE 1985 EN MÉXICO
29 AÑOS DE ESTADO AUSENTE
Segunda parte
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Septiembre de 2014
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Septiembre de 2014
¡Ya no dios mío, ya no¡
Oficialmente la tragedia
no fue para tanto. Sólo seiscientos muertos, fueron los reconocidos por la
contabilidad institucional. Hubo enormes daños estructurales a edificios recién
construidos por el INFONAVIT, pero los archivos de los dictámenes técnicos que
establecieron las causas, en su mayoría vinculadas con defectos estructurales y
uso de materiales deficientes, se resguardan como secreto para los próximos
cincuenta años. El PRI y el gobierno montaron un operativo furtivo para borrar
conciencias, pagar silencios y ocultar responsabilidades. El sistema activó el
capitalismo de cuates y compadrazgos para garantizar que la impunidad se mantuviera
como un privilegio de clase. El PRI se pone a las órdenes del presidente junto
con toda su estructura caciquil: CNC, CROC, CNOP, CTM y los sindicatos charros
como el SNTE, SME y PEMEX, y el frente juvenil revolucionario, principalmente,
elaboran una declaración conjunta para cerrar filas y marchar juntos en el
acuerdo político que respalde cualquier medida de control Estatal. Una reunión
en la residencia oficial de los pinos, en octubre de 1985, entre el secretario
de gobernación y empresarios del ramo de la construcción sirve para pactar
complicidades y continuar con la obtención de contratos multimillonarios para
la reconstrucción. Ahí mismo, la confederación patronal de México, la cámara de
comercio y la comisión bancaria, presionan al presidente para abreviar trámites
y activar los fondos federales del organismo para la Renovación Habitacional
Popular, transfiriendo su bolsa de recursos, valuada en 130 mil millones de
pesos, a las cuentas fideicomisadas por empresarios del sector de la construcción,
que reclamaron derechos de exclusividad para los contratos en la fabricación de
40, 000 y 60, 000 viviendas nuevas. Por su parte los banqueros también presionan
para que las instituciones de crédito administren la cuenta concentradora de créditos populares
para la obtención de una casa, valuada en una bolsa de 600 mil millones de
pesos. El reparto del botín se negoció oscuramente en las altas esferas de la
política y la economía.
Oficialmente la
solidaridad y la organización popular no existieron nunca. Sólo robos, saqueos,
abuso de la masa de pobres que se volcaron a las calles para despojar
cadáveres, saquear casas derruidas,
desprender muebles de baño, asaltar tiendas de autoservicio, pepenar, robar
muebles y electrodomésticos, comerciar con el infortunio urbano, introducir el
desorden, desafiar a la policía y
estorbar al ejército en el despliegue de su plan DN-III. En la reunión de
evaluación de daños, celebrada el 21 de
septiembre, el secretario de la Defensa Nacional recomienda al presidente de la
república instaurar medidas de excepción como el toque de queda para hacerse
con el control de la situación e imponer el orden. Pero nadie pudo apoyar tal
moción, pues era evidente que la estructura de gobierno estaba rebasada por la
magnitud del siniestro y los medios internacionales de comunicación informaban
sobre la solidaridad anónima de la gente a pesar de que la tragedia continuaba
en las calles. Si bien el cuadro de destrucción era dantesco, como si roedores
gigantes hubiesen desgarrado los cimientos de calles y edificios para que la
tierra se tragara a todos, la gente respondió rápidamente con una gestión
eficiente y una división del trabajo bien organizada. Los vapores de la muerte
se elevaban a todo lo alto, decenas de personas eran rescatadas vivas, así como
cientos de cuerpos fueron recuperados para reconocimiento forense. La
gigantesca labor fue realizada por voluntarios que diariamente salían a las
calles para sumarse al esfuerzo colectivo. Plazas públicas y estadios se improvisaban
como morgues y anfiteatros. A pesar del
riesgo sanitario y el peligro de epidemias, la gente salió a las calles
haciendo caso omiso de la propaganda de
desinformación que el gobierno había montado con TELEVISA. La gente fue movida
por solidaridad con sus familiares, amigos, vecinos o conocidos. Los gritos que
surgían debajo de toneladas de escombro fue motivo para que las personas
improvisaran equipos de rescate o usando sus propias manos o formando cadenas
humanas, mientras comités vecinales o familiares organizaban y montaban comedores
públicos para los voluntarios y heridos. Fueron las clases populares las que
surgieron de todos lados para rescatar a sus connacionales: obreros,
campesinos, albañiles, estibadores, organilleros, boleros, macheteros,
cargadores, limpiaparabrisas, barrenderos, fontaneros, carpinteros,
comerciantes, curtidores estudiantes, jóvenes banda, desempleados, pensionados,
ayudantes, empajadores, artesanos, afiladores, zapateros, boleadores, torneros,
mecánicos, torteros, fritangueros, globeros, emigrantes recién llegados a la
ciudad de México, niños y niñas, mujeres y hombres trabajando hombro con hombro
para retirar los despojos. Enterradores y sepultureros trabajando horas extras,
meseros y cocineros, cantineros, fonderos, veladores, ambulantes, pajareros,
indigentes, trabajadoras sexuales, amas de casa, famullas, tejedoras,
hilanderas, costureras, obreras, vendedoras, secretarias, recepcionistas,
telefonistas, etc.
¡No estamos solos, no
estamos solos, únete pueblo, cuenta con nosotros, contamos contigo¡
Quiero insistir en que
fueron las clases populares las primeras en responder y las últimas en
retirarse a pesar del asedio del ejército, la intimidación y la execrable
corrupción que la policía metropolitana traficaba para inculpar a vecinos
testigos de sus tropelías. Poco tiempo después, se
sumaron universidades públicas y empresas privadas que complementaron las
labores de rescate. Porque la labor de los grupos de voluntarios no se limitó
sólo al rescate de heridos y cuerpos, sino también a la gestión de albergues
para más de un millón de damnificados que se quedaron sin hogar. Y en este
último y determinante aspecto también fue el pueblo quien se organizó de forma
eficiente para atender las necesidades básicas de techo, alimentación,
hidratación, vestido, calzado, salubridad, sanidad, sostenimiento de la salud y
continuación de la educación.
viernes, septiembre 19, 2014
EL SISMO DE 1985 EN MÉXICO
29 AÑOS DE ESTADO AUSENTE
(PRIMERA PARTE)
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
19 DE SEPTIEMBRE DE 2014
¿Para
qué gobernar si podemos declarar?
La
verdadera caída del sistema se operó a las 7:15 de la mañana del 19 de
septiembre de 1985, cuando un sismo de 8.1 grados en la escala Richter, devastó casi en
su totalidad el centro histórico de la Ciudad de México con efectos desmesurados
que destruyeron o afectaron casi el 80% de su infraestructura urbana. Al
comparar la reacción espontánea de la gente con la que más tarde desplegó el gobierno de Miguel de la Madrid, podemos
establecer severas inconsistencia en el lado institucional que sólo se dedicó a resguardar con el
ejército bienes inmuebles, comercios, industrias, edificios oficiales, notarias
y recintos del ejecutivo federal, legislativo y judicial. El retiro de las
obligaciones del gobierno en cuanto a la asistencia social y la procuración de
bienestar en momentos de crisis fueron sustituidas con una jettatura de facto, militar
y policiaca, que en todos los casos estorbó la gestión social y los trabajos de
rescate, retiro de escombros, reconstrucción, sanciones y la consignación de
responsables por las deficiencias de construcción que se encontrarían en
edificios de interés social. El
crecimiento desmesurado y desordenado del Distrito Federal hasta alcanzar 500
kilómetros cuadrados sin considerar el tipo de suelo cenagoso fue a la postre
lo que determinó la magnitud de la destrucción en el primer cuadro urbano de la
ciudad. Los años acumulados de una política simuladora en materia de
asentamientos humanos, permitió la construcción de edificios gigantescos sin
una mínima regulación sobre la calidad de los materiales y sin considerar
elementos de prevención en caso de ocurrir un desastre. Pero no sólo edificios
habitacionales sufrieron daños estructurales, también algunas fábricas se
vinieron abajo sepultando con toneladas de cemento y estructuras de metal a
costureras y obreros. En otros casos se encontraron establecimientos de
producción industrial que funcionaban sin cumplir medidas mínimas de seguridad
laboral o planes de prevención en caso de siniestros. La violenta onda símica
se propagó rápidamente en el lecho fangoso del valle de México con un efecto
mecánico de amplificación y aceleración, lo que sellaría el destino de muchas
edificaciones del centro histórico y terminaría con la vida de cientos e
personas a las que nos dio tiempo de reaccionar para poner a salvo su vida. El
área severamente afectada como ya se puntualizó fue la el centro de la ciudad,
su extensión fue de 23 kilómetros cuadrados, dentro de la cual, se
contabilizaron 5727 edificios dañados y 3800 viviendas. Centros educativos,
industrias, hoteles, dependencias públicas estaban alojadas en edificios que se
construyeron originalmente para viviendas. Pero el caso más emblemático del cúmulo
de corrupción lo padeció el ala de maternidad del hospital siglo XXI que recién
construido por el gobierno federal se desplomó
por la baja calidad de los materiales empleados para su construcción y
el erróneo cálculo estructural que puso de manifiesto la falta de regulación
gubernamental sobre las empresas constructoras. Esto último también fue la
causa de que se desplomará el edificio 102 de la unidad habitacional
Tlatelolco. Las muertes reconocidas oficialmente fue de 10 mil personas lo que
se contradice con mediciones y proyecciones estadísticas generadas por el INEGI que duplican esa cifra.
jueves, septiembre 18, 2014
DO ANDROIDS DREAMS OF ELECTRIC SHEEP?
Do Androids Dreams of Electric
Sheep? Es
una muestra recalcitrante de literatura New Wave llevada hasta sus últimas
consecuencias existenciales. Contiene todos los elementos narrativos de la gran
novelística de ciencia ficción, entretejidos con maestría y originalidad por Philip K. Dick en un impactante tapiz
futurista, fantástico, intimidatorio y fatalista. El argumento parte de una
crítica ontológica de la modernidad y un sarcasmo corrosivo sobre todas
aquellas decisiones tecnológicas que han deshumanizado a las sociedades más
avanzadas. El marco de la historia es el de la posguerra nuclear en el que la
humanidad al ver destruido su planeta, emigra simplemente a colonias ubicadas
en el espacio exterior, utilizando androides humanoides súper inteligentes como
sirvientes de segundo orden. Estos “replicantes” se amotinan ante la estupidez
de sus amos humanos y entonces la policía los condena a una cacería despiadada.
En ese mundo desdeñado y mancillado por polvo radioactivo, los ingenieros en
genética han logrado fabricar la versión más avanzada de unidad cerebral
robotizada denominada Nexus-6, dotada con dos trillones de elementos cerebrales
y 10 millones de cómputos cognitivos simultáneos, que le permiten elegir en
segundos cualquier tipo de reacción conductual que se lleva a cabo con una
vitalidad tres veces más fuerte que la de cualquier humano sobresaliente. Un equipo de estas unidades Nexus logran regresar a la tierra donde un culposo -y
degradado moralmente- agente de policía,
los extermina uno por uno, pero no sin darse cuenta que ese hecho lo
envilece y lo despersonaliza aún más. Porque los replicantes vuelven a la
tierra buscando las mismas respuestas sobre el sentido de la vida que se hace
la humanidad, ¿quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy, cuánto tiempo me
queda? Este perfil superdotado hace que los andrillos sean declarados altamente
subversivos y peligrosos para la misma especie humana, que no puede
identificarlos como maquinas sino a través de un sofisticado test de empatía
psicológica que detecta un error de fabricación, el cual, se manifiesta como un
“achatamiento emocional” que expresan sociópatas y esquizofrénicos
humanos.
Vale la pena sumergirse en
la sinuosidad literaria del libro, con su vena poética y su paradójica
esperanza nimia. La editorial Pocket-Edhasa lo ha editado en español con una
traducción muy digna de parte de Cesar Terrón, aunque su nombre sufra una flagrante
alteración con sentido comercial: Blade
Runner, ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?
lunes, septiembre 15, 2014
FIESTAS PATRIAS: MITO NACIONALISTA DE LAS ELITES E IMPOSICIÓN DE LA DESMEMORIA
Fiestas
Patrias
Mito
Nacionalista de las Elites e
Imposición
Oficial de la Desmemoria
By Jorge Antonio Díaz Miranda
Septiembre
de 2014
Como
pasa con casi todo el catálogo de festividades oficiales, las fiestas patrias
no tienen nada que ver con la historia de México, tampoco con la supuesta
identidad de los mexicanos, vamos, ni siquiera con la cultura popular. La
supuesta memoria mexicana, impoluta e indivisible que en su tiempo reivindicaron
como ideario nacional, gentes como Vicente Riva Palacio, José Vasconcelos,
Samuel Ramos, Leopoldo Zea, Santiago Ramírez o el mismo Octavio Paz, y, que,
más recientemente reeditaron con pompa bicentenaria Enrique Florescano,
Fernando Benítez o Héctor Aguilar Camín,
en sus facetas de caciques omni-culturales o intelectuales
orgánicos; no es más que una entelequia cognitiva que se
formuló para hacer coincidir un solo tipo de hermenéutica histórica –y no la
mejor de todas- con la emergencia de una clase política arribista y
ultra-conservadora que se aglutinó alrededor del Partido Revolucionario
Institucional (PRI). La escalada elitista en el imaginario social –que no
popular- siguió vías autoritarias para imponer una doxa peculiar, que dictaba desde el poder lo que está permitido celebrar.
Se trata pues de la expresión interpretativa de élites que recortan una
retícula mítica sobre la dialéctica histórica, para presentarse como los herederos
de una éxomologesis autoconstruida y un ritual de reproducción sociológica que
busca en última instancia la explotación chantajista de la renta ideológica,
cuya estructura pontificadora se parece más a una franquicia comercial que a
una representación social consensuada y admitida. De ahí su altanera selectividad
y su renuencia a admitir la crítica que abre la historia desde su dialéctica
meta-política. Dicho en clave antropológica, se trata de una construcción
litúrgica en donde se lleva a cabo un acto de fe que no puede admitir duda o
reserva. La propaganda política cuenta con el hecho del olvido de las masas y
su impresionante sistema de recompensa: multiplica una mentira expresada con los
términos más sencillos y es admitida como una verdad asociada a beneficios de
corto plazo, como el pan y el circo que prodigaban al pueblo los emperadores
romanos. La homilía celebratoria del oficialismo laico –sólo en el discurso-,
quiere hacer olvidar que la independencia fue promovida por una élite criolla
marginada por los españoles peninsulares, y que sólo fue posible por el relajamiento
decimonónico en la administración colonial de los Habsburgo y el triunfo
reformista de los ascendentes borbones que pusieron sobre la mesa un hecho
incontrovertible: mantener a las colonias ya
no era redituable a menos de endeudar de forma insostenible a la casa
real. De modo que la independencia se impuso desde arriba y utilizó como
instrumento de propagación a un exaltado religioso para quien la participación
del pueblo llano, conformado por mestizos, indios, mulatos y negros, era una
obligación con dios antes que con cualquier expresión de clase, especificidad
cultural o mejoramiento de condiciones materiales de existencia. Y fue
convocada la participación del pueblo a través de las campanas de la iglesia, significando que el movimiento estaba ligado a
una misa y una homilía en la que se promulgaría la guerra santa para lograr
sólo una jugosa materialidad administrativa. El conservadurismo y no la
liberalidad representativa, fue lo que arengó a las masas. El movimiento estaba
en manos de élites eclesiásticas y militares criollas, y, así se consumó hasta
degenerar una vez más en risibles figurines de opereta que vieron llegar su
turno para auto proclamarse ellos mismos emperadores: Agustín de Iturbide y
Antonio López de Santa Anna. Otra vez una élite auto-citada en el devenir de la
historia, antidemocrática, centralista y autoritaria. Tal como se ve desde este
sucinto y condensado repaso histórico, el dilema finisecular del México de los
siglos XIX, XX y lo que va del XXI sigue
reeditándose entre un poder centralista que se impone a todo y una parálisis
popular que no sabe cómo quitárselo de encima. De ahí que las celebratorias
oficiales no tengan nada que ver con la pluralidad cultural del país, ni con su
realidad política o económica. Tiene que ver sólo con el dominio y el poder que
detentan las élites. Tiene que ver con su unipersonal construcción mitológica.
Tiene que ver con una impostación reticular que quiere hacerse pasar como
objetividad del devenir histórico. Tiene que ver con explotar convenientemente
los ritos de la “mexicanidad” para manipular eficazmente a las masas.
En la pura jaculatoria
conservadora a-histórica, pueden encontrarse las claves de la simulación y las
mentiras que se repiten a nauseam, para conculcar una identidad impostada en la
que sólo tiene lugar el onanismo y la ebriedad. El opio del pueblo administrado
a través de la propaganda ideológica que trata de convencernos -con una
oscura obsesión maniática-, de que
México ya cambio y sus problemas y complejidad social han quedado resueltos a
través de una cristalina y etérea lealtad a los símbolos. Con un grito que
quiere significar otra cosa distinta de la verdadera independencia, tan lejano
de cualquier libertad individual, social, política o económica y tan cercana al
autoritarismo de los usos y costumbres y su aprovechamiento por parte de
particulares que no están dispuestos a ceder ni un palmo de sus privilegios.
Esto es lo que significan las fiestas patrias, a la luz de su expresión mítica,
ritual y litúrgica: una vulgar voluntad de poder que nos quiere imponer la
versión del derecho divino de las clases
privilegiadas de éste país, a un precio elevadísimo que tenemos que pagar
porque nos hagan el favor de vivir entre nosotros como cleptocracia
emperifollada y manirrota.
Pero el lector incisivo y atento
preguntará qué tienen que ver los criollos que encabezaron y se vieron
beneficiados con el movimiento de independencia iniciado en 1810, los caudillos
y sus cachorros beneficiarios de la revolución de 1910 y la clase política
priísta que se enseñorea en nuestros días con un nefasto gesto dinástico; si
cada uno de tales estratos emergen de condiciones sociales aparentemente
distintas. Una clave de su vinculación y reciclaje histórico ya fue esbozada
páginas más atrás al caracterizarlas como élites centralistas, monopólicas y
autoritarias. Otros elementos característicos también han sido esbozados como
el arribismo y la cleptocracia. Pero sobre lo último cabe insertar una adenda
que complete su perfil simulador y ventajoso. No cabe duda que la base de
operación de esta nueva casta de arribistas, en cada periodo histórico desde la
colonia hasta la modernidad, ha sido la administración pública y la base
material que apuntala su poder es la corrupción.
En la colonia los criollos son
secretarios de primer nivel del poder peninsular, con vínculos estratégicos en
la administración de los asuntos terrenales de la iglesia y el ejército. Sirven
como vínculo de conveniencia y colaboración entre los pastores, los señores y
los perros, según la ecúmene social del tardío medioevo novohispano. Ellos
hacen las leyes y las ejecutan, administran los bienes de las encomiendas, hacen
posible la expansión comercial y el acopio de los caudales, son la vanguardia
del despojo de las tierras, el aniquilamiento de los últimos bastiones
indígenas, del engrandecimiento de la tesorería seglar y eclesiástica cuando la
inquisición posa sus garras sobre los sospechosos de judaísmo. Su riqueza
proviene del óbolo castum que imponen a los fugitivos o indiciados
para no revelar dónde se esconden, o de posponer el ejercicio del brazo de la
ley, o de amortiguar con artilugios y
simulaciones leguleyas la ejecución de la sentencia o llevar los bienes
requisados al socorrido mercado negro que fundan con falsos edictos de
procuración comercial. Son los criollos los que fundan el repertorio de
modalidades de la corrupción, esclavista, industriosa, comercial, encomendera
(explotación), jurídica, política, estructural, simuladora, económica, proxeneta,
especulativa, religiosa, escatológica, pervertida, académica, vividora, panegírica,
cómplice, encubridora, genuflexa, cleptocrática, mafiosa. De hecho el mayor mérito
histórico de los criollos es haber institucionalizado la corrupción con una
fachada legal, fundando el monopsonio del crimen organizado. El porfirismo es
una extensión tardía de la corrupción criolla con todos sus efectos y alcances
legales e ilegales, aunque con una expresión más descarnada, clasista, de exclusión,
sometimiento, servidumbre o exterminio de minorías, sobre todo indígenas, con
las que se suprime cualquier deuda moral.
El breve período del
caudillismo revolucionario no puede cubrir la irrupción de masas agrarias, que
aunque desarrapadas y desorganizadas introducen una ruptura momentánea en el ordo establecido, aunque con una huella
más bien efímera que sirvió a los hijos de los generales para encumbrarlos a
ellos en la palestra máxima de la política extractiva y padrotera. Los
cachorros de la revolución son como los criollos, sobrevivientes de la
convulsión social y los encargados de cobrar facturas por hazañas ajenas, los
nuevos ricos que engordaron con el hambre de los desarrapados, comerciando con
ello en refinados centros de poder, preferentemente situados en extranjía. El
zafarrancho de la bola fue un golpe de suerte que eliminó a los radicales de
uno y otro bando, violentos y desalmados sin ninguna visión real de
transformación, sin un proyecto político trascendente o un plan de reinserción
social hacia la vida democrática. Beodos de mecha corta que sólo querían
solazarse de sus asaltos militares en cómodas haciendas de retiro. Pero los juniors
no pensaban así. Esperaron y prosperaron. Almacenaron todo lo que pudieron y
cada derrota en uno u otro bando, la capitalizaron para sus caudales
particulares. La partida de Díaz en el Ipiranga, el asesinato de Madero, la
aniquilación de los agraristas y la eliminación huertista para instalar un
gobierno formal; fueron saludadas como nuevos repartos de botín y la
redistribución de parcelas de poder. El control político derivado hizo emerger
la figura de los caciques como dispositivos de contención social. Es con estos
cabecillas rurales con lo que los cachorros de la revolución construyen las
fuerzas vivas de su futuro partido aplanadora, verdaderos reservorios de base
que les permitirán re-infiltrarse en todos los órdenes de gobierno, sobre todo el
de la administración pública y los nacientes poderes de la unión, legislativo,
judicial y ejecutivo. Los cacicazgos gremiales son la creación de la nueva
clase política con la que cooptan a todos los sectores de la sociedad,
agrarios, obreros, clase media, profesores, burócratas, licenciados, etc. Las confederaciones restan fuerza y en
algunos casos sustituyen a los nacientes sindicatos. La figura de los líderes
es ensalzada por su influencia o contacto directo que sostienen con el titular
de la presidencia de la república, su peso específico para provocar que el
partido único salga triunfador en las elecciones de cada sexenio. Cada
movimiento contestatario es absorbido por la gran capacidad mimética el sistema
que se alimenta con la información de 27 corporaciones policiacas, un ejército
perfectamente entrenado para sofocar la insurgencia interna y poderes del
Estado alineados en torno de la figura del presidente. El humilde origen de los
cachorros de la revolución no lo es tanto por las privaciones de su infancia
sino precisamente por las actividades criminales de su generación
inmediatamente anterior, que durante el estallido revolucionario y sus
postrimería se desempeñaron como
abigeos, personeros, soplones, cuchilleros, truhanes, pícaros de la más
baja calaña, estafadores, prestamistas, engañadores, falsos mendicantes,
conspiradores, dobles agentes, pícaros de toda calaña, fanfarrones, ladrones,
traficantes, falsos mesías, vendedores de mercaderías fantásticas, bucaneros,
extorsionadores, sicarios, rurales, fantoches, policías o militares de alto
rango, “científicos”, periodifastros, ventajeros áulicos, prestanombres, beatas
y feligresía, nigromantes, profetas, falsos clérigos, charlatanes, tramposos,
vagabundos, aventureros, filibusteros, perdularios, apátridas, perjuros,
tahúres, mercenarios, malhechores, sodomitas rufianes, crápulas, bellacos,
faramalleros, matones, golpeadores, proxenetas, buscones, trotamundos,
prevaricadores, falsificadores de edictos oficiales, perdonavidas, gestores e
intermediarios, licenciados sin estudios, improvisados doctores, ingenieros,
doctores, oradores y escribanos, falsos profetas desterrados, lacrimosos
aplastados por el peso de su gula, menesterosos deseosos de ser incluidos en el
presupuesto, medrantes del erario público, amantes de la hacienda gubernamental,
madrinas dispuestos a cualquier infamia, nuevos ricos con caserones de mal
gusto y nula educación, rancheros broncos y capataces, caciques rapaces de la
riqueza que se extrae de la miseria de los semejantes…
La última y más reciente
transfiguración de los cachorros de la revolución, es la de los tecnócratas que
hacen de la economía un objeto sacro con nuevos dogmas como la estabilidad de
la banda monetaria de flotación y el repunte de los indicadores
macroeconómicos. El endeudamiento del país y su venta conforman los dos
mandamientos de su grey. Modernidad sin un real cambio histórico, maquillaje para
los problemas del país y la separación de la realidad del país a través de una
burbuja de aduladores, es la receta tripartita
perfecta de su acontecer cotidiano. Aunque, como antaño, el saqueo del erario
siga siendo su meta sexenal y su bono de retiro. Como en los días de Venustiano
Carranza que puso de moda la carranceada como un tópico del folclor político, los tecnócratas huyen
del país estableciendo una sana distancia de impunidad. La summa cum laude sin embargo no reside en esa conversión
gubernamental de funcionarios de alta burocracia en CEO´s pujadores de
multinacionales. La magia está en la continuidad del envilecimiento de todos
los aspectos vinculantes de la sociedad a través de la socialización del burdel
y la aceptación del intercambio desigual de los favores del poder. El tráfico
de favores carnales y en metálico permea todos los órdenes de la administración
pública, la conformación de los poderes
de la unión y la relación entre estos, los intereses de clase, los altos
negocios, la meleé sincrética de la banqueros con las políticas económicas y su
gobierno paralelo asentado en el gobernador del banco de México. La
prostitución de la ciudadanía requiere despersonalización y cosificación de los
determinantes culturales y políticos, por lo mismo, para las élites todo se
reduce a una cauda de alfombras humanas que sirven como postín de caja chica
para contrarrestar las estafas entre ellos, o cuando los grandes saqueadores
del mundo deciden parar la economía con fraudes cibernéticos. La vieja receta
de privatizar las ganancias y hacer públicas las pérdidas es el resumen
condensado de la infamia y la pequeñez extractiva. Los tecnócratas se alejan
volando de lo popular y del populismo pero no renuncian, al igual que los
criollos de la independencia y sus abuelos los cachorros de la revolución, al
mito de los símbolos patrios y la impostación de la desmemoria. Como aquellos,
imponen, prescriben, mandatan el guión mítico que han probado desde 1830, año
de nacimiento del rito y los símbolos patrios, en una sucesión y recapitulación
de bajezas y crimen sin castigo que se antojan interminables. Son ellos los que
a lo largo de la historia pasada y reciente, quieren tener amarrados los asuntos
de los hombres tanto en el cielo como en la tierra, en una teología
nacionalista que admite como próceres a pederastas, encubridores, delincuentes
y vividores profesionales. Son ellos,
los protagonistas de la gran comilona, del teatro de la simulación, de la
opereta, los proxenetas del putero nacional. Los mismos que alimentan el ritual
de lo idéntico para no gobernar por el bien de las mayorías. Los que simulan para
no rendir cuentas y seguir gastando el erario con alegre opacidad. Corruptos y
corruptores, envilecedores de la más baja estofa, ostentadores cínicos del kisch
y el bluff, en la república
mexicana de las fuerzas vivas que se venden al mejor postor. El país de jauja
donde todo lo que tiene un precio es barato. El país de la riqueza insultante
que no se cuenta, se pesa. La diferencia entre jodidos y poderosos es que unos
cuentan sus quintos y los segundos los pesan con balancines de oro.
viernes, septiembre 12, 2014
martes, septiembre 09, 2014
jueves, septiembre 04, 2014
PALO ALTO
Jorge Antonio Díaz Miranda
Septiembre 2014
This movie smile like teen spirit.
This Gia Copola´s emotive movie, have a real history, poetry, great and frontal visión under no future of american grind childrens.
James Franco make the guion with hard reminisense of your pre-adolecense, that incredible revelation of new artistic expressions.
This movie have a nice rithmin and smart speech, so beauty, so realistic and smart narrative form.
The soundtrack is marvel and consequence.
This is a cinematographic pearl.
ISKANDER_SER EL VIENTO
PARA RELAJARSE DESPUÉS DE UN SÓRDIDO ASALTO, NADA MEJOR COMO EL POP Y SUS BURBUJAS DE FELICIDAD... SEGUIMOS VIVOS, AUNQUE SOLO SEA POR HOY.
¡GRACO ERES UN INÚTIL¡
miércoles, septiembre 03, 2014
¿NOSTALGIAS DE LA CARGADA O ACTUALIDAD DE UN RITO QUE NO SE FUE?
¿NOSTALGIAS
DE LA CARGADA O
ACTUALIDAD
DE UN RITO QUE NO SE FUE?
Jorge
Antonio Díaz Miranda
Septiembre
2014
El
primero de septiembre es el día del presidente. Los cachorros de la revolución
lo instituyeron y fueron creando, a golpe de complicidad, su ritual orgiástico,
bacanal. Pare ello también inventaron los cochupos, la cargada, el moche, el
carro completo, el carrusel, el ratón loco, la tamalada, la corrupción
institucional, el besamanos, la alquimia electoral, el dedo, la entelequia
democrática y el crimen organizado;
porque “el partido debe sostenerse con las aportaciones de sus
miembros”. Ellos y sólo ellos, inventaron el presidencialismo, rito máximo de
pontificación del presidente de la república, la suma plurisecular de las
genuflexiones burocráticas que se hacen para que el titular en turno se crea el
cuento de que es una especie de dios. Casi en ningún otro lugar del mundo
existe un ritual equivalente, tal vez el beso al anillo en el rito de la
jerarquía católica al saludar los cardenales al papa, o los complejos
protocolos de las rancias aristocracias europeas al prodigar pleitesía al titular
de la corona real. En todos estos casos, la teatralidad y la pompa es un
mensaje de poder, en el que aplica el único sentido que pueden tener las palabras:
exagerado y grotesco. La sobredimensión de la imagen es un instrumento político
autoritario que da la impresión de unidad, fuerza e identidad. Es la repetición
de lo mismo y de los mismos, un reforzamiento de gestos y de entendimientos
entre la élite que regentea al país. En el caso de México, se trata de un
sistema monárquico sin una corona formalmente establecida, que emplea como
instrumento político autoritario y base material de su prerrogativa
plenipotenciaria al Estado, que no es otra cosa que el partido único-gobierno,
el invicto e invencible PRI. El PRI fue creado
por los peores herederos de la revolución mexicana: una casta de vividores
profesionales que a lo largo de nueve décadas han parasitado diligentemente
éste país con una sangría continua. El saqueo legal de los eternos triunfadores
de la clase política tiene siempre una coartada perfecta para no ceder el poder,
maquillando su autoritarismo con un boato de consensos y contrapesos
“representativos de todas las corrientes de las fuerzas vivas”, que simula
cierta operatividad democrática. Pero décadas de repetición de lo mismo no ha
podido ocultar que el PRI no es realmente un partido político, es el aparato
burocrático que utiliza el gobierno –emanado de ese partido- para abusar y
perpetuarse en el poder. Su élite está compuesta por escogidos arribistas y
tecnócratas que tienen en común la falta de escrúpulos, principios,
nacionalismo, y una codicia desmedida que los convierte en los peores
depredadores del país. La democracia sólo existe en los ritos oficialistas, en
septiembre, cuando todo el aparato propagandístico se activa para montar un
burdo ejercicio de revisión histórica, que tiene como propósito recordar dos
cosas:
1.
Que
el tiempo de los héroes y los cadillos es incompatible con la preeminencia
moderna del Estado y sus instituciones republicanas., y,
2.
Que la materialidad del patrioterismo sólo
puede degustarse en la mixtura de conocida marca comercial de cerveza y
experimentarse con los furores deportivos del bofe nacional (el boxeo) cuyos
campeones prefabricados se dedican a “noquear” rivales a modo.
En
las distinguidas fechas de ágape nacional, todas las fuerzas políticas se unen
para el besamanos tradicional, ceremonia en que el presidencialismo se enaltece como el
becerro de oro y las tablas de la ley, epítome encumbrado de la
institucionalidad y razón de ser de la obediencia debida que todos los
ciudadanos de segunda y tercera deben observar en estricto apego a la ley. Por esa razón los spots televisados se
vuelven virales, frecuentes y francamente vomitivos en cuanto a sobre
exhibir el héroe del momento de la historia actual del
México moderno, el presidente de la
república, “número uno en entrega y auto sacrificios para llevar a este país a
la respetabilidad del concierto de las naciones, impulsando con su amplia
visión, reformas estructurales para que este país al fin consiga una apertura
competitiva y modernizadora ante el mundo, que llegan, para infortunio de los
que menos tienen, con retraso, tras largas y tortuosas décadas de luchas
sociales y logros incontestables…etc., etc., etc.”
¿ Y el informe apá? Más de lo mismo. Enrique Peña Nieto en Campaña, anunciando harto dinero y obras y viejos programas con nuevos nombres como PROSPERA. Pura piña colada con atole, nada qué decir sobre el combate a la corrupción ni sobre la nueva oleada de violencia.
Posdata. Cada detractor a estas líneas dirá
que todo lo que se ha dicho ya se sabe, entonces, preguntarán, ¿para qué
reescribirlo desde una posición tan cómoda como la del supuesto crítico social?
La respuesta natural a esas interpelaciones peculiares es que si bien todo el
mundo puede saberlo, casi nadie se ha puesto a sistematizar y establecer el
peso específico de su influjo. Incluso en estos tiempos en que figuras
convocantes y aglutinantes como las de Andrés López Obrador, los ritos del
poder no se han detenido y son cada vez más desafiantes en cuanto a escándalo,
dispendio, despilfarro de recursos y opacidad financiera. La oposición del
partido del peje no ha sido en términos prácticos ni significativa, ni
determinante, si bien se registra un gradual aumento de participación que
pueden contarse en millones, esto no se ha traducido en mejor organización ni
en una estructura de participación descentralizada: todo está centralizado en
la figura del líder, todo debe pasar por él, él es el único que puede decir
cuál de los miembros tienen el pedigrí correcto de la izquierda endémica,
dinástica. , reproduciendo el único modo de hacer política y beneficiarse en el
intento. Lejos de erradicarlo de sus filas, la adoración popular que aísla al
líder de izquierda, es una micro-reproducción sociológica del rito mayor que es
el presidencialismo, cuyo objeto de deseo o figura de recompensa ideológica es
el presidente de la república.