miércoles, enero 12, 2011

TARDÍO PANEGIRICO POST MORTEM



La historia de México está marcada por el signo de la brutalidad. Según los indicios las revoluciones no han sido en el sentido de una transformación social, y sí en el sentido de una gradual regresión e involución democrática. De la brutalidad del imperio mexica pasamos a la brutalidad de los conquistadores y los encomenderos y el clero...Después, la colonia se extendió como un tardío medioevo, mientras Europa transitaba a regímenes más abiertos e ilustrados. El movimiento independentista terminó con el sueño del dominio extraterritorial español, aunque precipitó a la incipiente nación a los brazos de altesas serenísimas vende patrias y porfiriatos vitalicios. En el siglo XX la revolución estalló como el primer movimiento armado de masas, arrancando a campesinos y marginados de los plantíos henequeneros y el trabajo compulsivo de los latifundios. No obstante la intención emancipadora y los 750 mil muertos, las secuelas negativas de la revolución dislocaron el tejido social inmovilizando cualquier iniciativa de reacción opositora y los caciques cubrieron el gran vacío de la ausencia de las masas, sustituyendo a terratenientes, hacendados y aristócratas. Ese sería el caldo de cultivo para la incubación del PRI y sus seis lustros de dictadura imperfecta. En el siglo XXI entramos a un proceso de transición acelerado y mayor participación ciudadana, sin que ello implique una mayor organización ni un frente de verdadera oposición a los poderes de facto ni la mínima representación del gobierno pretendidamente democrático. El fin del régimen unipartidista nos lanzó al arribo de la derecha y su guerra despiadada, que es una fachada de neutralización y polarización social. Otra vez la brutalidad y el terror como instrumentos de control social. La historia de una nación sin ciudadanos, sin un genuino gobierno democrático: Estado fallido con vacíos jurídicos que abonan la distancia y el desequilibrio y la violencia de las élites y la permanencia de la corrupción a todo trapo. En síntesis, la enchilada perpetua al pueblo por distintos actores abusivos y prepotentes. En términos reales la celebración bi centenaria es el auto elogio de la enchilada nacional y la estafa. ¿O no? 
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
12 DE ENERO DE 2011

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