UNA FICCIÓN
PERIODISTICA
JORGE ANTONIO
DÍAZ MIRANDA
Octubre de 2013
Una noche de octubre de 2005 aparecieron
los primeros halcones.
En camionetas negras daban vueltas una y
otra vez a la manzana donde Evaristo vivía con su único hijo de diecisiete
años.
Siempre en la oscuridad.
Algunas veces hacia el final de la noche
se detenían frente al portón de acceso de la casa de Evaristo. Luego volvían a
encender los motores de las camionetas, pisando el acelerador a fondo hasta que
la fuerza liberada del motor producía un rugido ensordecedor. Y luego la música
a todo volumen.
El teléfono sonaba insistentemente toda
la noche y cuando Evaristo o su hijo contestaban, del otro lado sólo había un
espeso silencio.
Cuando llegaban las camionetas negras
pasaba algo con los teléfonos. Los celulares perdían la señal y desde el fijo,
no se podía realizar llamada alguna…sólo recibirlas.
Al llegar la mañana ya no estaban las
camionetas, el vecindario lucía con su cotidiano ritmo vital. Niños salían de
sus casas de la mano de sus madres, los señores se iban al trabajo y los
jóvenes a la secundaria, preparatoria o universidad.
Nadie había escuchado nada. Nadie había
visto nada. Nadie sabía nada.
Evaristo salía hacia el periódico cada
día en punto de las nueve horas. Después de ocuparse del desayuno de su hijo y
llevarlo personalmente al colegio, ubicado a media hora de Paradiso- Frontera,
el pueblo donde vivía desde su infancia.
Después de dos meses de experimentar la
zozobra nocturna, los efectos de la duermevela forzada estaban despedazando sus
nervios, alterando su ciclo de sueño y ya iban más siete veces que él se había
quedado dormido en el trabajo.
…
En las últimas semanas el directorio
editorial del pequeño periódico en el que trabajaba Evaristo había estado muy
tenso. Su más cercano amigo y compadre insistía en la posibilidad de suspender
la publicación sobre el incidente del Hotel en el que presuntos militares
llegaron en formación de asalto y despojaron a los huéspedes de sus
pertenencias. Pero Evaristo defendía su posición:
-
“Creo
que es importante informar de los atropellos de esos gandules. Vas a ver que el
gobierno va a actuar y pondrá más atención al desempeño de sus elementos. Por
eso es importante que se publique la nota informativa. Además las fuentes son
confiables y la información se ha verificado minuciosamente”.
-
“Yo
sé que tu trabajo es valioso pero las cosas están bien calientes en la capital…
la gente ya no sabe de qué lado están los aerotransportados y de todas formas
lo que tú dices de ellos no le va gustar nada al gobierno. Estás arriesgando
mucho compadre. Creo que los del directorio también están nerviosos con los
resultados de la investigación y de cómo se tome eso en Gobernación”.
La junta del directorio
transcurrió en medio de incisivas preguntas y duros cuestionamientos. El
apoderado legal que representaba a los dueños presionó para que se
identificaran las fuentes o al menos que hubiera alguna denuncia antecedente
con número de averiguación previa.
Evaristo defendió el anonimato
de las fuentes y volvió a explicar el modo en que fueron confrontadas las
distintas versiones y verificada la información, lo cual, en su juicio de
periodista experimentado, legitimaba la realidad de los hechos y justificaba
plenamente su publicación. Además. Agregó, en nuestro país la justicia a las
víctimas suele no llegar y si acaso se atreven a denunciar les va peor. Por eso
la gente decide no hacer nada y menos en contra
de federales.
Renuente, el directorio
editorial acordó revisar la versión final de la nota antes de decidir
publicarla, para discutir con el apoderado legal, matices jurídicos, con el fin de evitarle al grupo empresarial una
confrontación directa con la Secretaría de Gobernación.
…
Esa misma noche volvieron los
rondines de las camionetas, que hacia el final de la noche se estacionaron
frente a la casa de Evaristo con las rolas bravías a todo volumen. Esta vez el
hijo de Evaristo se asomó por la ventana y verificó una vez más que los vecinos
estaban despiertos. Ellos tampoco podían dormir por el escándalo. Tomó un video
con su celular y fotografías, mismas que subió de inmediato a sus portales de
Facebook y Blogger. A lo lejos vio que
venía una patrulla, pero luego de desviarse hacia el este y husmear por el
vecindario, pasó de largo como si los patrulleros no se hubiesen dado cuenta de
las camionetas estacionadas y el alboroto que armaban con la música a todo
volumen. Como a las veinte treinta horas,
comenzó el insistente llamado de la
bocina del teléfono. Esta vez el
periodista contestó pensando que era Adriana. No era así. Escuchó una voz grave
que le ordenó asomarse por la ventana y así lo hizo…
-
Ándale
hijo de tu puta madre, asómate para que te saluden los compas. Con que nos
filmas y luego subes todo a la red ¿no?
Nada más te digo esto: ¡nos vale madre
cabrón¡. Nada va evitar que te lleve la verga…
-
Pero
quien eres tú amigo, yo ni te conozco, no te hice nada (expone Evaristo)…
-
¡Chingas
a tu madre¡ -ruge la voz del otro lado, interrumpiéndolo-, te tengo en la mira
puto. ¿Qué no ves la lucecita roja en tu cabeza de pendejo? Estás acabado.
Estás muerto, Sólo eres un puto cadáver que habla.
-
Qué
bien se te ve esa camisita azulita de joto
–era una segunda voz menos grave que la primera pero con un tono
sibilante, tenebroso-, de seguro ya zurraste y ahora te has puesto las
pantuflas cafés de abuelo. Las mismas que te regaló la golfa que te chupa el
pito los fines de semana. Te tenemos bien checado, mierda. Tú dices si ya le
paras o no.
Al terminar la llamada las camionetas
negras se retiraron una a una con un arrancón violento y un chirriante ruido de
llantas que hicieron temblar los vidrios de la estancia. El hijo de Evaristo le
confirmó que al menos tres hombres enmascarados iban en cada una de las cuatro
camionetas.
…
“Un nuevo escándalo rodea a las fuerzas
armadas. Militares allanan violentamente un hotel de paso en un pueblito
llamado “Los Jilguerillos”, ubicado a cien kilómetros de la capital del estado
fronterizo. Ahí los supuestos militares
asaltaron a familias y parejas que pernoctaban en el lugar. En unos minutos el
Secretario de Gobernación dará una rueda de prensa para fijar la postura
oficial y los pormenores de la investigación”.
“El procurador del estado niega
categóricamente que se haya realizado la denuncia de hechos. Por lo que no hay
averiguación previa ni expediente alguno. En tales circunstancias cabe la
posibilidad de que la nota publicada sea no más que la producción literaria de
un periodista fantasioso”.
“Esta mañana la Procuraduría General de
la República, atrajo la investigación de los hechos y envío una solicitud escrita
a las dependencias involucradas para que, en un plazo no mayor de setenta y dos
horas, hagan llegar toda la información que ayude a integrar la carpeta de
investigación judicial, que servirá como base para aclarar los hechos y fincar
responsabilidades, bajo el supuesto de acreditar objetivamente conductas
delictivas”.
“En Finix Arizona al menos tres testigos
dan fe de los hechos que narra el periodista Evaristo. Su versión amplía,
precisa o incluso aumenta los detalles de la nota publicada por el periodista,
pero no la contradice, ni la desautoriza. El gobierno de los EU manifestó a su
par mexicano la preocupación por los hechos, en el marco del convenio bilateral
de colaboración en materia de seguridad, cuyo financiamiento principal está
destinado a las fuerzas armadas de México”.
“La Secretaría de la Defensa Nacional
colabora con la Procuraduría General de la República en el esclarecimiento de
los hechos, en el que presuntos militares y soldados irrumpieron en las
instalaciones de un hotel y despojaron a empleados y huéspedes de sus
pertenencias”.
“El Secretario de la Defensa Nacional
exige al medio periodístico en el que trabaja Evaristo, un testimonio
ampliado de los hechos que publicó el
rotativo, en el que se especifique el nombre de
las fuentes con sus respectivos testimonios. Además de aportar evidencia
contundente de la identidad de los “elementos” que participaron en los hechos.
Lo anterior para acreditar su supuesta adscripción castrense”.
“El gobierno de México manifiesta dudas y
reservas sobre los hechos del supuesto asalto militar. Sin denuncias ni
evidencia no hay delito que perseguir. La ciudadanía debe ayudar al gobierno
porque esa es su obligación como ciudadanos y como patriotas. De lo contrario
sólo distraen al gobierno de sus esfuerzos en brindar seguridad a la
ciudadanía. El vocero de la presidencia no descarta la posibilidad de que la
nota periodística publicada sea tan sólo otro caso más de ficción periodística,
elaborada por encargo del principal partido opositor que no acepta la
alternancia y siente nostalgia del régimen de partido único”.
“De no aportarse mayor información por
parte del periódico, el Estado mexicano se reserva el derecho de iniciar una
denuncia plena por infundios, difamación y daño moral. Si bien la libertad de
expresión es un derecho que se consagra en nuestra Constitución Política, la
veracidad y objetividad en el ejercicio de ese derecho definen su pertinencia y
legitiman su razón social. En el delicado momento histórico actual, los
mexicanos no debemos permitir el que se cuestione (sic) a nuestras
instituciones y menos a esa que históricamente (sic) ha sido garante del buen
gobierno y la paz social”.
...
22. 30 pm
- ¿Dónde estás hijo?, hace
rato que estoy llamando a tu cel y no contestas. Por favor déjame un mensaje
con Adriana o a mi diciendo a qué hora vas a llegar.
23:15 pm
- Estoy preocupado. ¿Todavía
estás en la casa de Sofi? Por favor llama aquí a la casa para saber cómo estás.
1:56 am
-
Oye
compadre discúlpame la hora, pero tu ahijado no aparece. No me ha llamado y eso
no está bien. No creo que esté en la fiesta de su novia. De hecho él tenía que
regresar aquí como a eso de las nueve. ¿Raúl ya llego a tu casa? Ok. Por eso te
llamo. No sé nada del chamaco… disculpa es que ya llegaron otra vez las
camionetas y la señal... ¿Compadre?, ¿Me escuchas?, bueno, bueno, bueno, ¡ey
compadre!, ¿me escuchas?
3:00 pm
Una llamada telefónica
- ¿Entonces qué puto, estás preocupado por tu
hijito?...(carcajadas estridentes).
- Confirma, te copio, roger - le dice a un tercero con el que habla por
otro intercomunicador-, ya pasó el muñeco. Ok. Déjalo… la entrada es gratis la
salida vemos.
- ¡Ya llegó tu hijo, no te
espantes! Pero escúchame bien maricón, por esta vez lo vamos a dejar pasar,
pero no habrá una segunda. Tal vez al rato o después, te demos una visitadita
para quitarte los humos de héroe…
- O, qué se me hace que en
caliente reventamos tu casita, para que veas que la milicia no se anda con mamadas.
Qué me duran a mí los pinches periodista de mierda. Estás así de valer verga.
- Por cierto –le dice la otra
voz menos grave-, no te extrañe que después de hoy nada sea igual con
Adrianita… la muy puta. A esta hora los
dos rasos que le enviamos la estarán violando hasta sacarle la mierda. Te
garantizo que tu golfa quedará tan satisfecha con la culeada que le estarán
poniendo los dos serranos, que nunca más querrá saber de un ruco pedorro como
tú.
…
Tres días que Adriana no va a trabajar.
Tres días Evaristo que no se sabe nada de ella. Tres días que no llega ni un
mensaje de su celular. Tres días que nadie contesta el teléfono de su casa.
Tres días que nadie le sabe decir dónde se fue ni cuándo regresará.
Los vecinos dicen que hace tres días la vieron salir de su casa… que se iba de
regreso a su tierra para nunca más volver.
…
Una sola camioneta artillada estacionada
frente a la casa. Evaristo desciende de su viejo Ford que deja aparcado tres
casas más allá. Tres embozados. Dos dentro de la cabina y uno de pie en la
torreta empuñando en el soporte de
campaña un temible fusil ametralladora R-15. Al acercarse a su casa, Evaristo
anticipa el movimiento de la troca verde olivo que se sube a la banqueta para
ponerse de frente a él, obstruyéndole el paso. En un instante está encañonado.
Paralizado por la amenaza repentina que se le ha revelado en pleno día, sólo se
queda mirando sin ver, respirando entrecortadamente, con una presión que
amenaza con hacerle estallar la cabeza. El motor de la troca retumba sin
moverse, desplegando su potencia en un rugido que lo ensordece. Los de adentro
de la cabina lo miran con un gesto gélido y una media sonrisa que le hace
sentir a Evaristo cuan desamparado está frente a la amenaza que se cierne. Un
sonido breve del cerrojo liberado y el tintineo metálico del cartucho que se
corta, suspenden a Evaristo en una espera oscura que se le hace eterna. Lo
único que ve frente a sí es una nube negra dentro de la que se agolpa una
terrible visión de su propio cuerpo que se desploma violentamente, despedazado
por las balas, desparramando en el pavimento astillas de hueso, vísceras,
excremento, carne quemada y porciones de cerebro…
Pero no pasa nada. La camioneta retrocede
lentamente. El soldado desactiva el martillo y deja caer teatralmente la bala
que estaba ya alojada en la cámara de percusión. Atrapa en el aire la bala que
salta, en un arco reflejo de entrenada coordinación viso-espacial y se la
muestra como diciéndole sin palabras “esta era para ti”. La camioneta se aleja
dejando a Evaristo solo, con la horrenda visión que ya nunca se le va a
olvidar.
Evaristo recupera días después del
encuentro con sus verdugos, el dominio
de sí. Y lo primero que hace es tomar su viejo Ford y pasar por su hijo a la
escuela, para largarse juntos del país. No volverá nunca a su pueblo. Mejor
dejar todo y renunciar, que pagar con su vida
y la de su hijo el tributo de la violencia que desangra el suelo patrio.
El exilio es la única salida para escapar
del horror. Adelante, atrás y a cada lado, le persigue un enemigo implacable
que no quiere que se sepa la verdad. Un enemigo que no dudará en cargar a la
cuenta del crimen organizado otro periodista asesinado.
Después de todo, la violencia sirve bien
para enmascarar los odios jurados y la desmesurada hipocresía, la venganza y la
esquizofrenia del poder, distorsionando el mandato constitucional y el contrato
social para condenar por decreto a la sociedad y a aquellos que la mantienen
informada.
Una dictadura virtual posa sus garras de
acero en los pueblos y ciudades, que en los próximos años sufrirán rapiña,
guerra, acoso y desolación. No habrá lugar a donde ocultarse, para escapar del
duro escrutinio de la muerte en la danza macabra de sangrientos tiroteos. La
letal ruleta de balas cobrará puntualmente su cuota de sangre. Caerán a las
tinieblas del infierno niños y viejos
por igual, en un despiadado carnaval de ausencias. Justo en este lado de la
frontera, en la tierra martirizada de este país.
Este país que tiene un vecino norteño con
mucho dinero y al que solo le puede
vender droga. Al norte fluye la droga y el contrabando de seres humanos. La
droga que los estadounidenses necesitan para enfrentar lo que su país es y la
mano de obra que ellos explotan de las formas más humillantes. A cambio, envían
de regreso cuantiosas sumas de dinero y arsenales completos con letales fusiles
de asalto como el que se utilizó para intimidar a Evaristo y exiliarlo.
Así comienza el Méxodo. El desplazamiento de poblaciones enteras que se hacen a un
lado huyendo del fragor de la guerra. Despojo y miseria se mueven en el lado de
las minorías, frente a las obscenas fortunas que amasan las élites del poder
con ayuda del secreto y la corrupción política. El peor enemigo del periodismo es
el gobierno que hará todo para minimizar las bajas y presentarlas como
necesarias ante la “misión impostergable de combatir las bandas de
narcotraficantes”. Después de Irak y Afganistán, México será el tercer país más
letal para el trabajo de comunicadores, reporteros y periodistas.
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