lunes, junio 30, 2014

WHEN THE ILUSION OVER



WHEN THE ILUSION OVER


Jorge Antonio Díaz Miranda
Junio 2014


Justo en los últimos quince minutos de juego la carroza se hizo calabaza. Los magníficos corceles árabes se trocaron en ratones de granero. La infiel y voluble hada del fútbol, abandonó la fastuosa charchina que nos llevaba a la gloria. Pero a los once cenicientos de Miguel Herrera se les arrebató la historia. Sí. Las perversas inercias volvieron. Líneas desordenadas que renunciaron a la posesión del balón. Replegarse dejando a los holandeses la iniciativa ofensiva. Desconcentrarse en un momento crítico y abrir un boquete en el muro defensivo. Desesperarse y provocar letales jugadas aéreas a balón parado. Un penal que no fue, pero las erratas arbitrales siempre serán un riesgo adicional cuando dejas que delanteros de experiencia, como Robben, jueguen la mayor parte del tiempo en tu área defensiva. Poco a poco, pero inexorablemente, la ilusión de los espectadores fue decayendo, cuando todo mundo se dio cuenta que Holanda adelantó líneas y los nuestros caían presas de la desesperación y la impotencia. Esta vez, creo, ni Miguel Herrera ni su onceava selecta, leyeron correctamente lo que se les estaba fraguando: el ímpetu de la naranja mecánica estaba siendo maliciosamente dosificado, para liberar casi al final una onda expansiva que le apagó a todo un país la frágil llama del furor. Tres minutos de tempestades de acero hicieron que el castelazo fuera consumado  para que México  requiescat  in  pace.  La mala fortuna nunca suele avisar de su llegada. Pero cuando llega es una guadaña que no tiene compasión. Las facturas del pasado se cobraron puntualmente a un equipo que había librado con mucha dignidad épicas  batallas con la endeble Camerún, los huecos anfitriones brasileños y los croatas que se pasaron de bobalicones. En uno de los pases a octavos de final mejores de la historia. Sin embargo, otra vez, por razones del pasado se vuelve a quedar en el camino la ilusión de trascender. Pero, con todo, queda mucho todavía por rescatar y reconocer. La continuidad de Miguel Herrera es una buena noticia. El despertar de Giovanni Dosantos es otra. La nueva generación con Héctor Herrera a la cabeza, promete horizontes prometedores. Guillermo Ochoa ha confirmado que es un gran portero y su graduación en copa del mundo no podía ser mejor. Lástima que Rafael Márquez, Andrés Guardado y otros de su edad, se están casi despidiendo. Miguel “Piojo” Herrera supo conjuntar la experiencia y el debut, sacando lo mejor de cada parte. Y a pesar de que los mares de tinta que se han escrito para responder por qué perdimos como siempre jugando tan bien, los caminos de la derrota no se pueden desandar. No se puede invertir la realidad anteponiendo una multitud de “hubieras”. Las cosas son así y pudieron ser mejores, pero simplemente ya no se pudo ir más allá de lo que ya fue. Lo peor es que las circunstancias que nos llevaron a la eliminación tocaron los cojones de una forma poco amable e irredenta. Me quedo con los momentos inolvidables, con la gran emoción personal que me causó esta selección mexicana con la mano –inesperadamente- combativa e inteligente de su DT.

Posdata. El caso de Brasil es patético. Cuando ganar es una situación de Estado el futbol padece una hambruna de creatividad y goce. Colombia de exportación, juego elegante, contundente, coherente, pinta para mucho más. Costa Rica bailando y cantando pasa sobre la grata y admirable selección de Grecia. El camino de Holanda es de mármol veteado para llegar directamente a la final y coronarse. Vamos a ver qué dice Costa Rica.

Posdata 2. Se terminó el pretexto para que los honorables legisladores sigan en la ñoña de posponer su nimio trabajo (¿?). Ya no hay selección de por medio y la distracción terminó.                       



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