sábado, abril 12, 2014

REQUIEM FOR A DREAM


REQUIEM FOR A DREAM


JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA[1]
Abril 2014


Para Karla, Ruben, Aldo, Giselle y Alberto…



I. El “crescendo” fílmico de una realidad sin anclajes

El director Darren Aronofsky subleva la sensibilidad del cinéfilo,con una  andanada de emocionesque persisten a lo largo de toda la cinta  en un crescendo agónico que lo persigue hasta el letal desenlace.La primera escena establece de forma absoluta el contexto perturbado en el que se desarrollará la desquiciante historia de Sara Goldfrag y la de su hijo desalmado, el drogadicto Harry;  pero en verdad que no hay ni para donde moverse en ese proceso de corrosión de la maternidad.

“Viene de lejos y   parece  no tener fin la guerra entre padres e hijos, la herencia de las culpas, el asesinato de la inocencia”.[2] No olvidemos que la modernidad se funda desde Iván Turguéniev (Padres e hijos,  1862) y Dostoievski (Los hermanos Karamazov, 1880), a partir de una profunda ruptura entre padres e hijos, que desdobla el apego en dos dimensiones contrapuestas: el vínculo amoroso que tiene un sentido manifiesto, y su contraparte que se mueve   furtivamente en las aguas cenagosas de lo latente.

Desde la azarosa lectura del Evangelio sabemos que no es  la duda lo que enloquece sino la certeza: en el mundo despiadado de los recientes años que corren con una celeridad  desbocada, los mejores valores  de la humanidad han sido derrotados, de modo tal que, en la viciada “normalidad” que nos rodea, las compulsiones y las obsesiones sobrepasan  cualquier sistema moral. No cabe duda que las drogas forman parte de la escena actual de la cultura estadounidense. Al igual que las armas, el trabajo compulsivo y la ansiedad.

El estado de New York - que comprende cinco boroughs (que se entiende como condados o ghettos): Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island, presenta uno de los más  altos índices de  delincuencia juvenil asociado con el tráfico de drogas y su consumo. Las drogas que consume con más frecuencia la juventud neoyorkina, perteneciente a los estratos sociales de clase media y baja, son: marihuana, cocaína (crack), heroína y anfetaminas[3]. En el mismo informe se puntualiza que repunta el tipo de consumo de cocaína inyectada. En efecto, en la cotidianidad la gente común no vive en el imperio de la ley o el mundo de la razón. Vive como puede  y hace lo que puede con lo que tiene; y, a pesar de su cognición o los avances de la tecnología, los patrones de la alienación mediática siguen utilizando los mismos mecanismos arcaicos, primitivos, instintivos, compulsivos, atávicos o rituales. Mecanismo que se activarán incluso en el seno de una sociedad industriosa y puritana que concibe al individuo como algo imperfecto, es decir, siempre en falta.

Recordemos que ya desde la postrimerías de la sociedad de masas y en vista del creciente poder de los mass-media, el artista pop Andy Warhol había profetizado quince minutos de fama televisiva para el individuo,  que los buscaría con el furor religiosodel nuevo “opio” del pueblo[4] (que según Karl Marx disociaría al individuo de su realidad material). Pero aunque la tele basura sea una franca humillación a la dignidad humana, provee una “realidad a parte” de la que vive una mujer como Sara Goldfrag,  encadenada por la doble moral a una rutina de aislamiento, aburrimiento, vulnerabilidad social y violencia. Esta última propinada por su propio y único hijo: Harry.


II. Sara: disolución, vulnerabilidad, olvido y angustia

La enfermedad de la modernidad es la soledad. Los adultos mayores son objeto del aislamiento social.  Su vulnerabilidad es manifiesta.  Sara a sus presuntos cincuenta años ya está deprimida, aburrida, ella cree que su vida no tiene sentido. Su adicción es la televisión y sus reality  shows de triunfadores en serie, le proveen el medio de “sentir algo” mientras el tiempo pasa. Sara es atávica, repetitiva, ritual. Su conducta se alimenta de rutina, aunque no se da cuenta que la rutina también alimenta una sórdida repetición.  Sara no tiene poder sobre su hijo, y tampoco lo tiene  para poder  cambiar su realidad,  se disuelve en el marasmo del anonimato. En vida se olvida de sí misma para eludir la angustia de existir,  es una “mujer rota”, es decir, escindida, fragmentada, desarticulada y abrumada por el desencanto. La vida sencilla que lleva se parece a la de una fugitiva enferma mental, alojada en el espacio reducido de un departamento de interés social. Su vida está circunscrita a un pequeño reducto vital que no tolera variaciones. Seguramente no duerme muy bien en las noches y en medio del insomnio,  Sara renace a un mundo de  sombras furtivas con  signos de una alteridad siniestra que amenaza su cordura con  extraviadas visiones y alucinaciones rejuvenecedoras que, pese a su lado plácido,  la amenazan desde la “torre”frigoríficacon  comidas rápidas y fallidas dietas que no pueden devolverle el glamour de un market bodie. Sara se obsesiona con la perfección y adopta un accidentado hábito anfetamínico, recetado por un médico sin escrúpulos, que le ayude a reducir la grasa sobrante de sus caderas maternales. Sara ya no tiene tiempo, ya no puede esperar,  siente que ha vuelto a sentir el pulso de algo lejano envuelto en la extrañeza, pues ella ya  no distingue los matices del tiempo. Se ríe con una mueca interior desolada y su mirada no es de este mundo, ya  no volverá de su tardía saga química, el shot ansiolítico toca la puerta para cobrarle factura, la psicosis anfetamínica[5] le causa un   prematuro otoño. Los paraísos artificiales de la “moderna farmacia utópica” no suelen durar mucho, sobre todo en la noche, cuando en la oscuridad,las paredes parecen estrecharse, al punto de provocarle a Sara una inequívoca sensación de estar atrapada en una jaula. Sara ya no posee una idea de futuro,  está agotada y sin alicientes;  ya no espera nada, ni a nadie y  nadie la espera, sólo     un mundo de fantasmas puebla sus fantasías. 


III. Harry:una personalidad en el límite

La rebelión química de Harry es transgresora pues rompe los cánones de la autoridad. Se encuentra a mitad del camino que une una intoxicación moderada con una intoxicación severa. La violencia, la inestabilidad emocional, las alucinaciones, la ideación paranoide, el descuido personal, la pérdida de peso, el escalamiento en el consumo de cócteles euforizantes inyectables y la ansiedad cada vez más prolongada, constituyen algunos signos evidentes de su progresivo deterioro psíquico, neurofisiológico, físico y mental. Harry actúa  como un  border line[6] (trastorno límite de la personalidad: TLP). El estado físico de Harry denota un inequívoco estado enfermizo de infecciones progresivas, desnutrición y deshidratación, inducidas por la ingesta excesiva de preparados toscos que combinando clorhidratos de mala calidad y bicarbonatos sódicos, que exigen de su hígado un trabajo metabólico extra. Su consumo incontrolado lo somete a un estado perenne de hambre por la droga,  además de las depresiones tras un período de abstinencia que se presenta de forma más frecuente no obstante las dosis crecientes que consume. La ambivalencia emocional de Harry está emparentada con la preeminencia del sistema de compensación límbica sobre áreas de procesamiento cortical y modulación voluntaria de la conducta,  alojadas en áreas frontales del cerebro. Harry ya no tiene el control de su conducta, su cordura depende  de un incesante bombardeo bioquímico opiáceo-euforizante. Harry es un joven emocionalmente perturbado que siente una profunda necesidad de aliviar la ansiedad y depresión que subyacen a su inestable personalidad. Harry se inyecta drogas para olvidar que está deprimido, le  gusta estar  colocado, very high, para no sentir la vorágine que lo empuja hacia el lado de algún tipo de responsabilidad o compromiso. Harry se siente más allá del bien y del mal,  es egocéntrico, una especie de Dioniso posmoderno separado de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás. Harry sólo vive en el presente y a pesar de su amistad con Tyrone y de su noviazgo con Marion, él evita comprometerse. No quiere comunicarse con Sara, su madre,  no la quiere escuchar, no espera nada de ella, no quiere nada con ella porque siente que entre ambos hay una inmensa distancia. Harry es intolerante y violento con su progenitora y está seguro   que Sara no tiene nada que decirle, ella    sólo le produce  lástima,  depresión y ansiedad.


IV. Marion: la diva del  actingout

Marion, la sensual novia de Harry, actúa en la misma espiral de dependencia y distorsión de la realidad que su partner. Hace un uso pragmático  e individual del lenguaje, es decir lo amolda a su antojo y cree tener la batuta en su juego de “femme fatal”, pero en realidad está viviendo también  una “realidad a parte”, porque el vínculo que establece con Harry tiene que ver con su dependencia irrefrenable a la sustancia. Marión es auto referencial, la realidad comienza y termina donde ella dice. Marión es insegura, frágil, lábil, evanescente, tiene todo lo material,  pero sus padres nunca están presentes. Marión es la diva del acting out[7]:impulsiva, colérica, irascible, ilimitada, una chica que se rebela contra cualquier fragmento de autoridad que le recuerde a sus padres. Marion no es capaz de hacer frente a la ansiedad de la separación, por eso depende de Harry a tal punto de no percibirse distinta de él mientras “el viaje” está en curso. Marion está dispuesta a todo mientras la sustancia fluya, no le causa ningún remordimiento ser promiscua. Marion tiene predisposición al riesgo y a la adrenalina. No se detiene  frente a los riesgos que su acting out le provoca, respecto de la sexualidad. Marion es dos personas:en la superficie es una chica inteligente, sensible y protectora; en  el fondo es una chica frágil, intolerante, tirana, compulsiva y cruel. Marion es rápida en exigir cambios que le favorezcan; exige un mundo de obligaciones de los otros pero que no le generen consecuencias; quiere actuar y actúa pero sin pensar. Marion posee el talento de enjuiciar a los demás sin incluirse jamás como parte del problema,  su dependencia la induce a ser un objeto-sexual, pero ella no se ve así. Se percibe como una heroína que busca emanciparse de toda autoridad, miente a los demás y a sí misma    porque teme a la verdad. El autoengaño es la medida del mundo que ella despliega para sí. Marión no siente culpa, eso es para los demás. Marion y Harry están viviendo una especie peculiar de folie a deux[8] mediado por el uso de sustancias psicodélicas. A causa de su pérdida de la realidad  viven experiencias  border line, con actos de vandalismo sólo para apagar su sed de adrenalina.   Los   dos jóvenes amantes se pierden a sí mismos bajo el efecto de la droga y no saben cómo ubicarse en el flujo de los sentimientos, lo cierto es que se usan el uno al otro para escuchar   lo que quieren oír.  La aparente seguridad de Marion se desploma a los primeros síntomas de crisis de abstinencia. Ella no  es capaz de asumir el dolor y el sufrimiento, evade cualquier responsabilidad, incluso consigo misma y prefiere vender su  atractivo  cuerpo  a cambio de una insignificante  bolsita de sustancia.  Esto la llevará directamente en la boca del lobo, es decir, al servicio de los oscuros placeres de un afamado diller.

V. Tyrone: narciso afro y conducta de ghetto
El tercer personaje de esta cinta, es Ty (Tayron), el “amigo” de Harry, un personaje que vive en el ghetto de New York,  el Bronx. Tyrone es un hombre “gang”, la pandilla es él y él es la pandilla. El sentido de su conducta es tribal, atávico, gregario; es decir, indiferenciado, con una identidad indefinida, plural.  El estigma propio del color de su piel, forjó en él rasgos  de pandillero oportunista, cuyo ideal es poder entrar a las grandes ligas de la mafia que domina los suburbios neoyorkinos. Su personalidad es ambivalente: no tiene nada que perder. Lo que le pasa lo deja sin resentimiento o culpa. Su egoísmo desmedido le permite servirse  de Harry,  un blanco desprevenido, para poder empezar un negocio con el hampa de su ghetto. El cándido apoyo de Harry que lo salva de la cárcel con el ahorro de ambos, no es más que un instrumento para que él siga considerando la valía de su liderazgo a pesar de las consecuencias,  es decir,  volver a partir de cero  en el negocio y quedarse sin recursos para el abastecimiento de droga. Ty se “masturba” constantemente con la imagen de su madre, pues, ella representa lo irrecuperable,  la presumible falta de cariño edípico que compensala fallida  sexualidad con su novia disfuncional. La dependencia a los psico fármacos  le impide ver cuáles son sus verdaderos deseos y tampoco le interesa mucho averiguarlo.

VI. La disolución de los vínculos humanos
A pesar de pertenecer a contextos sociales distintos, los cuatro personajes   tienen en común la disolución de los vínculos humanos o de apego. La tendencia a desvincularse de los afectos, a evadir  las responsabilidades y compromisos comunes y ordinarios en el seno de las familias es un rasgo vigente hoy en día. Pero esta supuesta “independencia”, esta ficticia emancipación  ha cobrado  sus costos. Asistimos a una disociación palpable de las relaciones humanas “primitivas”,  que no apela a una exigencia moral fallida, sino a una falta de  consistencia y perdurabilidad  en los afectos más elementales. Estos afectos disueltos e inexistentes han creado un vacío anímico que no se puede satisfacer artificialmente. La  anhelada “independencia” de los vínculos familiares, se ha sustituido con otras  “dependencias” perniciosas e  infrahumanas. Lo que se ha instaurado  en la mayoría de los individuos de nuestra agobiada modernidad y postmodernidad —a partir de la des-composición familiar y social— son la neurosis y  psicosis. Las  variables en el  deterioro de los individuos   son cuantificadas por  circunstancias accidentales,  no por una  voluntad consciente. Una  sociedad que   acepta  tácitamente lo que va en contra de la ley, pero evade  cualquier  responsabilidad tanto familiar como cívica.  Se trata de una  escisión colectiva de la realidad. Lo que cuenta es la   banalización y la imposición externa que acaba en una  des-personalización absoluta. La realidad  ajena se vuelve la propia. En estos contextos no es de sorprenderse la oferta y demanda de drogas sin límite alguno. En  las sociedades urbanas contemporáneas  la dinámica imperante   es  la cosificación de las personas, en pro de  la lógica  del mercado cuya apuesta apremiante es: compra tu felicidad  sin considerar el precio.
Ficha Técnica
Título original: Réquiem for a Dream
Nacionalidad: EEUU
Año: 2000
Dirección: Darren Aronofsky
Guión: Hubert Selby Jr., Darren Aronofsky (basado en la novela de Hubert Selby Jr.)
Producción: Eric Watson, Palmer West ,
Dirección de Fotografía: Matthew Libatique
Montaje: Jay Rabinowitz
Música: Clint Mansell & Kronos Quartet
Reparto: Ellen Burstyn (Sara Goldfarb), Jared Leto (Harry Goldfarb), Jennifer Connelly (Marion Silver), Marlon Wayans (Tyrone C. Love), Christopher McDonald (TappyTibbons), Louise Lasser (Ada), Sean Gullette (Arnold)
Bibliografía

Stevens, Anita y Freeman Lucy. Hijos en Conflicto.Gedisa, México, 1988.
Cajas, Juan. El truquito y la maroma, cocaína, traquetos y pistolocos en Nueva York. Una antropología de la incertidumbre y lo prohibido. Conaculta, INAH, México, 2004.
Kalina, Edoardo. Adolescencia y drogadicción. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1988.
C.I.J, A.C. Farmacoterapia de los síndromes de Intoxicación y abstinencia por psicotrópicos.  México, 2001.
Novelletto, A. Y Spitz, René. La masturbación en el niño y Hacia una revaluación del autoerotismo. Proteo, España, 1969. (Publicado en la Psychatrie de l’enfant. PressesUniversitiares de France, París, Vol. X, fasc. II).
Ocaña, Enrique. El Dioniso Moderno y la farmacia utópica. Ed. Anagrama, Barcelona, 1993.
Bauman, Zygmunt. Amor líquido. Acerca de los vínculos humanos. FCE, México, 2012.

Notas
[1] Colaboración en la redacción de notas psiquiátricas, puntualización bibliográfica, descripción de páginas electrónicasy traducción de este ensayo al italiano, de Marina Julia  Sforza del Ministerio Italiano de Sanidad destacado en Trieste. 
[2]Se cita  a José Saramago en su bello texto literario El Evangelio según Jesucristo, Alfaguara, 1998. ISBN 978-84-663-1845-7.
[3]http://www.drugabuse.gov/publications/research-reports/prescription-drugs/trends-in-prescription-drug-abuse/how-many-people-suffer-adverse-health-cons
[4]Karl Marx enContribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843: Kritik des hegelschenStaatsrecchts),  publicada en 1844 en el periódico Deutsch-FranzösischenJahrbücher, relata  en síntesis  que se necesita la abolición de la religión entendida como “felicidad ilusoria” del pueblo para que pueda darse su felicidad real. La exigencia de renunciar a las ilusiones sobre su condición es la exigencia de renunciar a una condición que necesita de ilusiones. La crítica a la religión  de Marx, se puede trasladar en este contexto a los mass-media, y todo lo que representa una “felicidad ilusoria”, incluyendo las sustancia  psicotrópicas. 

[5]La psicosis anfetaminica es un tipo de psicosis provocada por el cansancio psíquico tras el abuso prolongado de anfetaminas. Este tipo de psicosis suele caracterizarse porque el sujeto sufre paranoias persecutorias o que atentan contra su persona, varían según la personalidad de cada persona; desde agresividad incontrolada hasta depresión, con ideas delirantes o paranoicas, también suele ir acompañada de alucinaciones auditivas y visuales ya que el cerebro no percibe correctamente las señales de los sentidos. Los síntomas de la psicosis anfetamínica se parecen mucho a los de la esquizofrenia paranoide. En ambos casos suele haber una historia de inquietud, mayor irritabilidad y alta sensibilidad perceptiva, que se desarrolla en delirios de persecución, ideas de referencia y alucinaciones visuales, el afecto apropiado, una conciencia clara, hiperactividad, hipersensibilidad o ausencia de trastorno del pensamiento distingue la psicosis anfetamínica de la esquizofrenia. Otros consideran que es absolutamente imposible una diferenciación clínica. Los métodos de diagnóstico más fiables son las pruebas específicas de laboratorio que detectan la anfetamina en la orina.Borrego, Alicia,(1990)«Anfetaminas».

[6]El diagnóstico del TLP, en el caso de Harry, se confirma por la presencia  de los siguientes criterios  apegados al DSM-IV: auto destructividad, rupturas airadas en las relaciones interpersonales, sentimientos crónicos de profundo vacío y soledad.El término borderline, tiene sus orígenes en hipótesis psicoanalíticas en las cuales el término designa un tipo de frontera entre la “organización neurótica” y la “organización psicótica”. De acuerdo a esta teoría, el trastorno borderline se basaría en la angustia de la pérdida del objeto y se traduciría en una inseguridad interna constante y en actitudes de poner a prueba al entorno de forma incesante.http://www.psiquiatria.com/imgdb/archivo_doc8506.pdf
[7]El acting out es frecuentemente utilizado por  individuos psicóticos ya que, un ataque violento por ejemplo, puede considerarse en relación al acting out de trastornos alucinatorios y delirantes, la conducta resulta consistente con los trastornos y causada por ellos y no tiene nada o casi nada que ver con la realidad. Es frecuente al tratar con pacientes psicóticos esperar a que el paciente tenga una susceptibilidad de actuar, o peor aún, que actúe, partiendo de sus impulsos y percepciones irreales.Revista de Psicoanálisis, Psicoterapia y Salud Mental Vol. 3 nº7, 2010 (Por: José Martín Agreda García).

[8]DSM–4 Criterios para el diagnóstico de Trastorno psicótico compartido. Se desarrolla una idea delirante en un sujeto en el contexto de una relación estrecha con otra(s) persona(s) que ya tiene(n) una idea delirante establecida.







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