viernes, noviembre 15, 2013

THE ECOLOGICAL FOOTPRINT (EFP)

     Jorge Antonio Díaz Miranda
Noviembre 2013



            
Huella Ecológica (EFP, por sus siglas en inglés) es una herramienta de contabilidad de recursos naturales y los distintos usos que les damos.  Es decir, mide los recursos naturales disponibles, define cuánto de esos recursos usamos, identifica los sectores que los utilizan y pondera cómo son utilizados. Todo lo anterior para obtener una correlación entre la bio-capacidad disponible y las distintas actividades productivas (industriales, o agrícolas). Con esta herramienta se pueden hacer proyecciones de vida media de los recursos naturales y escenarios para su recuperación a mediano y a largo plazo. Esta herramienta fue presentada por primera vez en el año 2003 y ha servido como soporte técnico para medir el cambio climático a nivel global, regional y local, a partir de sus efectos en la calidad de vida de las personas.  

De acuerdo al Dr. Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network (GFN) y co-creador del concepto, durante el período que va de 1961 a 2012 la bio-capacidad disponible por persona en México (que es una distribución en términos reales de recursos naturales como agua, bosque, zonas de cultivo, intercambio químico para la producción de oxígeno y especies animales tomando como medida de área, una hectárea), se redujo en un 62%, variando de 4.42 a 1.72 hectáreas globales por persona (GHA, por sus siglas en inglés). El consumo per cápita se incrementó en un 38%, con la Huella Ecológica fluctuando de 2.36 a 3.25 GHA por persona en el mismo período. De acuerdo con la Directora de Iniciativa Estratégica de GFN, estos resultados sugieren que México está incurriendo en un déficit ecológico, es decir, gastando más recursos de los que tiene, sin considerar las implicaciones a corto, mediano y largo plazo para las nuevas generaciones de mexicanos. El sector industrial y el sector agroindustrial son los componentes preeminentes en la huella ecológica de México con un residuo exponencial de 50 millones de toneladas de carbono.   

Al comparar el déficit ecológico mexicano a nivel internacional, se encuentra que es un patrón que se repite. De hecho el 81% de la población mundial de 7 mil millones de personas viven países que incurren en la misma deuda ecológica, con un exceso característico, falta de planeación (administrativa), falta de prospección (visión a futuro), desigualdad, centralismo consumista de las urbes, despojo, enajenación forzada, y, vacío jurídico para proteger áreas naturales y mantos acuíferos. La solución de dependencia hacia aquellos países que cuentan con abundancia ecológica es una solución parcial y solamente paliativa que terminará por aumentar la presión y las tensiones sociales, obligando a cientos de poblaciones a emigrar de sus lugares de origen a otros dentro de sus propios países, o bien a cruzar las fronteras. Bajo esta perspectiva es posible establecer prioridades para racionalizar el uso de recursos que hoy están bajo una presión intensiva: el agua, los alimentos, los recursos forestales (con una tasa elevada de erosión), la biodiversidad y el petróleo. 
       
                 

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