sábado, noviembre 24, 2012

EL HOMBRE QUE SAQUEO ROMA


BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
NOVIEMBRE DE 2012

Quizá se trate de uno de los mejores libros periodísticos sobre la era Berlusconi, el fresco más completo del hombre que con su delirio de grandeza convirtió a Italia en la utopía satírica del homo videns. El larguísimo happenning cabaretero de Silvio fue una sucesión grotesca de escándalos sexuales, opresiva imposición del gobierno bunga bunga, mientras la economía del país se desplomaba y la bancarrota de las finanzas públicas se convertía en una ominosa realidad. La crisis financiera de 2010 adelantó la cruda del poderoso gobernante que sustituyó la vida democrática de la república por el espectáculo televisado que engulló la vida pública y sustituyó alegremente  la compleja realidad multinacional y multirregional del país por un desfile de belleza artificial.  Las vagas alusiones parlamentarias a los problemas sociales del sur de Italia, fueron pretexto para que el engominado cavalieri confeccionara chisteras y ocurrencias de mal gusto, burlas y juegos de palabras, que relegaron a la política y pusieron en el centro lo marginal, el sofisma y la vulgaridad. Tras el fracaso de Prodi, la clase interpretante de italiana anunció un largo receso analítico, mientras la lega norte se movilizaba con todo su empuje industrioso y financiero para saltar al poder y apoderarse del país como si de un botín se tratase. El nacionalismo y la Italia unida fueron los argumentos con los que los conservadores del norte convencieron a una sociedad educada e informada, pero dividida e inoperante. La involuntaria colaboración de los radicales bafan, nihilistas full time y con sobredosis contestataria, hicieron las delicias para que se hiciera posible un nuevo ciclo de pan y circo,  procaz itinerario de hendiduras, tetas y nalgas, entresacadas de la cinematografía de un Tinto Brass o del último y delirante Federico Fellini. La política fue sustituida por los determinantes denigrantes del  fellatio y la puñeta, la orgía y la bacanal, la buena mesa y los vinos de importación, las rayas de coca y la champaña; la epifanía de la clases dominantes en el burlesque, putero o burdel de la humillada Italia. El libro  de Alexander Stille es a final de cuentas toda una revelación y sostiene el argumento de que lo que sigue en el futuro inmediato y un poco más lejano de Italia, será de pronóstico reservado por el profundo retroceso y polarización social, que dejaron al país en ruinas y parálisis democrática, aleccionándonos de que aún la cuna del pensamiento político de la civilización occidental - con grandes luminarias intelectuales como Umberto Eco, Claudio Magris, Norberto Bobbio, Giovanni Sartori, Luigi Ferragioli o Michelangelo Bovero-, está a merced de los mercenarios de la antidemocracia y la antipolítica, peste moderna que erosiona y reduce a escombros los fundamentos de la democracia y el estado de Derecho.                                 


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