La película fue presentada por el Director Bruno Dumont en el año 2006 y como sus anteriores trabajos (v. gr. 29 Palms, 2002) su argumento se pasea por lo cotidiano hasta que de golpe emerge lo siniestro que trastoca el mundo y las mentes. En Flandres el recurso del director aparece en un aparentemente tranquilo sitio rural ubicado entre Francia y Bélgica, con unos personajes que ahí mismo revelan una personalidad absurda por su pasividad, su desapego y su frialdad. Mientras la fotografía va de un lado a otro en medio de una llanura húmeda y granjas con cobertizos desvencijados, asistimos a la vida de jóvenes depresivos y aburridos que sostienen sexo mecánico sin tino ni destino... luego, llega la gleba del ejército para incorporarse a las tropas de la "coalición occidental" para sumarse a las guerras en Irak o Afganistán. La guerra es asumida sin plena conciencia por los prematuramente envejecidos jóvenes rurales, que ven tal situación como una vía de escape. A la postre se nos muestra el arquetipo de las modernas unidades de combate en sus idas y venidas por el desierto, patrullando poblaciones de las que los reclutas ignoran todo lo concerniente a la historia y la cultura local. Los enfrentamientos se suceden unos tras otros y los jóvenes reclutas se ven empujados a situaciones de abuso de fuerza, violaciones, asesinatos de niños (armados por los insurgentes) y finalmente al rostro de la muerte que los topa desde la venganza de los inclítos insurgentes. Paralelo al combate se desdobla la historia de la fatal heroína que desde su espera en el terruño europeo espera el regreso de los amantes, pero, al no darse éste, padece desdoblamientos de personalidad tipo dejà vu que la enloquecen y recluyen en un hospital psiquíatrico. Los paralelismos avanzan hacia una ruta común de deshumanización, shock sicológico y locura. El único sobreviviente de la incierta patrulla de paisanos vuelve a su pueblo para enfrentar el cuestionamiento culposo, la psicosis post combate y la miseria de un mundo que ha sido trastocado en su rutina. Si bien el artificio de la pasión puede constituir una momentánea tabla de salvación, la caída es inevitable por más reluctancia moralina que opongan los tristes actores, cabezas de paja, consumidos por un destino despiadado. Me gustó la película y las actuaciones, pero sobre todo el condimento especial que agrega Dumont como equilibrio: la venganza directa.
Director: Bruno Dumont
Writer: Bruno Dumont
Stars:
Adélaïde Leroux, Samuel Boidin and Henri Cretel
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