viernes, marzo 05, 2010

DESASTRES NATURALES EN TIEMPOS DE CRISIS ECONÓMICA (1)

BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA MARZO DE 2010

Los desastres naturales ocurridos recientemente han perturbado la visión idílica de estabilidad y seguridad, trocando esta en angustia e incertidumbre. Los actuales modelos científicos de interacción compleja hombre-ambiente comienzan ha mostrar cómo las acciones humanas de escala industrial, en el último siglo, han modificado el comportamiento del planeta, replicando efectos colaterales que se hacen sentir globalmente. El epicentro de un evento de mediana intensidad puede alcanzar periferias remotas con efectos devastadores, y aún reproducir uno o varios trenes de fuerza destructiva que perturbaran en conjunto las actividades humanas en todos sus ámbitos. Las nuevas tecnologías de monitoreo geológico han revelado cuan inestable es nuestro planeta desde el punto de vista sísmico, y se ha logrado rastrear en tiempo real algunos eventos que ponen de manifiesto la inminencia de un movimiento violento ya sea en las plataformas continentales o bien en los lechos marinos. La liberación de energía que se produce tras el choque de plataformas continentales, se propaga en todas direcciones, arrasando poblaciones en cuestión de segundos con intensidades que van de los 7.5 a los 8.5 grados Richter. Además, con estos movimientos sísmicos se han registrado variaciones en el eje rotatorio del planeta, lo cual aún no se ha podido establecer si es resultado de la inestabilidad telúrica del planeta o viceversa. Lo que sí es un hecho es que al menos a partir de la última década del siglo XX el comportamiento sísmico del planeta puede predecirse con un grado aceptable de anticipación y con el mínimo estadístico de error, pero no obstante los eventos de tal naturaleza siguen avasallando con fuerza desmesurada a los países asentados en las zonas de riesgo. La dimensión logística que encierra la prevención de desastres naturales es un desafío para las sociedades modernas, pues implica movilizar flujos financieros considerables, que actualmente con la galopante crisis económica mundial, no están disponibles. Indonesia, Haití y Chile, constituyen buenos ejemplos de prevención anticipada y escasez financiera. En este contexto, prevención debe entenderse en el sentido de “esperar” que un evento determinado se presentaré dentro de periodo corto de tiempo, sin conocer realmente su magnitud y menos aún las zonas donde golpeará con mayor fuerza, lo que complica cualquier intento de planeación estratégica.

Ahora bien, en los tiempos que corren, los desastres naturales –entiéndanse sismos, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas-, constituye un buen ejemplo de interacción compleja que pone al descubierto variables de riesgo capaces de impactar negativamente los ámbitos de la acción humana. En esta dimensión, las actividades más lábiles al riesgo son precisamente las económicas, pues al detenerse, provocan una reacción en cadena, ya que, tras el nuevo liberalismo económico cuyo rasgo definitorio es la globalización, son interdependientes. En la moderna economía mundial basta con que un eslabón –institución financiera o país- colapse para que toda la cadena sea afectada. A partir de aquí adquiere sentido lo que el sociólogo Niklas Luhman denominó hace algunos años las sociedades de riesgo, cuya conformación no deviene de la institucionalidad que las rige ni de las leyes que determinan su orden, sino de su capacidad adaptativa a la inestabilidad… Al menos esto es lo que dice la teoría, pero la verdad es que, a la luz de la realidad, el naufragio social ante desastres naturales, refuta la premisa neodarwinista, incluso a una escala mundial. Primero porque los países siniestrados no poseen capacidad de reacción efectiva, los daños rebasan la capacidad de su economía y más aún si esa economía está lastrada por un significativo déficit público. Segundo, la asistencia que puede canalizarse desde las economías poderosas apenas alcanzará, el 1% del costo total de la catástrofe. De este manera se comprende por que las catástrofes de hoy han crecido en resonancia y colateralidad.

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