martes, octubre 28, 2008

EL CHACOTERO SENTIMENTAL

Reproducción sin afán de lucro, sólo con fines informativos

by JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA

2008

Desde la marginalidad que es referente de sí misma, un personaje extravagante monta un foro peculiar, para gente insólita de un alegre país de locos, que desea poner sus cuitas personales al alcance, aunque sea virtualmente, de la gran masa adicta a los programas radiales con matices sentimentales. Este recurso catártico será el símbolo de bonhomía en la gran Babelia de frecuencia modulada, pero sin el compromiso del consuelo para las partes trágicas. La historia mediática, por cierto, no tiene temporalidad sólo un corte arbitrario que nada dice del antes ni el después. Y es que, aquí confluye la sinergia de las historia personales de seres humanos con sus pasiones y sus sentimientos, cuya reconstrucción bien podría representarse como un bucle de sombras donde el pasado brumoso se aglutina en la incertidumbre del presente, el núcleo inestable del momento que se escapa de las manos con sólo abrir y cerrar los ojos. En el antes y el ahora la mente toma datos precisos pero eso no impide un cierto sesgo combinatorio repentino que juega con nuestra conciencia como Dios juega con el azar. La subjetividad es lo que hace distinto a cada ser humano de otros de su especie, y ello es responsable de las formas de expresión, la sensibilidad y el tipo de conducta que se pone en movimiento. Cada acto, cada expresión, cada manifestación sensual posee una significación particular e irrepetible. Sin duda podríamos juntar todo lo anterior y buscar establecer un patrón como lo hace la psicología comparativa pero eso no sirve a la hora de profundizar la comprensión del alma y su relación con el cuerpo desde la esfera de las pasiones...todo lo anterior y más es el Chacotero Sentimental, el confesionario radial de los furores de Santiago. Ofrecemos a continuación los comentarios a cada una de las tres historias que transcurren en el intersticio de nuestra pasividad y la reconstrucción en tiempo real de un pasado que queda encapsulado en las ondas hertzianas del cuadrante más directo de la radio.
I. La bóveda de la sexualidad aloja constelaciones extrañas de usos y placeres que se solazan con el riesgo de los límites. La puesta en marcha de estas prácticas de vértigo basa su argumento en el desconocimiento de las convenciones sociales. El dinamo para semejante desplazamiento es el hedonismo hebdomadario. Su emplazamiento es una cama mínima, una ventana y el sol de mediodía. Al suroeste del Ecuador los días son tórridos y sofocantes, incitantes para el juego del amor. El fragor de una blusa desbordada por un par de senos sedicentes o una falda entallada dos números menor que la amplitud de la cadera, suelen ser los desencadenantes para llamar a la puerta y acceder al paraíso. Ella juega y el se deja llevar, ella besa y el se derrite, ella viene a buscar y el le ofrece lo que cree que ella quiere, ella lo lleva al lecho y el se vuelve un volcan. Ella es una mujer madura que tiene el fuego de una legión. Él es apenas un veinteañero que canta por hacer algo mientras en la calle no pasa absolutamente nada. El marido de ella es tan insustancial como frívolo, como aburrido, como rígido, como ingenuo y tan aparentemente duro como realmente ciego. En el edificio de la ilusión del poder de lo masculino hay miles de puertas abiertas por donde se puede meter lo inesperado, es decir, lo contrario al control que emana de ese poder impostado. Lo importante no es lo que se ve, sino lo que subyace. Lo importante no es el predominio de género sino su negación a través de la sensualidad. Lo importante no es la seguridad sino la adrenalina que aporta el riesgo. Tirarse una mujer casada conlleva tan sólo el gozo de ella y la doble burla a los machos en disputa. Su cama siempre será tibia, sus manos cariñosas, sus besos irresistibles, su entrega incansable y su necesidad tan insaciable que pedirá siempre más y todo le parecerá poco. El verdadero poder que trastoca el orden social, es una hoguera de piernas abiertas y senos enormes que nos asalta de improviso hasta en los sitios más ordinarios donde descubrimos, ¡oh ironía del destino¡, que todo queda en familia.
II. Cuando lo familiar se vuelve siniestro no hay forma de reestablecer la normalidad, ni el equilibrio mental, ni el juicio...tampoco la salvación. Padres e hijos conviven bajo la égida de roles impuestos, bajo el amor convencional, con el propósito de reproducir los mecanismos que aseguran la reproducción de la especie y la continuación de la sociedad. Uno de los aspectos más interesantes revelados por la sociología es el hecho de que en sociedades rígidas los límites llegan a ser trastocados con mayor frecuencia que en aquellas sociedades más tolerantes y abiertas. Documentado por decenios de estudios sociológicos e históricos está el hecho de la rigidez de la sociedad chilena de las clases media alta y elitista. De acuerdo a algunos expertos, fueron tales estratos socioeconomicos, antes que el ejército, los que conspiran para dar el golpe militar que terminó con el gobierno de Salvador Allende, en el año 1971. Pero a pesar del fundamentalismo ideológico que ostentan las clases privilegiadas, en el interior de su núcleo familiar se dan manifestaciones de trastocamiento de los valores tradicionales, que incluye prácticas endogámicas como el incesto. Pese a su proihibición universal el incesto sigue ejerciéndose en las sociedades patriarcales donde hay una debilidad estructural y una omisión intencionada de las normas. La existencia de valores no presupone para nada el ejercicio real de su acatamiento por parte de las figuras de poder. Aqui tambien opera una doble moral que hace ostensible la prohibición y su excepcionalidad. Aquí tambien se observa la dicotomía entre el principio de realidad que lo prohíbe terminantemente y el principio del deseo que subvierte. Dos aspectos independientes y paralelos que se mueve cada uno en distintas direcciones. La presencia del incesto cuestiona el marco de la realidad, de lo normal, de las bases racionales que sostienen el funcionamiento social y mental de los sujetos. La realización del incesto está vinculada con las familias disfuncionales y suele instalar diversos grados de pérdida de la realidad que producen patologias condutuales como la histeria, la neurosis o incluso la locura. En familias disfuncionales la histeria nunca será resultante de la duda existencial sino de su certeza de vacío. La neurosis se alimenta de la evasión y de su capacidad de simulación. La locura, total o parcial, funda su estructura en la nada que le devuelve un espejo, es la negación de la negación, la lógica de lo ilógico, la forclusión de la realidad a través de la conciencia asaltada por el delirio hasta llegar a la recesión final de la opción por el suicidio. En el espacio convulsivo de la familia disfuncional, histeria, neurosis o locura están entrelazadas por la sospecha, el secreto y el silencio, además de la violencia y el autoengaño. Los hijos que produce una familia disfuncional reproducen a otra escala la trasgresión y la fuga, la furia y el desencanto, la persecución y el maltrato, el amor entendido como desamor y el odio entendido como pasión.
III. Una ojeada a las zonas habitacionales populares de Santiago, Valparaíso, Antofagasta, Coquimbo o Atacama, constituye, como en otras ciudades latinoamericanas, un crisol hacinado de familias compartiendo un pequeño espacio. Y es que la emigración desde el interior está relacionada con la falta de trabajo, la concentración del desarrollo en la infraestructura urbana, la tajante geografía de Chile y los extremosos cambios de clima por la cercanía de la cordillera andina o el indomable océano pacífico. Cientos de familias, tal vez miles, repartiéndose el poco espacio que queda en las ciudades, asentados en viviendas irregulares y comunidades emergentes que no cuentan con los servicios mínimos. Ese es el mentís de la Cueca imposible de todo el día de una intimidad postergada que nunca es realizable por la forzada promiscuidad. Historias de vida acotadas por la tragicomedia, los enredos, los hijos, el preservativo que no funciona y las presiones del trabajo. Deseo intensificado por su no realización o la realización en otros cercanos liberados por la no restricción de su juventud. Tardes ardientes de veranos tórridos que funcionan para la liberalidad desinhibida. En tales circunstancias la casa siempre estará afuera en el amplio escampado, en el coche, en la buhardilla, en el baño común. Nos referimos al espacio de la intimidad, de las caricias, del uso de los placeres, del ejercicio consumatorio del amor en su aspecto de materialidad fisica. La intimidad se realizará plenamente lejos de la mirada de los demás, fuera de los límites autoimpuestos por el imaginario de obligaciones y compromisos asociados a la reproducción de la especie.

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