IL NUOVO CABARET DI SILVIO

IL NUOVO CABARET DI SILVIO

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA

2008

La triste historia de la cándida izquierda que no supo ser y de sus votantes desalmados que la dejaron perecer. Hacia mediados de enero de 2008 Walter Veltroni lanza una frase publicitaria que recuerda el Benchmarking de Barack Obama: "Si puô fare”, queriendo jalar a los representantes ciudadanos de la Italia deprimida y frustrada, concentrados en su mayoría en el sur, a la lucha de la centroizquierda en contra del líder de Forza Italia el Inmortal zorro viejo Berlusconi. De esta manera Veltroni se anticipa a lo que los intelectuales italianos con Umberto Eco, Gianni Vattimo y el premio nobel de literatura Darío Fó venían señalando desde meses atrás, que el abstencionismo daría la puntilla a las posiciones de una izquierda alicaída por el pobre papel de Prodi en su brevísimo gobierno de fracasos. Pero los sondeos demoscópicos indicaban poco margen de maniobra, la Italia del Norte, industriosa y empoderada movía sus zonas de influencia a través de un flujo financiero sin precedentes sobre lo cual se emplazó una plataforma sólida: el argumento del dinero sustituyó las lagunas, lavó memorias, erradicó dudas, dinamitó la crítica y preparó de forma mediática a la clase media para acoger sin más a Il Cavalieri. En el mundo al revés basta el encanto personal, la ocurrencia, el desenfado y la superficialidad para conquistar a los indecisos y blandengues, y lanzar a las masas consumistas a un movimiento total de insensibilidad histórica sin precedente, guiados por el sueño del Calcio, los anillos libidinosos de los cardenales, los traseros ampulosos de modelos y el poder de persuasión de la mafia. La verdad es que la Izquierda italiana no discriminó correctamente la longitud del target y subestimó la increible capacidad multitasking del poderoso empresario, además y gracias a la inoperncia de Romano Prodi nunca estuvo más lejos de la gente que decía representar: Veltroni apestaba a nostalgia por los viejos estilos que degeneraron en parálisis para los sindicatos y uniones democráticas, inoperante, burocratizado, esterilizado discursivamente por el gobierno de Prodi y venido a menos por la desorganización monumental de las corrientes que lo apoyaban.

El perverso eterno retorno. Por tercera vez los italianos dieron el triunfo a Berlusconi, a pesar de los 93 procesos judiciales y ninguna condena, además de la explosiva fusión de intereses empresariales y políticos, y la enorme superficialidad de opereta que lo rodea que es más espectáculo y grandes promesas que hechos reales. La canción sigue siendo la misma, es el marketing de un pontífice de la imagen capaz de manejar a la voluble concurrencia a su antojo. Berlusconi es el producto número 1 de importación Made in Italy: guapo, simpático, campechano, elegante, ocurrente, totalmente fashion, el primer septuagenario metrosexual. Sólo un país tan fascinante, paradójico y cínico como lo es Italia podía crear un político así, irreverente, anti solemne, grandilocuente, en rebelión perenne y servicial con el sistema financiero que lo sostiene. Así el ídolo moderno de la pérfida itálica apuesta por un modelo de ciudadanos-espectadores que asistan a su encumbramiento de self made men seduciéndolos con petting lascivo y panini de humo.

En la utopía perfecta de los paraísos artificiales mediáticos, Berlusconi es el rey en la ecuación oferta-demanda, su grandeza de clown se mide por los actos masivos, la oratoria inflamada y el ratting que adhiere en torno suyo a golpe de ir elevando la cuota de las promesas. En esta dimensión sólo se le puede equiparar Mussolini, Gabriele d´ Annunzio o Garibaldi, en ese orden.
El camaleón urbano ha regresado, y con él toda la parafernalia del lifting, el spa, los asesores de imagen, los peluqueros maricas, los chefs de vanguardia, las escarceos con mujeres jóvenes, los conciliábulos de la logia masónica P2 y su eterna complicidad con el siciliano Marcello Dell´Uttri. La receta para conquistar al pueblo sigue siendo la misma: bravatas misóginas, sus palabras xenófobas, su actitud pueril de semental ante el triunfo de su equipo de futbol, el oropel de sus aventuras con chicas jóvenes que ofician largas jornadas sexuales, las vacaciones que ofrece a Putin o a Sarkosi, sus viajes de placer por el mediterráneo… en fin todo sigue igual en el barroco italiano del siglo XXI.

Rigurgito Antifascista. Este es el título de una canción emblemática de un grupo italiano de World Music Fusión a mitad entre el Reggae, el hip hop y el Punk, 99 Pose. Emblemática esta canción entre los jóvenes que se identifican con movimientos radicales anti sistema, contestatarios y enemigos declarados del régimen político que dominan los facios. El contenido discursivo de esta canción es un largo ajuste de cuentas con el facismo italiano que se esconde tras los grupos de potentados industriales y financieros, una revancha en toda la extensión e implicaciones históricas entre la Italia pobre del sur profundo y la Italia industriosa del norte. Alude al racismo, a la eugenesia, a la marginación, a la represión, a la violencia de los carabinnieri que asesinan jóvenes activistas desde autos blindados. La canción cierra con una retahíla de hastío, de asco y vómito por la voracidad de los poderosos. Inteligente, desesperada, impotente, derrotada, agresiva, furiosa, así es la letra sincopada de 99 Pose y en 1993 ha de haber sonado demoledora ante una derecha italiana sacudida por el escándalo de corrupción con que Il Cavalieri cerraba su primer mandato. Sin embargo el mundo da vueltas tremendas y el 15 de abril de 2008 este mensaje flamígero seguramente se habrá convertido en el favorito de Berlusconni. La razón de semejante paradoja es insostenible para un país que se precia de ser la cuna de la Ciencia Política con grandes nombres Nicola Machiávelli, Norberto Bobbio, Luigi Ferrajoli o Michelangelo Bovero. ¿Pero en qué consiste la paradoja del mundo al revés en Italia? Pues en que los que dieron el triunfo a Berlusconi no fueron los mafiosos de Forza Italia o la fama del Internazionale de Milano o las delicias de Cicciolina, sino precisamente el sector que tanto aborrece al sistema, es decir los del partido abstencionista en sus tres vertientes tal como las identifica el sociólogo Ilvo Diamanti: los Vafa ( en alusión a Vafanculo que mandan al diablo a todos por ser iguales de corruptos), los radicales (quienes desprecian el centralismo de Veltroni) y los tradicionalistas (que añoran los viejos buenos tiempos de militancia sindicalista). Este sector tripartita, caracterizado como antifascista concentró el 30% del electorado que en el último minuto decidió participar a cara o cruz, o bien abstenerse y con esto último hacerle el gran favor a la derecha de afirmar su posición frente a una izquierda que con mayor esfuerzo logró concitar el mínimo apoyo.

Matrimonio a la italiana. El nuevo gabinete de Berlusconi incluye tres chicas superpoderosas, dinámicas, hermosas, esculturales, festivas; con las que el nuevo jefe de gobierno intentará suavizar el indigesto elitismo de sus colaboradores o al menos intentar anesteciar con estos traseros de campeonato, el lento pero inexorable abandono estatal de los servicios sociales, la política de desempleo escalado y la inflación. Contrario a la tosuda formalidad de la Izquierda, Berlusconi apuesta por una reestructuración a fondo de la imagen institucional para trasnformarla radicalmente en algo cercano a un cabaret, o de menos una pasarela de modas. Las favoritas de Silvio para desempeñar esta revolución histriónica (que no histórica) son tres: La Brambilla, la Carfagna y la prestigiacomo. Tres flores en el hojal de Il Capo que asi demuestra su natural tendencia a las emociones fuertes del abandono mundano. Peripatético este envejecido Don Juan no renuncia a las debilidades aúlicas y cortesanas, y su último lance confirma el encanto del poder que fija su mirada no en el grado académico o en las competencias calificadas sino en la firmeza de las líneas y la armonía de los volúmenes. Fijaos si no es cierto lo anterior en el cv de las topmodels que Silvio se ha conseguido, seguramente asesorado por Tinto Brass. Michela Vittoria Brambilla es ex-presidenta de la patronal de jóvenes comerciantes e hija única de un empreario alimentario, conocida por los amigos de la N´Drangueta como Brambilla calze autoreggenti y ello por permitirse enseñar a la prensa sus bragas autoadhesivas. La diputada beauty Mara Carfagna tampoco canta mal los estribillos de la farándula en este happening de liviandades, ex modelo y artista en mediaset, no ha dudado en dejarse filmar con minúsculos bañadores que ponen de manifiesto el encanto de sus curvas y el misterio de sus hendiduras. Pero la Primma Donna en el cofre del tesoro del corsario Berlusconi lo ocupa Stefanía Prestigiacomo, encumbrada por Il Cavalieri como flamante Ministra de Igualdad de Oportunidades, ella es sensual aún con la ufana cándidez de su cv: Católica, casada, mujer de negocios. En ese orden, por los siglos de los siglos, Amén.

Epitafio de la Democracia italiana From The Cradle. Dice Michael Mann que el verdadero fascismo fue fundado y acuñado en Italia, en todas y cada una de sus variantes ideológicas, prácticas, rituales y simbolismos ideológicos. Tal vez por eso aún en este naciente siglo perduran hombres como Giancarlo Gentilini, alcalde de Treviso y autoproclamado Sheriff de Italia. Cordial, gritón y robusto se define en contra de la xenofobia pero dice odiar a los “camellos”, es decir prostitutas, traficantes, proscritos, y trashumantes que generalmente son albano-kosovares, gitanos, africanos musulmanes y no, y asiáticos. A sus 78 años, Gentilini inicia su cuarto mandato popular con un 78% de apoyo en las urnas. En sus casi ocho años de alcaldía su política de doble tolerancia cero se ha convertido en el modelo de la Liga del Norte y el Partido del Pueblo de Silvio Berlusconi, sobre todo en materias tan delicadas como la emigración ilegal extracomunitaria. Su éxito lo define como una sobria y equilibrada aplicación de los principios fascistas y del catolicismo. El nuevo evangelio de Gentilini pasa necesaria y estrictamente por el imperio de la ley, la certeza de la identidad y el comercio ordenado que paga impuestos. La mística fascista es empuñada por este bastión de la decencia y empujado hacía el orden natural donde ni maricones, ni prostitutas, ni mujeres liberales proclives al aborto tienen cabida.