lunes, junio 11, 2007

MIRADA CRITICA A LA OBRA DE JUAN RULFO: APROXIMACIONES


MIRADA CRITICA A LA OBRA DE JUAN RULFO

(versión preliminar)


JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
(México, Junio de 2007)



[¿pero qué clase de herencia es esta?
grietas, arroyos secos,
ni una sombra de árbol,
ni una semilla de árbol,
ni una raíz de nada...]



Nota metodológica y marco de teoría

El presente estudio crítico, en su fase preliminar, tiene como base la hermenéutica y la crítica literaria de la Escuela de Constanza, pues ambas orientaciones introducen como dimensiones analíticas el acto de la lectura y el lector implícito, para subrayar el carácter comunicativo y el papel de recreación del texto literario. La noción de comunicación tiene un origen conocido, la teoría matemática de Shannon, pero su aplicación a la lingüística y a la critica literaria en particular se debe a Roman Jakobson y al círculo de Praga, de hecho esta escuela, sienta las premisas para un análisis estructural de la recepción de la obra literaria por parte del lector, proceso donde la obra literaria se modifica, se recrea y se compara con circunstancias culturales e históricas del lector. Bajo estas líneas de sentido analítico y metodológico el trabajo que se presenta se inspira en última instancia en la contribución de Jorge Zepeda con su monumental estudio sobre la recepción inicial de Pedro Páramo del que se desprenden consideraciones etnográficas, culturales, sociales y políticas del México posrevolucionario; por otro lado encuentra en el desconcierto y rechazo de escritores e intelectuales de la época las premisas para caracterizar la obra de Rulfo en cuanto a innovación estilística, construcción literaria y expresión poética.

El inefable mundo de los escritores

Alberto Vital (ver bibliografía al final) supone que el mundo de los escritores viene a ser por su misma naturaleza (sensible e impredecible), vasto y desafiante, que reclama “voluntad, lucidez, perspicacia y paciencia” (p. XI) ante las tensiones psíquicas y sociales que estigmatizan, circunscriben o determinan su sentido. Realista o imaginaria la obra narrativa de todas formas suele ser, del escritor, una síntesis de su historia personal y de la historia que como parte de una sociedad comparte con muchos otros. La diferencia entre el ciudadano común y el artífice es, que los hechos impactan en este último de forma violenta erradicando sus creencias y su propia identidad. El método habitual de conciliación y pacificación psicológica que denominamos adaptación consiste, en el caso específico de escritores testigos de la transición de dos épocas, en una especie de esquizofrenia donde no se distingue lo real de lo imaginario y en su re nacimiento dentro de un mundo lleno de presagios y símbolos, magia y terror. El encuentro de opuestos engendra literatura o locura, sueños o premoniciones, vigilia o deja vù. Umbreto Eco nos señala a este respecto que existen algunos sueños que son escritura y muchas escritos que son sueños. La escisión racional entre ficción y realidad parte del supuesto de que podemos apelar a la objetividad para validar las impresiones que nos llegan del mundo, sin embargo este supuesto falla porque se fundamenta en una teoría simple que supone la subjetividad como un espejo donde el reflejo de la realidad es preciso y causal. En el caso de un escritor como Juan Rulfo, la narrativa registra desde la ficción la oscuridad de la realidad, y desde la técnica no lineal de su forma de escribir, sedimentos, fragmentos y resquicios recogidos aquí y allá en el breve mundo arrasado en que creció y se desarrolló en su temprana edad. Pero aún más, el caso Juan Rulfo nos permite suponer que toda obra literaria posee dentro de sí, implícita o explícita la biografía de su autor, su memoria, sus impresiones y el complejo conjunto de relaciones que estableció a lo largo de su vida con sus semejantes y las sensaciones que esos imprimieron en él. A Juan Rulfo la literatura le permitió fundar un espacio legitimo para discutir los problemas de su tiempo desde una diversidad de ángulos distintos, el arte fue utilizado por él como el imperativo de observación para contrastar la vida a partir de la muerte, de la soledad, del abandono, de la guerra, del amor, del pecado y de la resignación: “…usted ha de decir que sigo dando vueltas sobre la misma idea…y tiene razón…”.

Los cometarios sobre la Obra de Juan Rulfo: biografía e historia de un escritor oscuro

Las sutiles disquisiciones, las múltiples interpretaciones de su obra, biografías, estudios, reseñas, conferencias y ponencias que día a día se acumulan, tienen en común dificultades para su interpretación al comentar de una forma incoherente los motivos, intenciones y sucesos singulares que llevaron a este escritor jalisciense a producir desde el abismo de su silencio una narrativa que alude de forma central a la invención de una nada vital que se mueve desde la sombra y el murmullo en dirección a la oscuridad.

En honor a esta forma insólita de ejercer el oficio de la creación literaria Juan José Arreola caracterizará el estilo rulfiano como una practica sistemática de la mentira presentada como literatura fantástica. Se trata una suma plurisecular de vivencias y conocimientos que tienen como marco de referencia el turbulento clima posrevolucionario en el bajío profundo y conservador de México. Los acontecimientos históricos que convulsionan el orden establecido de sociedades tradicionales suelen dejar marcas profundas y a menudo destruir para siempre el mundo conocido; tales acontecimientos como las guerras, el hambre, la peste, y otros grandes males suelen imponer creencias y formas de expresión entre los sujetos que van trasmitiéndose de generación en generación hasta fundar una tradición oral donde el pasado se conserva como una leyenda sombría y los detalles reales se mezclan con presagios, conjuros y símbolos mágicos. Si a lo anterior agregamos la superstición de un pensamiento religioso tendremos como resultado la configuración de un poderoso mecanismo de defensa con el que las sociedades se defienden de lo nuevo o lo que se sale de la tradición. El fracaso Histórico de la Revolución Mexicana de 1910 en el estado de Jalisco sentó un precedente amargo, consistente en pueblos arrasados, desvencijados, despoblados, grandes extensiones de tierras yermas, montañas oscuras que alojaban bandas de forajidos, haciendas destruidas, iglesias saqueadas, familias destrozadas. En este último rubro la familia nuclear de Juan Rulfo no fue en ningún sentido la excepción, su padre Juan Nepomuceno, heredero de hacendados, luchaba en 1923 por mantener a su familia en medio de una crisis económica que amenazaba con la ruina, la enfermedad de sus hijos, y los problemas de demarcación territorial, además de la urgencia de obtener dinero para sufragar deudas, ocupaban todo su tiempo. La disputa por la tierra (uno de los temas fundacionales de la obra de Rulfo) constituía para Juan Nepomuceno una carga central en medio del conjunto de tribulaciones cotidianas con las que combatía, y sería a la postre, de acuerdo al registro epistolar de la familia, la causa de su asesinato a manos de mercenarios contratados especialmente para tal efecto. Una vez encontrado el cuerpo, éste es trasportado a la hacienda familiar a donde llega por la noche rodeado por un mar de antorchas que son utilizadas para iluminar el camino. Desde lejos la caravana fúnebre semeja a un incendio de un gran llano y así lo recuerda Severiano, hermano mayor de Juan Rulfo. La elaboración posterior de este recuerdo parece explicar convincentemente el título de una de sus obras más importantes, la colección de cuentos reunidos bajo el alegórico título El llano en llamas.

La ruptura y la síntesis

La síntesis dialéctica de un estilo es generada por tensiones, contrariedades y desencuentros que jalonan a los sujetos a reaccionar de cierta manera y no de otra en una especie de perverso determinismo en que la participación de la conciencia o el intelecto se reduce al mínimo a favor de una oscura maquinación. Juan Rulfo significó para su tiempo, entre otras cosas, la ruptura, el fin de una época, la transición dolorosa y desnaturalizada, el extravío y la confusión, la atemporalidad y el apego a los murmullos, el canto del cisne de un mundo desaparecido que se resiste a naufragar en el olvido. El recurso de los ecos como una circularidad engendrada dentro de una visión cerrada, rígida, fatal y pesimista. Rulfo entrelaza los murmullos en un largo epitafio signado por la inconformidad, la irreverencia, la ira y la resignación, es decir el calvario conductual que siguen los moribundos antes de aceptar su aniquilación: la muerte misma es un efecto que tiene orígenes oscuros en causas poco eficientes. Rulfo nos invita a mirar y a escuchar, a través de su narrativa y de su monumental obra fotográfica, un mundo mágico de efectos sin causa, del discurrir del tiempo que en realidad es el fragmento de una historia truncada, un lugar sin lugar, una voz que no es una voz, palabras que se confunden con el viento en su paso por casas derruidas, hierbas, y rocas; mundos inverosímiles donde alguien dijo nada sobre algo, y algo no dice nada de alguien. Rulfo sostiene su narrativa con un colage desordenado de sucesos dentro de una secuencia de fragmentos que sugiere todo el tiempo desolación, vacío, remordimientos, zozobra y una profunda desesperanza.

En este punto me parece conveniente prevenir al lector que, el trillado camino del análisis freudiano y sus formas inductivistas de razonar no nos llevará más allá de re actualizar los mitos del eterno retorno, Edipo Rey, la culpa y la búsqueda del castigo; que las construcciones psicoanalíticas aplicadas arbitrariamente al campo de la creación literaria abusan sobremanera del recurso injustificado de generalización de las ideas y mistificaciones grecolatinas. Si cabe alguna etiqueta en la obra de Rulfo es la del testimonio genialmente fallido de una nueva época abortada, de un mundo que no fue, de una gente que nunca logró nada: la condena y el estigma de no crecer a partir de una revolución sostenida por una sociedad retrograda y contradictoria. Evodio Escalante define así el mundo de los Altos de Jalisco que constituye el tinglado en que procede y opera el mundo de Rulfo: “la remisión de un mundo campesino, refractario al progreso, que se ciñe por encima de todo a sus tradiciones y creencias ancestrales…(p. XXVII)”. Es decir un mundo donde los ancestros siguen hablando a través de sus herederos, un mundo que ha de desmoronarse por la muerte, la pérdida de la memoria colectiva y el olvido. Lo que se recoge, lo que se registra, lo que en última instancia ha de quedar rubricado es la descripción arqueológica de un mundo desaparecido, que ha sido barrido y borrado por la historia. El narrador, intuyendo el inminente vacío que presupone el olvido, desea preservar desde la creación literaria la memoria de ese mundo. La desolación de estos parajes grises en el relato Rulfiano pretende indicarnos un proceso de migración, muerte y transfiguración de los símbolos. Metafóricamente hablando, los relatos literarios derivados de esta transición entre generaciones, describen una playa de huesos pulverizados y la fetidez sutil de aguas muertas donde la tragedia se muestra en su contundente escenario.

La cortina difusa entre realidad y fantasía

El paso de la fantasía a la magia es una operación narrativa compleja en el que el pensamiento religioso de Rulfo opera en múltiples sentidos desde el sinsentido. La pretensión del cristianismo como una religión universal encuentra en Rulfo su claudicación para hacerse más humilde y situarse en el nivel de una decisión ontológica, individual y subjetiva. Cada paso en el camino hacia la oscuridad, encuentra como señal el remordimiento y la terrible certeza que enloquece, en un desenlace semejante al del Cristo crucificado en el cedro, tras rebelarse, en su cerebro moribundo, la terrible visión del humo y la ceniza de una divinidad inexistente:
Rezaste y no obtuviste consuelo,
la tierra que prometieron era estéril,
los hijos crecieron aferrándose de raíces muertas,
y hoy caminan en las sombras
buscando en las cosas inertes el sentido de la ausencia


No obstante la inexistencia de Dios, los rezos, las imágenes y los ritos sobre los misterios de la divinidad seguirán posponiendo el viaje a la soledad: “En Comala todo el mundo habla de DIOS, del cielo, del infierno…”, Pero Comala es el infierno sobre la tierra, la evidencia contundente de la impiedad de Dios, el producto de su ira extraviada. Todo se origina de la nada y todo regresa a la nada.


Bibliografía

Acuña Manuel (1902) Poesía reunida, Letras Mexicanas, México, 1934.
Ascensio Juan (2005) Un extraño en la tierra. Biografía no autorizada de Juan Rulfo, Random House Mondadori, Colección Debate, México 2005.
Bradu Fabienne (2000) Murmullos de Pedro Páramo, IIFL-UNAM, México 2000.
Carusso Igor (1972) La separación de los amantes, Buenos Aires 1972.
Dios Peza Juan De (1931) “Manuel Acuña íntimo”, Cuadernos de la SEP, México 1968.
Freud Sigmund (1915) “Trauer und melancholie”,
Gadamer Hâns (1997) Verdad y Método,
Ricoeur Paul (1989) Teoría de la Interpretación, Trad. Alberto L. Bixio, edit. Fontanamara, Barcelona 1989.
Gorostiza José (1956) Muerte sin fin, Letras Mexicanas-FCE, México 1972.
Jankélévitch Vladimir (1977) La muerte, Trad. Manuel Arranz, Pre-Textos, Barcelona España, 2002.
Othon Manuel José (1902) Poemas Rústicos, edición facsimilar.
Romero José Ruben (1931) Anticipación a mi muerte, Edición del autor, México 1931.
Rulfo Juan, 1918-1986 Toda la obra. Juan Rulfo edit. Crítica Claude Fell y otros.
México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 1ª edición México 1992.
Rulfo Juan (2002) El llano en llamas, Letras Hispánicas, España 2002.
Rulfo Juan (2002) Pedro Páramo, Letras Hispánicas, España 2002.
Vital Alberto (2002) Noticias sobre Juan Rulfo, 1784-2003, IIFIL-UNAM, México:2003.
Zepeda Jorge (2005) La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963), Fundación Juan Rulfo_Editorial RM, México 2005.
EN CONSTRUCCIÓN

2 comentarios:

  1. Esta "Mirada crítica a la obra de Juan Rulfo", no es un texto de fácil digestión, aun cuando se piensa, con cierta trivialidad, que ya se ha dicho todo sobre la creación rulfiana.
    Al acercarse a esta peculiar "mirada..." uno se da cuenta--literalmente--de exhumar desde las "tumbas" del inframundo toda la genialidad de un crítico ecléctico. Una "mirada..." que vincula generaciones, visiones, creaciones, historias singulares y universales a la obra de Rulfo.
    Hay seguramente unos tintes tétricos que aletean a lo largo de todo el texto, pero esto seguramente tiene que ver con un estilo peculiar del autor.
    Pese a ello, esta lectura es un pretexto excelente para inaugurar una nueva forma de "crítica literaria" que se anuncia como una "crítica holística" a la obra de Juan Rulfo.
    Con toda mi "inefable" admiración, desde los albores del Adriático, te saluda,
    Marina Julia.

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  2. Espero que no se interprete mal lo que voy a decir. Me encantó este comentario por su final "...desde los albores del Adriático...". Luego subiendo un poco ahora resulta que mi crítica es "Holística" por razones que no logro captar.
    Sin duda los matices tétricos son responsabilidad del autor pero no olvidemos que hay una oscuridad más profunda que la muerte que rodea a Juan Rulfo y que se proyecta en Pedro Páramo: baste recordar la caracterización de Comala, y los episodios donde la pareja recostada sobre la cama se vuelve lodo y ceniza, o bien, la larga letanía de Susana San Juan desde el recóndito espacio de su tumba recordando los dias idos y la muerte de su madre.
    No hay genialidad en algo que salta a la vista, en algo que esta ahí y que tu tambien has descubierto, el estilo de Rulfo y su ingenio para crear imágenes tenebrosas o siniestras en un fondo aparentemente familiar., si algun merito corresponde al "critico" es lo Dieter Nollan define como una recontrucción desde la recepción de la obra literaria.
    Gracias por el comentario, como siempre, uno no acaba de ponderar los efectos de lo que se atreve a publicar. Con mis atentos saludos.

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