sábado, julio 19, 2014

A THOUSAND TIMES GOODNIGHT


A THOUSAND TIMES GOODNIGHT

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Julio 2014


La guerra más despiadada es la que sucede dentro de los hogares. Esta máxima se aplica muy bien a la película dirigida por Erik Poppe, Mil Veces Buenas Noches (Inglaterra-Francia, 2013). Es la historia de Rebecca (JulietteBinoche), reportera de guerra que cubre la ocupación estadounidense en Kabul Afganistán.El profesionalismo de la fotógrafa de guerra sigue fielmente la regla de oro de los grandes maestros como Robert Cappa, según la cual la buena fotografía es la que se toma cerca de la acción principal. El desencadenante del drama del cual parte la historia es el trabajo que realiza Rebecca con las mujeres mártirque llevan a cabo atentados con bombas ceñidas a la cintura.En el día D, la fotógrafa pide ir en mismo transporte de la bomba humana y al llegar a un puesto de control militar desciende desesperada al darse cuenta que alrededor hay cientos de civiles en un día normal de mercado. Rebecca trata de alertar de lo que va a suceder, con un resultado precipitado de mujeres, niños y hombres mal heridos o muertos. Las heridas que le producen las esquirlas de escombros y la onda expansiva son graves y deben trasladarla de regreso a su país. Pero en su hogar aún le esperan los años colaterales de la guerra. Su esposo (NicolajCosterWaldau) y sus hijas ya no están dispuestos a tolerar las mil veces remotas e decirse buenas noches, esperando cualquier día una llamada urgente para reconocer los despojos de la reportera de guerra. Vale la pena la película por muchas razones. La principal es que es una buena historia, con un guión magistral, una dirección precisa y actuaciones extraordinarias. La fotografía y la banda sonora son de primera, lo que significa que complementan la historia subrayando los momentos de tensión emocional.El drama se revela por el dilema de una mujer valiente y combativa que difícilmente puede ser seducida por la conformidad familiar, dividida entre el amor por el trabajo testimonial que desarrolla y el amor por su familia. En eso estriba su valor: el planteo de una problemática y su resolución desde el imperativo categórico de ser a pesar de los otros, que se sitúan o relativamente cerca o relativamente lejos…


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