lunes, junio 09, 2014

UN NÚMERO DE LA FAMILIA BURRÓN



UN NÚMERO DE LA FAMILIA BURRÓN


Jorge Antonio Díaz Miranda
Junio 2014



Visitando a don Susano Cantarranas y a su “panzona mujer”, la divina Chuy, matrimonio que vive en la colonia de   paracaidistas  “El Lodazal”. 


El entrañable Gabriel Vargas nos introduce a un bosquejo de la Ciudad de México, que, demagogia  habemus, no existe más que en el recuerdo. No obstante, el incansable caricaturista, hoy lamentablemente desaparecido, desgrana las penurias económicas de la familia de dos Susano que aplastado por la carestía y el desempleo, improvisa acciones desesperadas de sobrevivencia en el asentamiento irregular donde muchos como él, sin patrimonio ni empleo, han caído, alentados por “líderes populares”, a cambio del voto y un moche, al estilo de moda de los panistas. Pero ahí no terminan las tribulaciones de la familia, pues ha llegado el rumor de que el gobierno de la ciudad reclama los terrenos de la colonia para realizar una megaproyecto de plaza comercial y ha hecho saber a los vecinos que en breve recibirán órdenes de desalojar el predio. Por ello los vecinos de la colonia popular están inquietos, haciendo el recuento de lo que han gastado para construir sus casas y las cooperaciones que han realizado con la delegación para regularizar su asentamiento, y de las innumerables promesas electorales que han recibido de los políticos de proveerles de los servicios de agua, luz, drenaje, piso firme, urbanización, etcétera.


Pero mientras llega el desalojo don Susano y su esposa trabajan en habilitar el gallinero donde crían desnutridos pollos con gallinas patizambas y enfermas que una granja cercana les regaló.


Una semana después llegan las grúas, los buldozer y las excavadoras  para arrasar con la colonia. De éste modo, los Cantarranas se verán despojados de su mínimo hogar y obligados a vivir en una de tantas vecindades que aún existen en las colonias populares de la capital justo donde habita la familia Burrón.


Más no por mucho tiempo, pues la renta y los chismes de las vecinas, presionan a Don Susano y a su esposa, la estrambótica Chuy a volver al camino para buscar un páramo dónde construir su hogar y lo encuentran junto a un relleno sanitario o basurero. El predio se llama “La Gusanera” o “El Mosquero”. Y permite a este matrimonio continuar su propia saga en el perenne éxodo y la marginación galopante.         
     


LA FAMILIA BURRÓN, POR GABRIEL VARGAS, AÑO XVIII 1504 – REVISTA SEMANAL – 02 DE JULIO DEL 2007

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