lunes, abril 07, 2014

LOS VAMPIROS IRACUNDOS



LOS VAMPIROS IRACUNDOS
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
Abril 2014

“Ciudades desoladas, ruinas modernas,
Donde la lluvia cae con un murmullo trágico
Aunque nadie está para escucharlo en su triste canto…
Las cebras han escapado
Hacia el festín de sangre de los leones.”
Anne Kartwith, Shine

“Viene de lejos y parece no tener fin
La guerra entre padres e hijos,
El sacrificio de la inocencia
El asesinato de los vínculos
La herencia de las culpas…
La culpa es un lobo que nos devora
Nos come y nos vomita.”
Variación sobre un texto original de José Saramago


Son iracundos, aislados, la generación gadget y por consiguiente  virtuales full time, individualistas, egocéntricos, iracundos, híper comunicados e híper informados pero analfabetas disfuncionales, neuróticos ipad, histéricos iphone, infames, nefastos, crueles, gritones, exigentes, hermosos, perseguidores, depredadores, tiranosaurios, críticos incisivos de los anacronismos. Aunque ellos mismos posean cuerpos jóvenes y mentes tempranamente envejecidas, parecen vivir con prisa para morir pronto, sicalípticos, oligofrénicos, desafiantes, en permanente bronca, vampiros que pasan en vela durmiendo de día la resaca del internet. Son jóvenes de clase media baja y alta, descomprometidos con el mañana. Lo que digan las generaciones anteriores para ellos es igual a un montón de nada. No les dice nada, no significa nada. Repelen los libros, se aíslan de la realidad, no quieren saber nada, no les importa nada, sólo quieren estar en paz en su universo paralelo. Su casa puede caerse y a ellos no les importa. Los problemas de sus padres les tiene sin cuidado, les son ajenos… ellos sólo saben pedir pero no dar, ni darse. Hablan de los problemas del mundo reduciéndolo todo al fracaso de los que vinieron antes que ellos. Si el mundo está muriendo que lo arreglen los viejos. Las guerras son estúpidas pero ellos, las ven como un medio para que las generaciones anteriores ardan de una vez por todas. La autoridad es una noción molesta que no se cansan de evadir.


Aunque sean sólo unos niños o preadolescentes o adolescentes son capaces de realizar acciones definitivas, contundentes, extremas, riesgosas, súbitas, que golpean a todo el mundo de forma repentina. Sienten que el mundo de los adultos no tiene nada que ofrecerles, entonces tomarán ese mundo en sus manos y lo harán pedazos. Son los vampiros nihilistas más iracundos, todo puede arder, todo puede irse al carajo… son mini sicarios, ninis, estafadores, voraces. En ellos la distinción entre mentira y verdad es algo que puede eliminarse según las conveniencias, al igual que la distinción entre fantasía y realidad, entre pasado y presente. Viven en un permanente estado sensual, y por ello, su cerebro funciona con el principio del mínimo esfuerzo y permanente recompensa. Funcionan sólo con una porción cerebral ínfima: el núcleo accumbens, por eso, son adictos y se comportan desde edades tempranas como tales. Su obsesión por vivir en el estado play o pulsando mensajes en el What´s up forman parte de una adicción silenciosa que crece hasta embotarlos. Por eso cuando emergen por algunos momentos al plano de la realidad no les gusta lo que ven y vuelven a huir a lo virtual. Tal facultad los empodera, es el mundo donde ellos tienen todo el control y son los reyes. Les hace sentir que nada puede derrotarlos. Que todo lo que está fuera de ese círculo está mal, pero no tienen el compromiso de cambiarlo.

El mito de los vampiros trasciende generaciones y cada una agrega características de la época. Los vampiros de ahora son jóvenes iracundos que están dispuestos a propagar la hoguera en que este mundo ha de arder, para pasar a otra época en que reencarne el glitch de las emociones: nada de academia, nada de razón, el puro fluir de emociones moduladas por el ego y la marea de las pasiones.  Quieren terminarlo todo de una vez sin esperar a crecer.                           

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