Jorge
Antonio Díaz Miranda
Enero 2014
“Vietnam es el país más antiguo del sudeste
asiático.
Desde el siglo XIII ha estado luchando contra
formidables invasores.
En cada caso, hasta llegar a franceses y
estadounidenses,
El pueblo de campesino ha vencido
incontestablemente”
Ernesto “Ché” Guevara
“Es un país salvaje que se extiende
como una S inmensa bordeando el Pacífico.
La mayor parte de su territorio (330 mil km2)
es selva pluvial, densa, húmeda, impenetrable,
que puede representar un desafío formidable para
las operaciones militares aéreas y terrestres.
Los ríos y deltas son carreteras naturales que
pueden ser utilizados
Para movilizar botes patrulla de la armada. Pero
al mismo tiempo
Constituyen focos de malaria y disentería que
pueden doblar
la resistencia de oficiales y soldados. Hay algo
inquietante
en el país, como una alfombra siniestra que
acecha…”
Inteligencia militar estadounidense Nah Trang
La consigna para el ejército popular de Vietnam
fue dinamismo, iniciativa, movilidad, decisión
rápida ante situaciones variables…
Un salto cualitativo en nuestra victoria sobre
el invasor estadounidense
Fue la decisión conjunta de los pueblo de
Vietnam, Cambodia y Laos
para movilizar contingentes compactos,
organizados y autosuficientes
en la lucha de liberación, multiplicando el
teatro de operaciones,
envolviendo al enemigo y aislando sus tropas en
cercos selváticos infranqueables.
Esto, así lo creo, fue lo que hizo perder el
juicio a los generales y burócratas americanos,
lo que en definitiva, les motivó a lanzar a sus
tropas a una locura de destrucción y muerte,
en la que, pese a su poderío estratégico, llevaron la peor parte y perdieron al fin
toda posibilidad real de ganar la guerra en
Indochina…”
General Vo Nguyen Giap
Comandante en jefe del ejército popular
República Popular de Vietnam
Crónica de un viaje desaforado
El capitán
Willard es enviado a una misión selecta, en los últimos años de la intervención
estadounidense en Vietnam. Debe remontar el Rió Nung para adentrase en
territorio de Cambodia, ver todo lo que pueda, registrar todo lo que pueda,
localizar al general Kurtz y eliminarlo con extrema precaución. Oficialmente la
misión no existe pues está dirigida a suprimir el comando de un militar de alto
rango del ejército de los Estados Unidos, preparado por la corporación army como un oficial de elite listo para
ocupar cualquier puesto cumbre de mando, incluso el de presidente del poderoso país.
Pero no obstante el poderío en armas y supremacía aérea norteamericana, el
ejército pierde materiales, pertrechos, sistemas de armas y efectivos, por
miles. En ese contexto de fracaso, el general Kurtz emprende operaciones
militares desligándose del mando central, desobedeciendo órdenes y tomando en
sus manos el control del río en la frontera entre Vietnam y Cambodia, con un
ejército conformado por nativos y desertores estadounidenses. El general Kurtz
actúa sin ninguna restricción, aplicando métodos de arrasamiento, tortura,
exterminio y destrucción. La orden que recibe el capitán Willard es asesinar al
general Kurtz porque el alto mando de la inteligencia militar estadounidense
considera que ha perdido el juicio empleando métodos brutales que salen fuera
de la rígida jerarquía de mando.
El corazón oscuro de la pax americana
Son los tiempos
más sórdidos de la guerra fría y la política belicista de EU inclina la balanza
de las tensiones hacia un peligroso punto geográfico, justo en los linderos de
la influencia de las dos potencias militares con las que disputa la
preeminencia geopolítica, China y la URSS. El gobierno estadounidense
intensifica los ataques a Vietnam en 1972 poco antes de su retirada. La prensa
norteamericana exhibe evidencia fotográfica de la carnicería perpetrada por el
ejército de su país en contra de aldeas campesinas, suburbios y núcleos de
población, a las que se les rocía indiscriminadamente con Napalm. De 1960 a
1975 dura la intervención estadounidense que se cobra un millón de vidas norvietnamitas.
Mientras el ejército estadounidense pierde en combate a 47 mil efectivos,
costosos sistemas de armas, vehículos aéreos y acuáticos, piezas y pertrechos
de artillería. Sumado a lo anterior, 400 mil sud vietnamitas aliados de los
Estados Unidos sucumben ante las fuerzas del Vietcong. La zona selvática que
ocupa el 80% del territorio de Vietnam anula en varios puntos geográficos la
supremacía aérea estadounidense y constituye un formidable cerco que detiene el
avance de las fuerzas terrestres estadounidenses, y factor clave en el éxito de
la táctica guerrillera del Vietcong.
El testigo atormentado
El capitán
Willard fue el cronista de aquella
desaforada perversión bélica, y la motivación de exponer la barbarie consistía
en: Preservar la memoria de los hechos sombríos, por su resonancia siniestra y
el resquebrajamiento de un hombre quebrado por la selva. El río tienen para Willard
una dimensión siniestra, de extravío y maldad, pero más denso aún e inquietante
es lo que aloja el corazón humano abismado por su vorágine de violencia, capaz
de conmutar los mejores ángeles de nuestra humanidad en una multitud de
demonios sedientos de infringir dolor y demoler la vida de los semejantes. Al
final del viaje, Willard, asesina a ese hombre extraviado y moribundo, Kurtz,
cuya alma “había sucumbido a la fascinación de lo abominable”. Al igual que Marlow
–protagonista de Joseph Conrad-, Willard describe los últimos días de ese
hombre quebrado: la selva había logrado poseerlo pronto…me imagino que le había
susurrado cosas sobre él mismo que no conocía…hasta que la tierra lo desprendió
de si mismo abismándolo sobre el vacío. Su
inteligencia seguía siendo perfectamente lúcida pero su alma estaba loca.
Había perdido el juicio y condensaba su locura con una idea terrible, repetía
una y otra vez, ¡el horror¡, ¡el horror¡, ¡el horror¡”.
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