BUROCRACIA ACUARTELADA
Jorge Antonio Díaz Miranda
29 de agosto de 2013
Ante la ruta de una previsible
confrontación social, la alta burocracia, a cuya cabeza está el gris presidente
Enrique Peña Nieto, se atrinchera en formulismos huecos y tramitología “espere
su turno”, para que, lejos de distender o establecer puentes de dialogo con la
disidencia CNTE; aísle a los rijosos y los haga ver como miembros de una
revuelta terca e injustificada. Pero los verdaderos provocadores no están en las
calles, ni las tensiones fueron generadas por cierres recientes del aeropuerto
internacional de la ciudad de México o el periférico; están en las cámaras
legislativas con sus horas-nalga acumuladas de molicie y superficialidad. Están
en la Residencia Oficial de los Pinos, trazando la ruta de choque y la forma de
cómo utilizar la fuerza del Estado para volver a imponerle al país un rumbo
antidemocrático que favorezca los grandes negocios del sexenio. Que a nadie
extrañe el cinismo de los Manlios, los chuchos, los panuchos y hasta la
inoperancia de la izquierda amlista a la que sólo parece interesarle la
soberanía petrolera pero no el yunque de violencia que machaca a la sociedad o
el aplastamiento de los derechos laborales de los profesores. La terrible
verdad, es decir, la más pornográfica de todas (en la que se han dado cita las
bajezas legislativas más lúgubres, para cobrar jugosas comisiones tan sólo por
besar libidinosos anillos del poder), es que las grandes reformas, laboral,
educativa y energética, se han negociado en las cópulas de las cúpulas (o
viceversa) del regenteado lupanar denominado pomposamente “Pacto por México”.
Lo que significa en términos mundanos no trabajar, no leer, no analizar y
aprobar vía Fast Track por intermediación del mayoriteo. Ahpi están los
delincuentes del PVEM y los capos del PRI, ahí está el cabaret blanquiazul o la
”mujer del pueblo” cuyo color enfermizo encierra el acróstico PRD. Todo mundo
entiende que la evaluación es necesaria en un contexto democrático y de
rendición de cuentas, pero depende de qué se evalúa, para qué y en qué tipo de
contexto. Nadie puede decir que “mide un universo de forma total de
determinaciones” porque eso es técnicamente imposible. Tampoco se puede derivar
que un sujeto se desempeña bien o mal ante la evidencia de una sola prueba
estandarizada por muy confiable o valida que esta sea. Si no existe antes
alguna definición mínima de modelo, capacitación y tipos de habilidades
requeridas; estamos simplemente frente a un modelo espurio, hueco, discrecional
que lo único que busca, una vez más es simular y reorganizar el gran mercado de
la corrupción. Las estupideces legislativas que quieren pasar por ser posturas “reflexionadas
y serias” para disque impulsar el desarrollo de México, no son más que otros
capítulos de abulia, anomia y tomadura de pelo desmedida. Pero se acerca sin
más la represión, y no llamada por los ciudadanos indignados con los bloqueos,
sino más bien por los llamados de las televisoras que tienen comunicadores más
que genuflexos ante las “líneas y directrices empresariales que les marcan sus
respectivos patrones". La reforma laboral en el sector educativo no puede avanzar sino a costa de grandes represiones que nos devolverán al mismo escenario mediocre de las prebendas y la simulación, de la baja calidad y el tráfico de los influyentes que intermedializan el sector educativo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario