2012
AL AÑO EN QUE LOS
VIEJOS RENUNCIARON AL FUTURO
by Jorge
Antonio Díaz Miranda
31/12/2012
El año del desencanto. El año de los silencios. El
año de la inutilidad de la alternancia. El año de los desencuentros. El año
Monex. El año soriana. El año del entreguismo panista después del caos que
desató su moralina. El año del auto elogio. El año de los fracasos. El año en
que despertamos de la inmovilidad y ya nos esperaba en la puerta el dinosaurio.
El año de los muertos, como hace cinco años. El año de la danza macabra. El año
de aplaudir con las lágrimas y llorar con las manos. El año de las despedidas.
El fin del sexenio trágico. El año en que todos los miedos vinieron hacia nosotros. El año más
terrible entre tantos años. El año en que por seguridad renunciamos a seguir
experimentando: mejor diablos conocidos y no rezanderos idiotas. El año de los
nuevos ricos que se autoexilian en california o en universidades
estadounidenses. El año en que estuvimos más allá de la burla y más lejos aún
de la esperanza. El año en que la democracia se hizo a un lado para que al
menos sigamos respirando. El año, éste año, triste año, en que preferimos
conjurar nuestras pesadillas para invocar a los males necesarios. El año en que
comprobamos que los partidos de cualquier color no nos representan. El año en
que confirmamos nuestras certezas y cortamos con la incertidumbre. El año en
que supimos que nada moverá la decadencia de los políticos. El año en que el
realismo mágico se transformó en realismo sangriento.
¿Cuántas mentiras se guardan en los aposentos de
palacio?
El año de los jóvenes del Yo soy #132. La vanguardia
del cambio que viene. El ariete que no quiere admitir la mediocridad como
moneda de cambio. Los jóvenes que quieren al mundo y lo quieren ahora. El año
en que un puñado de poetas decidió que es posible pensar diferente y actuar
consecuente. El año de las protestas artísticas, imaginativas, creativas. El
año en que los mejores cerebros de este país decidieron manifestarse
pacíficamente y aún así fueron considerados peligrosos. El año en que los
universitarios decidieron decir ¡no¡ a lo de siempre para abrirnos una ventana
al futuro que ellos quieren y han de labrar.
El año de los nigromantes y los prestidigitadores.
El año de las costosas especulaciones y las manipulaciones demoscópicas. El año
de los maquillistas. El año de los peluqueros. El año fashion, beautiful, in, cool,
made in TELEVISA. El año de la gomina, de la brillantina. El año del fijador
para el cabello. El año all thing Palacio.
El año del delfinato Atlacomulco. El año de los bombones. El año de los
papis. El año de los metrosexuales. El año de la mujer bonita. El año de la
gaviota. El año en que la política se vuelve una pasarela de silicones. El año
en que la política se vuelve farándula. El año en que la política se vuelve
tele novela. Otro año más en que manda la TV. Otro año más de poderes fácticos.
Otro año en que la maestra se queda. En que algunas ratas ex poderosas
abandonan el barco. El año de las erinas
y los catoblepas, seres no tan
fantásticos que se alimentan de lágrimas y fango. El año de las victimas que
oficialmente no lo son. El año de las muertas que oficialmente no merecen ni el
gesto de la justicia. El año de los gentrificados, baleados, madreados,
desaparecidos, asesinados. El año de la burla en que vivir mejor significó
cerrar los ojos y renunciar a la dignidad.
¿Cuantas conspiraciones aguardan en las cortes de
palacio?
El año del besamanos. El año de las genuflexiones.
El año de las risotadas negociadas. El año de los pactos. El año de los
acuerdos. El año en que all for sale
se anuncia como el milagro para el cambio. El año del aún hay más. El año del ya merito. El año en que seguramente
resucitaran Fidel, Lino Santa Cruz, Jonguitud, la Quina o Farell, para aplaudir
al señor presidente su valiente reforma laboral. Pero ahí están Elba y Rosario
como muestras de lo qué ha de permanecer y bajo qué circunstancias. El año de los aplausos. El año en que nos
enteramos que nunca se fue el PRI. No andaban desaparecidos sólo planeaban la
parranda…del regreso. El año del neonacionalismo, de la neorevolución. El año
en que la política más pedestre y rastrera, triunfó sobre las sotanas y las
beatas. El año de los poderes que no elegimos. De los burócratas que no
contratamos. De las mismas mafias que se maquillan pretendiendo ser otras, sin
poder simular su permanente codicia. El año de los Bribiesca, de la hija de
Elba Esther, de su nieto, de la hija de Salinas Pliego, de las curules plurinominales… de la
democracia que no es, de la representación inexistente, de las legislaturas que
no legislan y de las cortes coludidas. El año de las elites extractivas que
siempre son lo mismas y que nunca fueron elegidas por nosotros.
¿Cuantas muertos más se necesitan para que
entendamos los fundamentos del poder, la violencia y las inercias de un pasado
de fracasos?
El año de las derrotas históricas. El año de la
represión. El año en que se hace efectiva la criminalización y persecución de
los opositores. El año del olvido de las clases medias. El año de las voces que
niegan todo y se hacen a un lado, dando la espalda a la caravana de féretros: “Haces la vista a un lado y no ves los
cementerios”. “Fíjate que no los veo ni los oigo, aunque mi mundo se esté
desmoronando”. “Si lo mataron fue por algo, andaba con los malos”. “Pobre
pendejo que despellejaron”. “¿Viste ese otro al que le cortaron los huevos? Se
veía bien cagado. Te dije que al vecino de la esquina se lo iban a echar porque
era medio sospechoso, y ahora ve, lo encontraron colgado”. “¿Y esos niños
muertos?, pues sus papas son los culpables para que los dejan salir a la calle;
o quizá andaban de sicarios, ya ves lo del ponchis ¿no?, ahora los chamacos
andan también en malos pasos”. “Su mamá era una puta, su padre un borracho, de
dónde crees que los chamacos saldrían mejores”. “Yo tengo miedo, ya no salgo”. “Los
policías estaban golpeando a uno que decían era ratero, y la gente les gritaba,
¡pártanle la madre por criminal¡”. “El extra sacó la foto del Ale todo
madriado, se agarró con la tira porque unos polis le tocaron el trasero a su
chava”. “Secuestraron a la maestra y ya la mataron, aunque su familia pagó el
rescate”. “Me hablaron de parte de la policía federal para que me saliera de mi
casa porque harían un cateo”. “Lo vieron comiendo en un restaurante, algunos de
los que lo acompañaban le quitaron fusil en mano los celulares a la gente y cuando
terminó se levantó de la mesa pidiendo
disculpas a todos por las molestias, a cambio, dijo, las cuentas de todos
quedaban pagadas”. “Televisos en camionetas con un varote, ¿supiste?, ahora
dicen los noticieros que las trocas no eran de ellos, sí como no”. “¿Está re
buena la Florences no? Yo creo que ese
marrano jefe de la seguridad se la quería tirar y como no le aflojó la metió al
tambo”. “La Jeni se cayó del avión y eso está de moda ¿no?, ya ves lo que les
pasó a los amigos del calderón, esos Mouriño y Blake”. “Estás mal may, a esos
cabrones los tiraron, que es distinto…”, “¡A cabrón, ¿y no que El marcos y sus
zapatistas habían desaparecido?”
Hola, mi poeta.
ResponderBorrarQuise comentar tus textos de febrero pero no se mucho de musica, ni tampoco de lo otro; asi que me fui para enero y me encontre con este texto algo raro pero muy real. jajajajajaja que me hizo recordar. TODO LO QUE TE ADMIRO!!!
Desde el bello caribe mexicano, recibe un calido abrazo.