jueves, febrero 09, 2012

EL REPARTO AGRARIO EN MORELOS


JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA*
13 DE ENERO DE 2012


La cuestión agraria aparece desde 1830 dentro de la proclamación de la República de México, como producto derivado del movimiento de independencia de 1810 y su instauración formal  en 1821. Más adelante, en la Constitución Liberal de 1857 se recogen los primeros principios de articulación legislativa concernientes a las formas de propiedad de la tierra, aunque no llegaron a operarse por las disputas entre  conservadores y liberales. Fue durante el gobierno del presidente Benito Juárez cuando se dieron los primeros pasos sólidos hacia una redistribución agraria, aboliendo el monopolio de la tierra que poseía en condominio  la iglesia y el latifundio. Sin embargo, la cuestión agraria durmió un sueño turbulento durante el feroz porfiriato, hasta el violento despertar del movimiento revolucionario de 1910. La revolución mexicana funda sus motivaciones políticas en dos cuestiones: la instauración de la democracia y la cuestión agraria.  Pero el cambio no se produjo inmediatamente sino hasta después de 1915, a partir de las reformas constitucionales del presidente Venustiano Carranza, cuando la Reforma Agraria, instrumento jurídico para el cambio de propiedad y reparto agrario, ataca las haciendas, núcleo monopólico de la propiedad de la tierra instaurado por los españoles desde los tiempos de la conquista. El derecho agrario se cimentó en dos pedestales constitucionales: el reparto agrario y el sistema de tenencia trimodal (ejido, comunidad y pequeña propiedad). El proceso de redistribución de la tierra duró al menos 70 años, siendo uno de los procesos más largos en la historia moderna de México. El indiscutible éxito político de la Reforma Agraria consistió en ofrecer a las masas rurales beneficiadas un mejoramiento sustancial de su nivel de vida, aunque, como instrumento político, favoreció a figuras como los caciques, herederos indestructibles de los tiempos de la encomienda. Esta particularidad retrasó de forma significativa el reparto agrario, marginando a poblaciones indígenas y poblados rurales que conservaban tradiciones indígenas, y generó nuevos y complejos problemas de delimitación geográfica para el establecimiento de límites territoriales. Morelos fue uno de los estados donde la el reparto agrario se retrasó ya que la guerra terminó hasta 1919. El reparto agrario en la entidad se dio durante el gobierno de Álvaro Obregón en 1921, cuando era gobernador del estado José Parres. El fraccionamiento realizado en haciendas de Morelos fue repartido a los campesinos bajo la modalidad de ejido. Pero una vez más, la falta de estudios geográficos previos y la ausencia de un método sistemático de registro, hizo que el reparto de la tierra fuera incompleto y difuso: en Morelos, por ejemplo,  cada uno de los 33 municipios poseía referentes geográficos distintos al de sus vecinos colindantes. Esta situación puede advertirse al comparar la Carta Ejidal del Estado de Morelos 1951 y la Carta de Tenencia de la Tierra en Morelos 1979, en la primera existen 457 divisiones y en la segunda 363.  De 1920 a 1930 se repartió en Morelos el 90.61 % de las tierras hacendarias. Las resoluciones definitivas de dotación territorial eran firmadas y entregadas por el Presidente de la República. Una vez obtenida la dotación, la asamblea escogía al Comisariado de Bienes Ejidales (presidente, secretario y tesorero) quien en adelante había de representar al ejido, ejecutar los acuerdos de la asamblea y llevar la gestión administrativa del mismo. Durante los años cuarenta  se decretaron los parques nacionales de Lagunas de Zempoala, el Tepozteco e Iztaccíhuatl-Popocátepetl. Estos parques se ubican dentro o en parte de tierras de propiedad comunal.      *Derechos de Autor ®

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