viernes, junio 10, 2011

LA CHUSMA EZQUIZOIDE


La clase política mexicana sigue en sus trece de defender en el discurso lo que en los hechos no. Los derechos humanos son un motivo políticamente correcto que sale a relucir en tiempos electorales para decorar el tinglado del candidato, y hacer como si la mano del diálogo y su atención nunca se hubiese retirado de la mente de los hombres que se rodean de poder. Pero hoy por hoy es evidente que las declaraciones no buscan dialogar, atender o resolver los problemas sociales. Porque, qué atribución podemos definir para hombres y mujeres que no ven, ni oyen, ni son capaces de empatizar con problemas que ven lejanos, ajenos, separados de su dorada realidad de costosos restaurantes, hoteles de lujo, ágapes en Cozumel o Cancún, modelos bronceadas o amantes turbulentas, jets privados, costosos automóviles, viajeros frecuentes VIP, con fuero que se usa para delinquir, con gastos médicos con traslado aéreo a Houston, vida resuelta por varias generaciones, riqueza y más riqueza que se alza a precio de sangre y fuego. Pero insistimos, qué diablos resolverá esta gente si antes que nada tienen delirios de grandeza, se escinden de sus chingaderas y luego mienten y mienten y siguen mintiendo. Títeres que hablan  un lenguaje extraño, que no viene de ellos, que no es de ellos; pero que deben decir, que deben defender, que deben presentar como si fuera de ellos, que se lo deben apropiar porque ahí está el mercado del tráfico de influencias, el bisnes, el verdadero filón, la lana extra, la chamba del futuro, el espaldarazo, las alianzas, la "reproducción social" que heredaran a sus hijos, bastardos o entenados, nietos, sobrinos, esposas, amantes, compadres, amiguitos, prestanombres, hermanos, primos, aliados, socios, coludidos, etc., etc., etc. Qué capacidad va a tener "esa" gente que se dicen política y ni siquiera sabe leer, ni siquiera posee un sentido de la moralidad, si sus pies se elevan a una altura desmesurada de acuerdo a su ego y la soberbia que se auto conceden. Qué sensibilidad pueden tener si la ruta a través de la que llegaron al estanquillo del poder está regada de sangre, dinero, corrupción, y oscuros intereses; si para posicionarse en ese nido de "águilas" han vendido su dignidad y la del país, confiscando el futuro de los demás para amarrarlo al terror, a la arbitrariedad y a la locura. Por ello esa gente que se dice política son y serán los peores enemigos de la política. Por eso esos personeros de la corrupción serán el leitmotiv de la miseria social que nos rodea. Por ello esa gente mira con desdén cualquier reclamo social y hará leyes para reprimirlo o neutralizarlo. Por ello esos títeres de las televisoras trataran de comprar a la gente del pueblo porque para ellos todo mundo tiene un precio, todo mundo quiere un vocho, un changarro o una "chamba". Por ello esos miembros honorarios del lobby de presión de las corporaciones financieras seguirán cargando en las espaldas de la gente los errores de sus patrones para que todos paguemos las pendejadas intencionales que provocan colapsos en la economía. Por eso, esos verdaderos "hijos de la chingada" seguirán considerando la indignación de la gente y de sus familias, incluso la del poeta Javier Sicilia, como un caso más de disputa de "huesos" de los ardidos descastados que quieren ocupar un lugar en el limbo del poder...de esa visión ajena, de esa vida extraterrena, de esa orgía diaria, d esa fiesta continua que nunca termia a lo largo de seis años, del ego inagotable de estos hidalgos fuera de toda dimensión cercana a la realidad del país proviene en primer lugar el Estado fallido que padecemos, los errores cotidianos en seguridad, las balaceras y las quemazones en las escuelas preescolares y las guarderías subrogadas del IMSS, la cara dura de los delincuentes de cuello blanco, el cinismo de las televisoras, el desprecio hacia el pueblo llano, la ignorancia trocada en ignominia y viceversa, el desinterés por sistema de todo lo relacionado a los problemas sociales, el abandono y el vale madres por la salud y la educación de loe mexicanos, las balas que matan impunemente y los ríos de sangre y la ineficacia institucional, y la enorme capacidad de simulación e hipocresía, el circo de las campañas electorales tan pobres en contenido pero barruntadas de lodo y porquería, los fraudes bancarios que se avecinan y el caos en el ocaso de este sexenio de idiotas en el gabinete que balbucean con salariazos mínimos y reformas laborales que aniquilaran a la clase obrera o enterraran más a los trabajadores mineros...

JORGE ANTONIO DIAZ MIRANDA
10 DE JUNIO DE 2011

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