miércoles, febrero 02, 2011

SE BUSCA DESESPERADAMENTE UN CLON DE HOSNI MUBARACK

El tío Sam busca desesperado al sucesor de Hosni Mubarak, por ello observa, se reserva y emite tibias declaraciones que nada dicen, que ocultan, que engañan, que subestiman lo que todo mundo sabe: que el dictador egipcio es la otra cabeza de playa que Estados Unidos tiene para equilibrar la complicada geopolítica que se despliega en una zona altamente explosiva, por el malestar crónico de los árabes contra los abusos de USA e Israel. En mala hora llegó la crisis de Egipto por el innegable ascenso del fundamentalismo musulman en distintos frentes, el empoderamiento de Irán y Siria, la ambigüedad de Pakistán y el declive del poderio estadounidense en Irak Y Afganistán. El síntoma de las revueltas en Egipto y Túnes revela el fracaso global de la Guerra contra el Terror, en otras palabras, se trata de la caída de la visión imperial -cegada por su soberbia- ante el dinamismo emergente de las sociedades modernas en Oriente Medio, lo que incluye a la perenne resistencia palestina que ha desenmascarado la criminalidad del fundamentalismo de derecha israelí con la complicidad de siempre de EU y los países satélites como Egipto. En adelante será difícil creer que los estrategas del pentágono y sus halcones incendiarios dejen ir así como así un mercado como el de Egipto que les compra anualmente cerca de 59 mil millones de dólares en armamento. El mundo árabe ha despertado y la sacudida que conlleva para los poderes de facto del anciano imperio de los marines, lo que a la postre restará fuerza al anacronismo tradicional, dando paso a una transformación social sin precedentes, hacia la modernización y la democratización de las sociedades fundamentalistas. Después de todo, no era tan cierto que fundamentalismo igual a antidemocracia, tal como Estados Unidos y sus aliados occidentales sostienen. No es de extrañar que Estados Unidos consienta un cambio`en el gobierno egipcio con la condición de que todo siga igual. El precio en el mediano plazo para sostener esa nueva impostura será para la sociedad de Egipto de mayor envilecimiento, ríos de sangre, represión y riesgo de guerra civil. 

JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA
            2 DE FEBRERO DE 2011              

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