La verdad me tiene sin cuidado que el presidente Felipe Calderón se presente o no en el partido inagural del mundial de Sudafrica. Es igual a cero la importancia que le doy a éste hecho que se sumará a otros más de desverguenza nacional y galimatías oficiales, por los tiempos que corren y la ineficiencia que en presencia o en ausencia del preciso incurre todo el aparato de gobierno. Es de risa loca la pretensión gubernamental de que la triste realidad de su desgobierno pueda taparse con el velo enajenante de una triste selección hipercomercializada que dice representarnos...Don Felipe cree que por decreto los ciudadanos olvidaremos todos los actos indecentes que desde el poder se han perpetrado. Don Felipe cree que la política espuria diseñada por su staff de propaganda polìtica puede hacernos olvidar su incróspida arbitrariedad y su patetismo sólo comparable en rídiculo y arrogancia a un Menem o a un Uribe. Lo cierto es que la realidad del país jamás podrá sustituirse por ninguna ideología por muy poderosa que pretenda ser. Los costos de su cinismo Sr. Don Felipe primero tarde o temprano le cobrarán algún tipo de factura y entonces veremos el tamaño de su valentía. La hora de arreglar las cosas con justicia y democracia se le han pasado y en su desmedida ceguera Ud. apostó por el disimulo y la burla, por la politiquería y el poder de las armas. Que así sea.
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