sábado, abril 24, 2010

MÉXICO Y EL ESTADO TERRORISTA




MÉXICO Y EL ESTADO TERRORISTA

A Gina Batista y Salvador Valora.

…San Timoteo, librame de un tiroteo.
…San Antón, líbrame de un levantón.

... Santa Catalina, que ganen los de la marina.

... San Fernando, líbrame de quedar colgando.

…San Patricio Redentor, cámbianos de gobernador.

…San Fermín, no dejes que me tiren en el polvorín.

…San Juan de Letrán, mejor que regresen los Beltrán.

… Santa Petra, líbrame de salir en el EXTRA.

…Virgen de la Vida, que no me toque una bala perdida.
 
Subamos las apuestas. Mientras un temible leviatán de mil cabezas, invisible y cruel, sigue vomitando cadáveres en las principales ciudades de México, la guerra total se apodera de los ciudadanos indefensos que son atacados no sólo por el terror sino también por pesadillas que se han convertido en persecutorias realidades. Pero vamos por partes, como decía Jack el destripador...El argumento que pretendía legitimar la presencia del ejército, ha quedado sin validez dos años después de acumular errores y 23 mil cuerpos levantados, torturados, masacrados y ejecutados. La violencia no sólo no se ha detenido con la presencia del ejército, además, escala en los últimos días, un extraño refinamiento de crueldad que nos demuestra que los autores intelectuales y ejecutorios cada vez lo hacen mejor. Hay en todo ese cuadro dantesco suficiente evidencia de un trabajo de inteligencia, planeación y precisión con el que se recrean los cuadros más diversos y novedosos de asesinato en masa. Si esto no indica complicidad de las autoridades y los cuerpos de seguridad entonces Marte está poblado de marcianos y la luna es de queso, porque en verdad se requiere mucha coordinación, legal y no legal, para dar esos  espectaculares golpes de forma repentina sin la presencia de la policía o el ejército, ocupados estos en detener civiles desarmados y maltratarlos verbalmente, para simular que hay una voluntad de vigilar y castigar al supuesto crimen. Mientras esto sucede, el secretario de hibernación Fernando Gómez Mont lanza a los cuatro vientos su vehemente declaración "YO NO SOY EL ASESINO", con la cual pretende defender las acciones de su jefe máximo Il capo Calderoni del Cártel "Haiga sido como haiga sido", olvidando por supuesto que los errores de cálculo de su jefe y los sicarios de la célula "gabinete de seguridad" se cuantifican en muerte para civiles, niños, jóvenes, ancianos y mujeres, abatidos por la ausencia del Estado en las cuestiones tan preponderantes como la seguridad. Al Licenciado Gómez Mont también se le olvida que su jefe fue electo por los ciudadanos para garantizar, la continuidad de la sociedad y no para vigilar  -dominado por los humos de la incróspidez y la testosterona- que los negocios de las élites se lleven a buen puerto mientras todo se vuelve un caos. 

En ese nivel de cosas, con la sociedad en permanente fuga, "todo el mundo", es decir, empresarios, políticos de poca monta, periodistas y un gobernador azorado, sigue preguntándose de dónde provino "el narco email" que el viernes 16 de abril asustó a la población de Cuernavaca y sus alrededores...la verdad es que si se piensa con detenimiento, esa pregunta por sí misma no vale tanto frente a otro grupo de preguntas que nos redituarían una dimensión más significativa de la situación en su conjunto. Qué importa si el email provino del crimen organizado o de algún bromista o de la mismisima Secretaría de Gobernación, si de todas formas el terror ya está instalado en la mente de la gente, y esta vez no se trata de una alucinación colectiva sino más bien de días y días acumulados en que aparecen cuerpos mutilados dispersos por las ciudades; días y días acumulados en que los gobiernos federal, estatal y municipal, con sus respectivos cuerpos de seguridad, brillan por su ausencia en auxilio de la población; días y días acumulados en que la repugnante jactancia  crece en infamia y cinismo por parte del presidente -ahora sobradamente fallido-, concerniente a los supuestos delincuentes y "los menos" que conforman el elenco de bajas  en el bando civil; días y días en que el ejército demuestra una inusual eficacia al detener a civiles desconfiados, maltratarlos o ametrallarlos sin que esos crímenes tengan algún responsable real y sin que el Estado subsane esos "pequeños errores"; días y días acumulados en que la represión del Estado se extiende en impunidad porque el fuero lo es todo y  los amigos también. 

Las verdaderas preguntas significativas son: ¿a quién le sirve el actual estado de terror y que función cumple? Las respuestas so inmediatas y sin mediación de ninguna duda. Le sirven más al gobierno calderonista que al crimen organizado. La función que cumple el terror, en el contexto de este Estado represor disfrazado de democracia representativa, es de control social, ya que es mejor tener a los ciudadanos asustados dentro de sus casas que tenerlos fuera de éstas protestando por la economía de guerra que impulsa el jefe Calderas y su lobby  de asociados. Porque a pesar de la truculenta situación de violencia desbordada, la verdad es que los grandes negocios continúan. La economía de guerra está cuidadosamente activada en ciertos sectores que permitirán al gobierno obtener los mayores dividendos con sólo elevar el semáforo del terror...como en los mejores tiempos del demente George W. Bush. El terror es un instrumento que permite instalar de forma gradual la dictadura perfecta, duradera, milenaria, la cual defiende en  abstracto el ideal de la patria sin ocuparse de los ciudadanos que la habitan ni de las condiciones en que éstos viven y conviven. El estado de guerra es total y perturba todos los aspectos vinculantes de la sociedad, imponiendo una sola lógica y una sola ideología, un orden debido y un sólo sentido de obediencia sin reclamos o disentimientos. Una guerra de muchos frentes y el poder y el terrorismo de un sólo lado. México padece hoy un Estado dictador que distrae con el terror oscuro a la asolada sociedad que gobierna, pero que el mismo ejerce el terrorismo simbólico y fáctico, en otros ordenes de la vida social. En los momentos en que Ud. lee esto, amable lector o lectora, la Secretaría de Hacienda y crédito Público persigue a miles de ciudadanos y pequeñas empresas para expropiarles sus respectivos patrimonios; los bancos llaman a tarjeta habientes para chantajearlos con la ruina y la persecución extrajudicial, para que paguen sumas infladas por el anatocismo; Telmex y grandes empresas asociados a los monopolios televisivos, enjuician, en procesos arreglados, a indefensos ciudadanos que no tienen ninguna posibilidad de justicia frente a estos depredadores profesionales; miles de usuarios de telefonía móvil están atrapados en la red de traficantes de bases de datos con los que la extorsión legal e ilegal se verá incrementada en los próximos meses; El sindicalismo contestatario y opositor corre grave peligro frente a una reforma laboral que incrementa los privilegios de la parte patronal y perpetua el cacicazgo del sindicalismo charro tipo SNTE; los sectores energéticos siguen una ruta de colisión privatizadora sin importar que eso lesione la constitución y el estado de derecho; la educación pública y el sector salud que provee el Estado mexicano descienden en sus niveles de servicio por el abandono y el regateo presupuestal, enfilándose a una crisis insalvable de extinción. 

Esta es la otra gran guerra que se libra en contra de todos los ciudadanos marginados y marginales de este país, la misma que eleva su intensidad ahí donde encuentra alguna resistencia, y contra la cual todos estamos realmente indefensos. El terror como herramienta de control social es sólo un dedo del puño de hierro que nos amenaza desde la presidencia de la república y la inquisitorial secretaría de gobernación.  
     
JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA,
MÉXICO D. F, A 24 DE ABRIL DE 2010

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