jueves, abril 30, 2009

LAS ISLAS

LAS ISLAS

BY JORGE ANTONIO DÍAZ MIRANDA

ABRIL: 2009

DEDICADO A TRISTÁN BAUER

El patriotismo del dictador. Plaza de mayo está repleta. El General Leopoldo Fortunato Galtieri sí tiene quien le escriba los discursos más patrióticos, incendiarios y bélicos de toda la historia antigua y reciente de la Argentina. La capital federal luce un ropaje de luces en sus modernas avenidas, todo es fervor y fiesta popular, el pueblo está en las calles y todos están unidos en la defensa de las Malvinas…o al menos eso dice la propaganda oficial. Las palabras que salen del altavoz son inequívocas: Argentina potencia mundial no le teme a la pérfida Albión, ni a las amenazas de la OTAN ni a la alianza que Ronald Reagan sella con la dama de hierro Margaret Thatcher. “Si quieren venir que vengan” dice un alucinado Galtieri, “que un pueblo decidido como el Argentino los esperará”. Es son los primeros días de abril del año 1982. La leyenda negra. A la sombra de los próceres de la patria, el ejército argentino se cubre de gloria persiguiendo a los enemigos del régimen. Las detenciones al anochecer, los interrogatorios sistemáticos, el aislamiento, la tortura y la ejecución de subversivos, forman parte del gran reordenamiento social y el ajuste estructural. La escuela de mecánica de la armada (ESMA) y su Grupo de Tareas 3-3-2, se distinguen de los servicios del ejército por sus operaciones de élite en la ubicación de “rojas basuras montoneras” y los métodos para extraerles las culpabilidades, reales o inventadas. La ESMA es como una fábrica de montaje en serie donde se arman las grandes mentiras del régimen y se diseña el perfil de los sospechosos. El personal de ESMA no se anda con medias tintas cuando se trata de secuestro, procesamiento y desaparición de evidencias. En poco tiempo se hacen leyenda los vuelos nocturnos de los helicópteros que despegan y salen con rumbo secreto hacia el atlántico: una vez ahí las extrañas aves arrojan bultos oblongos lastrados con piezas de cemento, que se hunden rápidamente sin dejar rastro. La invasión. El ejército argentino desembarca en Las Islas Malvinas el 02 de abril de 1982 y logra un triunfo rápido sobre la guarnición local, que sólo cuenta con un puñado de soldados locales apenas entrenados. Detrás del aparente éxito de la misión, marchan esperanzados los oprimidos por el rescate de dignidad que atisban bajo el sueño de dar a los británicos una lección. Un periodista argentino de la época caracteriza esta marcha prematura del triunfo como un desfile de ratas y niños seducidos por las notas de una flauta dulce de Gamelin, que los lleva a un despiadado final… La OTAN. Los ministros y agregados militares de Europa Occidental se declaran listos para apoyar a Inglaterra. Estados Unidos refrenda las viejas alianzas con Gran Bretaña y le ofrece líneas de abastecimiento a lo largo del océano atlántico y los servicios de sus satélites espías. La base naval norteamericana de Guantánamo en Cuba, tiene la capacidad de alojar unidades de la flota naval inglesa y reabastecerlos con combustibles y pertrechos. Pese a todo lo anterior la segunda fuerza militar del mundo no necesita apoyo de sus aliados pues con tan sólo la mitad de su séptima flota es capaz de hacer frente a esta pequeña contingencia. La fuerza que reúne es ante todo de soldados profesionales apoyados por artillería de última generación, guiada por láser y de largo alcance, además de aviones Harrier dotados de los últimos adelantos en armas aéreas de máxima autonomía. El ejército británico incluye los servicios de unidades de élite entre los que se encuentran rangers, gurkhas nepaleses y paracaidistas, que organizarán eficientemente un asalto de precisión. Los conscriptos de las villas miseria. El precio que el populacho debe pagar por esta nueva aventura bélica, emprendida pos sus opresores, es la de siempre, la de todos los siglos, la de todos los períodos históricos, la fuente de la grandeza de oropel de los héroes: la sangre de anónimos combatientes que ofrendarán la vida por una causa que les es ajena; que entregarán su sangre por la patria, esa abstracta construcción ideológica tan pesada como una lápida y tan inverosímil como una risotada en un sepelio. Las oligarquías y la clase media alta están de acuerdo con la guerra pero “curiosamente” pocos o ninguno de sus hijos marchará al frente de batalla. Los 3 mil jóvenes conscriptos que cargarán sobre sus hombros la “dignidad” del país de la cruz del sur, provienen de la clase trabajadora, estanciera y campesina del país, que viven como extranjeros marginales en su propio país. La oferta del ejército argentino para los desheredados, será honor, educación y excelentes oportunidades a futuro. El “ethos” de los militares. El teniente de fragata Alfredo Astiz, mejor conocido como el ángel, recibe la orden terminante de acantonarse y volar directamente a Puerto Argentino en Malvinas. Este valiente destacado en la tortura de civiles inocentes y en el acoso de sus mujeres, experimenta por primera vez la sensación de fragilidad y desamparo que aprendió a reconocer primero en sus victimas. Sin embargo, con el cinismo de su lado, comprende en el acto que la “guerra” contra los ingleses será, al menos para los generales, una necesidad práctica para justificar los grandes negocios y escalar el control político de una sociedad híper politizada que se inclina peligrosamente hacia la izquierda…además la guerra traerá para los más avispados excelentes oportunidades como el mercado negro para traficar con el hambre, la sed, el frio y las carencias de pertrechos del grueso de la tropa. Los Harrier. La Royal Navy sabe lo que puede hacer y cómo hacerlo. Se trata de uno de los mejores servicios del ejército inglés que es heredera de 1000 años de historia naval. El núcleo central de su sistema de armas acorazado son los aviones Harrier, dotados de proyectiles guiados y bombas teledirigidas subacuáticos, y tubos de artillería capaces de exterminar un tanque blindado o incluso, borrar líneas enteras de infantes con una muralla de fuego. Las características aerodinámicas del avión Harrier le permiten la mayor maniobrabilidad a velocidades mach 2, con lo que pueden establecer zonas de exclusión aérea, limitar las operaciones de los pesados bimotores argentinos y cortar selectivamente las líneas enemigas de abastecimiento entre el continente y las islas Falkland. Los Harrier pueden también emplearse como armas de disuasión ya que el impacto de su ataque es psicológicamente sobrecogedor entre las largas filas de soldados inexpertos. El arma secreta. Las presiones de la ministra británica a su colega socialista que encabeza el gobierno de Francia, da auspiciantes resultados. Francia Cancela un contrato millonario con la República de Argentina para proveerle de los modernos aviones Mirage con su sofisticado sistema de armas anti buques. Sin embargo la fuerza aérea argentina guarda celosamente el secreto de la disponibilidad de los aviones Super Etendard armados con los temibles misiles Exocet. La Royal Navy sabe de la capacidad de esos viejos Jets y sabe también que sus pesados buques destructores son un blanco fácil de sus armas aire-mar. El ataque fue sorpresivo y tomó desprevenida a la tripulación del destructor H. M. S. Sheffield. En el horizonte el vigía de torre avistó una línea moviéndose vertiginosamente y dio la primera señal de alarma. El barrido de los radares detectó una formación de tres aparatos que se movían a Mach 2 con un cambio de velocidad repentino que sólo podía ser interpretado como el lanzamiento de un proyectil dirigido de cualquier tipo. La respuesta de los Harrier fue tardía y entablaron un combate con fantasmas. Un misil pasó de largo con su peligrosa carga explosiva, pero segundos después el teniente vio venir el desastre: la estela de un artefacto trazaba una línea recta en dirección a la línea media del casco del H. M. S. Segundos después sintió un impacto que lanzó por los aires la cubierta más exterior donde él estaba parado, además de fragmentos de los siete niveles inferiores, de equipos, pertrechos y cuerpos humanos. Cuando recuperó la conciencia flotaba en el mar y tenía dolor en el pecho y una sensación intensa de frío…

Los versos de Juan y John. Jorge Luis Borges disiente del gobierno central y comprende desde el inicio el disparate de provocar un imperio envejecido y desojado, pero no imaginario como el británico. Con metáforas desnuda la mentira que la dictadura difunde insistentemente hasta convertirla por decreto en mentira a través del himno chovinista de la Guerra Patria. Borges, regularmente miope de la situación social de los sectores populares, es lúcido cuando describe el despropósito de lanzar a las masas al matadero: declara a Buenos Aires la capital de un imperio imaginario y sostiene en círculos íntimos que la creencia democrática no puede fabricar la realidad. Los versos de Juan y John son una muestra de ingenio literario al servicio de cuestionar a la lógica ilógica de la guerra, cuando lo que está detrás de todo sentimiento nacionalista es la manipulación y las medias verdades de la ideología. El enfrentamiento de fundamentalismos quiméricos, nos dice el escritor argentino basado en algunas claves hegelianas, sólo puede conducir al máximo de los absurdos de la inmovilidad y el retroceso. La rendición. Desalojados fácilmente de todas las posiciones por la artillería de largo alcance de los marines ingleses y el asedio amenazante de la supremacía aérea británica, las tropas argentinas aprenden cruelmente la diferencia entre una potencia absoluta con sus soldados profesionales, y un país subdesarrollado con un ejército improvisado de recursos severamente limitados. A la junta militar argentina y a su comandante supremo Leopoldo Galtieri, no les tiembla la mano para firmar la rendición incondicional en junio de 1982, para luego presentarse con un inmenso cinismo ante las masas para hablar de falta de lealtad y valentía de los mandos menores y los desertores que traicionaron a la patria. Aunque los altos mandos del ejército y la marina jamás pusieron un pie en Malvinas fueron condecorados con los más altos honores, en cambio los conscriptos retornaron a sus villas miserables cargando el deshonor y la pesada sombra de los muertos. Los suicidas del fin del mundo. Tristán Bauer sugiere que a más de 20 años de distancia de la tragedia de las Malvinas, la guerra continúa para los combatientes sobrevivientes. En su aspecto psicológico el conflicto se manifiesta como un descentramiento o perdida de identidad ya que no se sienten ni civiles ni militares. En su aspecto social el conflicto es un desajuste permanente entre el tiempo irrecuperable y la frustración que se acumula tras varios años de desempleo, crisis y ajuste estructural que los ha dejado desamparados. En el aspecto familiar la desintegración y la demolición de los valores, que les dejó en herencia la guerra, constituyen huellas indelebles de desequilibrio y soledad que siguen operando silenciosamente en sacando de quicio los frágiles goznes de la razón. Según las fuentes estadísticas se han suicidado 25 combatientes en el período posterior a la guerra de las Malvinas, en ese recuento faltaría saber cuántos de todos los que asistieron a esa conflagración han matado su psique o se están dejando morir lentamente, a consciencia o sin ella.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario