En un nuevo episodio de arbitrariedad y nepotismo el gobierno de Rusia ha decretado el cese al fuego a partir de las primeras horas del 12 de agosto de 2008, después de una intensa y extensa operación de bombardeo a posiciones de las fuerzas de seguridad de Georgia, forzadas a retirarse parcial o totalmente de Osetia del Sur y Abjasia. La comunidad internacional no tiene mejor idea que aplaudir a Rusia por este gesto y prepara un acuerdo conjunto de paz de seis punto excluyendo de cualquier discusión a Georgia, que tendrá que aceptar a no ser que quiera una invasión punitiva a la totalidad de su territorio. Mientras tanto el número de desplazados se elevó a 100 mil. Aún se desconoce la magnitud del ataque ruso en términos de número de víctimas, infraestructura dañada o inutilizada, y todavía no se cuenta con un apreciación global de la situación ni de las consecuencias a futuro que esta agresión traerá. Sin embargo Europa y Estados Unidos presionan diplomáticamente a Rusia para que los puertos e instalaciones para el transporte de hidrocarburos desde Turquía y Azerbaiyan no sean blancos militares. En la discusión diplomática pesó más la importancia geoestratégica del segundo oleoducto más grande del mundo que pasa por territorio georgiano desde Azerbaiyan que la tragedia humanitaria ocasionada por la incursión rusa. Aunque las razones últimas de acuerdo con las fuentes rusas que motivaron la intervención militar son las mismas que antaño han utilizado para justificar acciones punitivas en Chechenia (1994), Transnitría (1992), Abjasia (1992), Alto Karabaj (1992), Uzbekistán (2005), Tayikistán (1992-1994); la exacerbación del fundamentalismo islámico. Así las cosas, los nuevos cruzados rusos ven su misión como un nuevo capítulo de salvación de la tierra santa de los bárbaros y terroristas que suben desde oriente medio para fraguar trapacerías de raigambre terrorista. Aunque el cuadro siguiente aclara la posición rusa frente al convulso ambiente de las ex-repúblicas soviéticas, posición que busca sobre todo afianzar por la fuerza el predomino ruso y ello con el silencio de la ONU y la complicidad de la OTAN.
CUADRO 1. CONFLICTOS EN LAS EX-NACIONES SOVIETICAS
CON INTERVENCIÓN DE RUSIA*
Transnistría. El estrecho territorio de población rusa y ucraniana junto al río Dniester se separó de Moldavia en 1990 por temor a una unión de Moldavia con la vecina Rumanía. Moldavia no logró reconquistar el territorio durante la guerra civil de 1992. Rusia, con sus tropas de paz y un gran depósito de municiones en Tiraspol, junto al Dniester, mantiene un pie en el conflicto. Abjazia. En 1992, Georgia concedió derechos de autonomía a las repúblicas independentistas de Abjazia y Osetia del Sur. Entre 1992 y 1994, Abjazia rechazó varios ataques de Georgia con ayuda rusa. Desde entonces, las Naciones Unidas supervisan la línea del alto el fuego. Rusia participa en las tropas de paz. Chechenia. En 1994 Rusia arremetió militarmente contra las aspiraciones independentistas de la república semiautónoma de Chechenia, en el norte del Cáucaso, pero tuvo que aceptar un alto el fuego en 1996. Tras una segunda conquista militar en 2000, los chechenos responden desde hace años con ataques de la guerrilla. Terroristas tratan una y otra vez de llevar la lucha fuera del territorio, como sucedió en 2002 con la toma de rehenes en un teatro de Moscú y en 2004 en una escuela en la ciudad norosetia de Beslan. Alto Karabaj. La disputa en torno al territorio del Alto Karabaj, ocupado por Armenia pero perteneciente a Azerbaiyán, comenzó ya en 1988 y en 1992 estalló una guerra entre ambos países. Armenia conquistó el Alto Karabaj y amplias partes del sur de Azerbaiyán. Desde 1994 está vigente un frágil alto el fuego. Gracias al 'bomm' petrolífero Azerbaiyán es cada vez más fuerte militar y financieramente y podría intentar recuperar la región. Uzbekistán. El Estado centroasiático está considerado el régimen policial más duro de la región, y a la vez, el poblado valle de Fergana es un foco de incubación de islamistas. En 2005 el Ejército sofocó violentamente una rebelión en la ciudad de Andishan. Murieron varios cientos de personas. Tayikistán. En la más pobre de las ex repúblicas soviéticas, fundamentalistas musulmanes y ex comunistas se enfrentaron entre 1992 y 1994 en una sangrienta guerra civil que causó decenas de miles de muertos. El montañoso país, en la frontera con Afganistán, fue hasta el derrocamiento del régimen talibán lugar de paso para islamistas y sigue siendo una importante ruta en el contrabando de heroína.
*Con información del Diario el Mundo de España http://www.elmundo.es/elmundo/2008/08/10/internacional/1218385190.html; José María Péres Gay (2006) La supremacia de los abismos, Ediciones Los Nuestros/La Jornada, México 2006, pp. 157-192.
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