miércoles, agosto 20, 2008

CORRUPCIÓN. UN LAMENTO POR MÉXICO

HELIO FLORES (2007) Reproducción sin afán de lucro sólo con fines informativos
Jorge Antonio Díaz Miranda
(2008)
Me suscribo a la idea del periodista Julio Hernández López, columnista de La Jornada, de que en México la acumulación de riqueza está vinculada con la corrupción. Y ese es el gran problema que carcome nuestra sociedad, junto a la hipocresía y la simulación. Porque en el fondo todo es obtener negocios y beneficios personales de la forma más directa posible, sin intermediarios, sin transparencia, en el más oscuro secreto, fuera del alcance de los radares de lo público y la democracia real o utópica que nos debe regir.
Hay por supuesto un papel por parte de todos pero según la perspectiva de conjunto y las distancias que imponen tener y no tener recursos, los efectos de la corrupción se pueden graduar y los pequeños actos no tienen nada que ver con, por ejemplo, tener las tarifas de telefonía más abusivas del mundo. O controlar un sindicato magisterial y obtener cada sexenio prebendas y beneficios a cambio de control caciquil. O hacer tras bambalinas legislativas jugosos contratos de transporte en PEMEX utilizando la competencia desleal e información privilegiada. O "ganar" en el sentido de un 0.56% unas elecciones oscurecidas por la sospecha de fraude y no por una maniobra del perdedor sino por la confirmación posmortem de un expresidente que se ufana por el desquite que consiguió con esto. O ser un empresario de la mezclilla que después de todo nadie toca ni con el pétalo de una orden de presentación por su supuestas tendencias pedófilas. O ser un obispo que ha protegido sacerdotes pederastas y violadores y luego presentarse "con la frente en alto" en la catedral e indignarse porque alguién increpa la impostación de su investidura. Pero la imágen es más importante que el contendio, así como la forma es fondo y el fondo....simplemente no existe.
En esta nación de grandes negocios para políticos y sus amigos, el estado de derecho es dual, uno para los poderosos y otro para los ciudadanos de tercera, cuarta o quinta que ya no se distinguen. Digan lo que digan en los hechos es asi, el espirítu de las leyes tiene un gran defecto: es falible, y lo es porque tiene grandes lagunas, intensionales o no, de definición y procedimiento, letra muerta sostenida por un vacío jurídico, definiciones que pueden ser torcidas con la complacencia de poderes de facto.
Quizá lo más reclacitrante es el cinismo que se montan sobre un conjunto informe de consideraciones y prejuicios que utilizan los empoderados para casi todo. Un cinismo que pasa por la imagen, se detiene en frases contundentes de negación de la realidad, tuerce hacia un pasado artificial, voltea su mirada hacia los alíados, monologa y dirige diatribas contra los adversarios, se inflama cuando sus intereses o los de sus amigos se tocan, y, exige penas capitales para lo que denomina magnicidios (secuestro o muerte de empresarios o políticos vinculados al poder) aunque para los mortales empobrecidos no tienen petición alguna. El cinismo que confunde la violencia del dominio de clase con la paz, el progreso con la del bienestar de unos pocos, la política de desarrollo con la contención de los salarios y la reducción del presupuesto en servicios de salud y educación. El cinismo que propaga a los cuatro vientos que hay problemas en este país pero que no esta dispuesto a entender que sus detentores son parte tambien de ese problema porque sólo quieren más beneficios y más privilegios sin importarles que el país se hunda y que el grueso de la población esté sumida en la pobreza. El cinismo privado que quiere excensión del fisco cuando sus ganancias son estratosféricas, o bien, quiere que el sector público pague la crisis de liquidez cuando su negocio se encuentra en quiebra. El cinismo que dice que todo va bien aunque en frente esté la turbulencia del no crecimiento económico. El cinismo que afirma ir ganando una guerra contra el crimen organizado con frases balompédicas, mientras crece la onda expansiva de la violencia. El cinismo que encumbra el programa Oportunidades con un orgullo desmedido mientras en la costa oaxaqueña 2 de cada cinco niños menores de cinco años mueren de diárrea por falta de una debida atención sanitaria. El cinismo que niega el hecho de que nacer en la pobreza significa en este país morir en ella. El cinismo que parasita las remesas de los inmigrantes cobrándoles hasta un 20% de comisiones por supuestos "servicios de seguridad" aunque nada haga para que esos mismos mexicanos regresen y encuentren una fuente de empleo confiable.
El mundo al revés del poder se precipita desde una altura de oro con sus ojos voraces para hacer añicos cualquier paisaje y explotarlo como un jugoso negocio inmobiliario, y luego dejarlo desangrado, contaminado, roto e inservible. Sin que ello haya servido para hacer crecer a los pobladores en educación o enseñanza autugestiva. Sin que ello haya servido para brindarles servicios de salud o seguridad minimamente fiables. Sin que ello haya servido para que el país tenga un futuro sustentable, real, alcanzable. Sin que ello halla impedido atraer en un futuro una mayor destrucción y alterar para siempre la faz ecológica de México y del mundo. Sin que ello haya implicado mayor conciencia y detener con acciones directas la contaminación de mares, ríos, tierras o el exterminio de mantos acuíferos, la desecación de cuencas hidrográficas, la desertificación o la desforestación ; y lo más grave sin detener la contaminación de la mente de la gente.
Playa Roca Blanca, Pto. Escondido Oaxaca
Foto de Jorge Díaz Miranda (2008)
En este país hasta los tiempos son malos: estuvo mal el pasado, está mal el presente y mucho peor estará el futuro. También están mal las decisiones que se toman y los responsables porque a ellos -políticos y empresarios corrompidos y enfermos de poder- no les importa el país ni conocen la fidelidad a su gente ni están comprometidos con su desarrollo. A ellos sólo les importa medrar, sólo les importa la privatización de PEMEX y la Reforma Fiscal porque ello beneficia sus intereses. Sólo les importa obtener la próxima prebenda, concesión o licitación que desborde sus arcas y acrecente sus caudales. Sólo les importa el pontificado de la imagen, las marchas dirigidas por ellos mismos, la opinión controlada y los medios de información amordazados...sólo les importa el libre mercado donde sus ganancias aumenten con una inversión infíma. Sólo les importa hacerse cargo de casetas de peaje en carreteras mal hechas, producir telebasura y adueñarse de la telefonía ofreciendo con sobreprecio sus productos desechables. Sólo les importa el país desde el punto de vista de los negocios inmobiliarios sin importales la destrucción del habitat de especies vegetales y animales. Sólo les importa la madera como objeto suntuario, de acuerdo a la fluctuación de su valor en el mercado. Sólo les importan los mares en la medida en que atraigan el turismo sin comprometerse a invertir ni un céntimo en su conservación ni obligarse a tratar las aguas que día a dia vierten al océano contaminando y destruyendo arrécifes de coral. Sólo les importa los ríos en la medida en que estos pueden mover grandes hidroeléctricas para beneficio de los amigos empresarios y especular con los precios de consumo doméstico...

Ahí donde la forma sustituye al fondo y salir en la foto es más importante que cualquier otra cosa, la debacle de México sigue su curso, lenta aunque inexorable. Este país que se desangra, que se hunde, que no puede levar anclas, no podrá salvarse con buenos deseos o excelentes intensiones, ni discursos ni estadísticas maquilladas. Juan Rulfo decía que "hay pueblos que saben a miseria, se les reconoce por un aire de miseria y decadencia", este es uno de esos pueblos mientras la corrupción siga rampante entre los poderosos.

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